Trampa contra la propia trampa

Sucedi¨® hace ya varias temporadas, pero sigue enmarcada entre las an¨¦cdotas m¨¢s hermosas contra los enemigos del juego limpio: fue la trampa contra la propia trampa.

Se enfrentaban los filiales del Barcelona y del Madrid, uno de esos duelos que para cada plantilla tiene casi tanto peso como el curso completo. La estrella blanca era Sandro; la azulgrana, Iv¨¢n de la Pe?a. Y los entrenadores decidieron emparejarlos sobre el campo con instrucciones muy concretas: "Nada m¨¢s salir, hazle una entrada; te lo comes". Los dos recibieron la misma sugerencia. Sandro y De la Pe?a eran grandes amigos y, casi por remordimiento, se contaron las ¨®rdenes recibidas. No tardaron en encontrar una soluci¨®n, una treta con la que esquivar una bronca de sus t¨¦cnicos sin necesidad de lastimarse: en la primera jugada, simulo que te doy y te tiras aparatosamente; a la siguiente, lo simulamos al rev¨¦s.

As¨ª lo hicieron, cumplieron con la consigna encomendada, y ya se dedicaron a disfrutar, a jugar, a ofenderse ¨²nicamente con la pelota, a retarse con amagos y ca?os.

Tambi¨¦n tardar¨¢ en olvidarse lo que sucedi¨® en el Camp Nou hace un par de temporadas en uno de esos grandes e intensos Barcelona-Atl¨¦tico: Guardiola y Kiko, tras un lance, se enzarzaron en una caliente discusi¨®n, llena de gritos y reproches. Hasta que, de pronto, Guardiola cort¨® el incidente con un abrazo sincero y emocionante.