Apelaci¨®n a la cordura
La vecindad del tiempo electoral excita a los responsables pol¨ªticos, de gobierno o de oposici¨®n, y a no pocos candidatos a serlo, de uno u otra. Es estaci¨®n propicia, tambi¨¦n, para propalar nuevas y viejas ideas, o para desmentirse, cuando hubo responsabilidad, de los desaciertos o ignorancias. En suma, tiempo formidable para la ciudadan¨ªa, que asiste, entre incr¨¦dula y gozosa, a la esgrima de las propuestas. Hasta aqu¨ª no s¨®lo no hay nada que objetar, sino que, por el contrario, mucho de que disfrutar, pues tal es uno de los elementos que singulariza a la democracia de las perversiones de los sistemas de oprobio. La inquietud, la m¨ªa si se quiere, asoma cuando se entrecruzan las propuestas, las que esperamos para decidir nuestro voto por ejemplo, con las evidencias. Con la cordura de las mismas propuestas. Voceros hay, partidarios ayer de unas soluciones que hoy, desde otras posiciones, consideran no s¨®lo inadecuadas sino adem¨¢s peligrosas para la misma sociedad a la que sirvieron. Por no hablar de los eternos candidatos de la receta infalible que jam¨¢s contrastaron en el sencillo ejercicio de presentarse a unas elecciones, por supuesto que democr¨¢ticas, libres. Algunos temas ayudar¨¢n a precisar el entorno de estas reflexiones, que en esta colaboraci¨®n ajustar¨¦ a lo que llamo infraestructuras para el bienestar y la competitividad. Accesos metropolitanos en el caso de Valencia, de ferrocarril o carretera, puerto, ferias. Desde luego, aplicables a Alicante, a Castell¨®n, a las comarcas centrales. Digo infraestructuras para el bienestar y la competitividad. Desde mi preferencia, por ese orden. Porque sigo entendiendo, con obstinaci¨®n que no desmienten ni la experiencia ni los a?os, que unas infraestructuras eficientes contribuyen, de manera decisiva e inapelable al bienestar de la ciudadan¨ªa, que es inter¨¦s no s¨®lo leg¨ªtimo sino adem¨¢s necesario. Y adem¨¢s para la competencia, que la mundializaci¨®n o globalidad no son fen¨®menos pasajeros o de moda, sino los nuevos hechos con los que hay que enfrentarse. El t¨¦rmino infraestructuras supone, siempre, sacrificio, esfuerzo. De recursos econ¨®micos, de inversiones. Y de recursos naturales. Toda intervenci¨®n humana sobre el territorio ha acarreado unos y otros esfuerzos. Cuando escucho, con m¨¢s frecuencia de la deseable, este o aquel paisaje o entorno han sido as¨ª "de toda la vida", suelo manifestar mi perplejidad, mi confusi¨®n. ?Desde cu¨¢ndo es "toda la vida"? ?En qu¨¦ momento hemos de situar la fotograf¨ªa para acomodar de modo irrefutable nuestras acciones sobre el territorio, o sobre la ciudad? ?Hace cien a?os, hace dos mil? Los resultados sorprender¨ªan a m¨¢s de uno de los nuevos mes¨ªas. Marismas, ciudad medieval y hanse¨¢tica que dijera Fuster, arrabal confuso del centralismo madrile?o: ?d¨®nde nos situamos? Mencion¨¦ accesos, puerto o ferias. No lo hice a humo de pajas. La controversia que se suscita en torno a estos elementos clave para la competencia, y el bienestar de la ciudadan¨ªa suele estar adornada de muchos prejuicios y pocos an¨¢lisis, aunque se revistan de solemnidades acad¨¦micas, que no es, por supuesto, mi caso. La apertura al mundo de las ideas parece que no tiene la oportunidad de trasladarse a los hechos m¨¢s inmediatos, y el viejo consejo de leer supuestas verdades de la parroquia supera al de viajar e informarse. Esta ciudad, la de Valencia, sigue mal comunicada, y resulta de accesos penosos, en t¨¦rminos de costes personales y por supuesto econ¨®micos. Y otro tanto puede decirse de los grandes n¨²cleos de poblaci¨®n, de Alicante a Castell¨®n, de Alcoi a Gandia. Accesos caros, dif¨ªciles, con costes econ¨®micos y costes de personas. Esta ciudad, Valencia, sigue requiriendo la expansi¨®n de sus ferias y de su puerto, porque son instrumentos econ¨®micos eficientes, pese a las dificultades de toda ¨ªndole a que est¨¢n sometidos. Y otro tanto puede decirse de instalaciones portuarias o de comercio del sistema urbano valenciano. Y sigue siendo necesario el apoyo porque el sistema productivo necesita de su intermediaci¨®n, de su actividad eficiente y competitiva. Y porque de ello depende, lo saben profesores y legos, el bienestar de la poblaci¨®n. As¨ª lo han entendido otras sociedades, otras ciudades. Algunas pr¨®ximas, y el ejemplo del Delta del Llobregat est¨¢ bien cerca. Pero tambi¨¦n Beirut que desde la tragedia recupera puerto y ciudad en un solo proyecto. Puede suceder, sin embargo, que aqu¨ª hayamos encontrado la piedra filosofal, y los dem¨¢s, en el sentido unamuniano, anden errados. O puede que partamos de la premisa, "supongamos que no hay un sistema econ¨®mico de competencia"... Supongamos que las iniciativas urban¨ªsticas descienden del Olimpo, y que no requieren esfuerzo alguno, y menos a¨²n recursos, ni econ¨®micos ni de ning¨²n otro tipo. Y as¨ª podemos suponer, mientras los dem¨¢s hacen, y por supuesto nuestra sociedad se mueve por delante de muchos de sus portavoces. Por ello estimo, que en la vecindad electoral que tantos ¨¢nimos agita, y tantas iniciativas levanta, apelemos a la cordura para que la necesidad de consolidar nuestros elementos de competencia, y de bienestar, insisto, no entre en el juego fugaz de la ocurrencia tertuliana o de la divagaci¨®n de la ignorancia m¨¢s o menos sustentada sobre la fr¨¢gil base de los vaivenes electorales o en la fragmentaci¨®n ideol¨®gica de quienes no pasan, tampoco, por el tamiz democr¨¢tico de las urnas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.