Espartaquismo
Bertolt Brecht naci¨® hace cien a?os y ten¨ªa 21 cuando sucedi¨® la revoluci¨®n espartaquista de Berl¨ªn. A?o 1921: fue la democracia -la de la Rep¨²blica de Weimar-, bajo un gobierno socialista, el que extermin¨® a ca?onazos la insurrecci¨®n revolucionaria y asesin¨® directamente (a culatazos, dentro de un cami¨®n militar; sus cuerpos luego fueron arrojados al r¨ªo Spree) a los dos m¨¢ximos dirigentes de la Liga Espartaquista, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, ambos jud¨ªos como jud¨ªo era el propio Bertolt Brecht.En esta versi¨®n fiel del Teatro de Europa, de Par¨ªs, se proyecta en primer t¨¦rmino una copia de Die Rohte F?hne (Bandera roja), ¨®rgano de los espartaquistas, y luego una fotograf¨ªa de Rosa Luxemburgo. Entre las profec¨ªas del pasado que all¨ª se hacen, est¨¢ la de que Stalin hubiera eliminado ¨¦l mismo a aquellos izquierdistas (que m¨¢s tarde terminaron haciendo el partido comunista alem¨¢n) que le parec¨ªan heterodoxo, pero no tuvo necesidad de hacerlo: lo hicieron por ¨¦l los dem¨®cratas y de los que quedaron o escaparon se encarg¨® Hitler poco despu¨¦s.
Tambores en la noche
Autor: Bertolt Brech. Versi¨®n francesa: Sylvie Muller. Int¨¦rpretes: Anne Alvaro, Gilles Arbona, Marc Betton, J¨¦r¨®me Derre, Eric Elmosnino, Philippe Morier-Genoud, Annie Perret, Patrick Pineau, Marie-Paule Trystam. Escenograf¨ªa, decorados y vestuario: Jean-Pierre Vergier y Brigitte Tribouilloy. Iluminaci¨®n: Georges Lavaudant y Pierre-Michel Mar¨¦. Direcci¨®n esc¨¦nica: Georges Lavaudant. Producci¨®n esc¨¦nica del Od¨¦on-Th¨¦?tre de l?Europe. Representado en el marco del Festival de Oto?o de la Comunidad de Madrid. Teatro Alb¨¦niz
Brecht cuenta una historia dentro de la noche de la rebeli¨®n, entre los disparos de ametralladoras y los ca?onazos de la batalla en los barrios y los peri¨®dicos de Berl¨ªn. Es la historia cl¨¢sica del soldado que vuelve despu¨¦s de cuatro a?os, desaparecido en ?frica, y se encuentra a su novia pre?ada y prometida a un logrero. Tan joven, Brecht estaba ya haciendo lo que ser¨ªa la base de su teatro: iron¨ªa, sarcasmos y lirismo, poes¨ªa y canci¨®n y burla; cabaret berlin¨¦s para la burgues¨ªa; personajes de una sola pieza, horror a la burgues¨ªa y amor al pueblo, condena a la guerra de los ricos que condena a los pobres.
El personaje mas matizado es el del soldado que regresa y que no cree en revoluciones ni en guerras ni en nada ya en este mundo; aunque la novia corre tras ¨¦l en medio de la noche rebelde. Lo hace un extraordinario actor, que es Patrick Pineau. Pero est¨¢ claro que la compasi¨®n y el dolor vienen del tabernero, de los borrachos, de las prostitutas, del camarero: de los que se encaminan a unirse a una revoluci¨®n que todos sabemos ya condenada a muerte.
Y los siniestros, c¨®micos, implacables, son los burgueses enriquecidos por la guerra. Como todo el mundo sabe, Bertolt Brecht no lo hac¨ªa as¨ª por infantilismo o por desconocimiento del mundo, sino por un deseo de cambiar el teatro, de hacerlo un arma combativa y un foco propagand¨ªstico, por su gana de complicar al espectador en lo que es solamente teatro, pero dentro del cual se encuentra una realidad humanista.
El director Georges Lavaudant hace una reconstrucci¨®n -no exenta de modernidad o de actualidad- de lo que suponemos que debi¨® ser el teatro en Berl¨ªn en el a?o 1921, y de la intenci¨®n de Brecht. Los gestos exagerados, los maquillajes abusivos, las caracterizaciones, est¨¢n dentro de ese juego que nos parece brechtiano, y la representaci¨®n alcanza un nivel muy alto: siempre que se admitan, como me sucede a m¨ª, todas esas premisas para un autor determinado, para un maestro del siglo. A m¨ª, y al p¨²blico. Aunque los espectadores de festival son m¨¢s o menos entusiastas que los de los comedidos estrenos espa?oles, dieron suficientes muestras de haber recibido el mensaje: el teatral, por lo menos. Tambi¨¦n se puede recibir agradablemente el pol¨ªtico, puesto que ya se sabe que aquello se perdi¨®, que ya se han repudiado sus consecuencias y que no hay peligro de espartaquismo.
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