La semana de los prodigios
La clonaci¨®n de c¨¦lulas humanas ha pasado de ser un tab¨² ficticio a materializarse en un logro cient¨ªfico
En la ¨²ltima semana han quedado claras dos cosas: primera, que la clonaci¨®n y el cultivo de c¨¦lulas humanas es t¨¦cnicamente viable; segunda, que las restricciones legales o econ¨®micas impuestas sobre ese tipo de experimentos no han impedido que al menos tres equipos cient¨ªficos estadounidenses los hayan llevado a cabo con dinero privado. No se trata de sabios locos: sus t¨¦cnicas, por m¨¢s rechazo social que susciten, pueden resultar muy valiosas para el futuro de los trasplantes.
En contra de un extendido t¨®pico, la ciencia es un trabajo arduo, mon¨®tono y desesperantemente lento. ?C¨®mo es posible que el estado de la investigaci¨®n sobre la biolog¨ªa humana haya dado un vuelco semejante en s¨®lo una semana? La respuesta es obvia: no ha habido ning¨²n vuelco. Los experimentos llevaban meses o a?os en marcha, y la publicaci¨®n de uno de ellos ha precipitado el anuncio de los dem¨¢s.
El detonante salt¨® el viernes de la semana pasada, 6 de noviembre, cuando un equipo de la Universidad de Wisconsin (Madison, EE UU) dirigido por James Thomson public¨® en la revista t¨¦cnica Science un experimento llamado a revolucionar el mundo de los trasplantes de tejidos. Thomson hab¨ªa encontrado por fin el Santo Grial que muchos bi¨®logos llevaban buscando tantos a?os.
C¨¦lulas de embriones
Los cient¨ªficos de Wisconsin hab¨ªan utilizado embriones humanos obtenidos por fecundaci¨®n in vitro, con el consentimiento informado de sus padres biol¨®gicos. Tras dejarlos desarrollarse unos d¨ªas, extrajeron de ellos las c¨¦lulas que normalmente hubieran dado lugar al feto y las cultivaron en unas placas de laboratorio no muy distintas de las que se usan para replicar bacterias.Esos cultivos resultaron estar compuestos por c¨¦lulas madre, es decir, c¨¦lulas capaces de reproducirse indefinidamente en el laboratorio sin sufrir mermas en su material gen¨¦tico, y que retienen intacta su aptitud para diferenciarse en cualquier tipo de tejido adulto: m¨²sculo, hueso, piel, tejido neuronal o cualquier otro.
La agitaci¨®n de la comunidad internacional de investigadores fue fulminante. La otra gran publicaci¨®n cient¨ªfica, la brit¨¢nica Nature -encarnizada competidora de la estadounidense Science que dispon¨ªa del manuscrito de Thomson-, se vio forzada a publicar un comentario que glosaba el experimento de Wisconsin, algo que s¨®lo ocurre en acontecimientos cient¨ªficos de gran relevancia.
Otra publicaci¨®n t¨¦cnica, Proceedings of the National Academy of Sciences, tambi¨¦n estadounidense, viol¨® su propio embargo -que impide normalmente difundir material cient¨ªfico hasta la misma fecha de salida de la revista- para dar a conocer, simult¨¢neamente con el de Thomson, otro experimento similar del equipo de John Gearhart, del departamento de Obstetricia y Ginecolog¨ªa de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EEUU). Estos investigadores tambi¨¦n hab¨ªan obtenido cultivos de c¨¦lulas madre, pero a partir de embriones humanos abortados tras cinco o nueve semanas de gestaci¨®n, en condiciones autorizadas legalmente.
Todo eso ocurri¨® el viernes de la semana pasada, para estupor general de los expertos en bio¨¦tica. Pero lo mejor estaba todav¨ªa por llegar. El domingo trascend¨ªa que la Administraci¨®n brit¨¢nica estaba "considerando seriamente" un proyecto para clonar y cultivar c¨¦lulas de todos los reci¨¦n nacidos, con vistas a futuros trasplantes sin problemas de rechazo.
Lo m¨¢s interesante fue conocer a los autores de dicho proyecto. Uno de ellos era el mismo James Thomson que hab¨ªa dirigido el experimento de Wisconsin. Y el otro se trataba de un viejo conocido en los campos de batalla de la biolog¨ªa reproductiva: el Instituto Roslin de Edimburgo (Reino Unido), el mismo que anunci¨®, a principios de 1997, que hab¨ªa creado al primer mam¨ªfero cl¨®nico de la historia, la oveja Dolly.
Ovejas y personas
La clonaci¨®n ya se ha demostrado posible en ratones y vacas, adem¨¢s de en las pioneras ovejas de Edimburgo, y pocos cient¨ªficos dudan de su viabilidad t¨¦cnica en seres humanos. El instituto Roslin jam¨¢s ha reconocido haber aplicado sus t¨¦cnicas a la especie humana. Pero el proyecto que ha presentado a la Human Fertilisation and Embryology Authority, la agencia brit¨¢nica que controla la experimentaci¨®n con humanos, implica necesariamente la creaci¨®n de esos clones, aunque los embriones s¨®lo necesitar¨ªan desarrollarse unos d¨ªas.Tras unos d¨ªas de sosiego perturbados s¨®lo por alguna ocasional extravaganza como la creaci¨®n de una ratona que fabrica ¨®vulos de elefante, la sorpresa -esperable para muchos cient¨ªficos, pero sorpresa al fin y al cabo- surgi¨® de nuevo el jueves, cuando una peque?a empresa privada de Worcester (Massachusetts, EE UU) reconoci¨® que ya hab¨ªa practicado la clonaci¨®n de c¨¦lulas humanas. La empresa, llamada Advanced Cell Technology, es una de las firmas que han proliferado en Estados Unidos para aprovechar las vertiginosas posibilidades econ¨®micas que est¨¢ abriendo la biotecnolog¨ªa.
A estas alturas de la semana, parece evidente que esos avances seguir¨¢n produci¨¦ndose haya o no haya inyecciones de dinero p¨²blico.
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