Jacinto Molina: "En la selva rod¨¦ un documental sobre los jemeres rojos; eso s¨ª que era terror¨ªfico"
No viene en su curr¨ªculum, pero Jacinto Molina (Paul Naschy para el gran p¨²blico) ha visto llorar a Boris Karloff. Tampoco viene que con sus 12 caracterizaciones de hombre-lobo ocupa el primer lugar del r¨¢nking mundial de la licantrop¨ªa, seguido por los 8 que interpret¨® Lon Chaney. El hombre-lobo Molina-Naschy particip¨® ayer en una jornada sobre cine de terror en Sevilla junto a Agust¨ªn Villaronga (Palma de Mallorca, 1953), cineasta m¨¢s especializado en el lado psicol¨®gico del terror. Uno y otro defendieron un g¨¦nero injustamente devaluado por la industria.
Jacinto Molina es gato -gentilicio popular de los madrile?os- y tiene perro. Se lava en el extranjero las heridas que el desd¨¦n le produjo en Espa?a. No es ret¨®rica. Rod¨® en Londres Jack el destripador; lo han reconocido en Nueva York como art¨ªfice de la momia m¨¢s convicente de la historia del cine. Por falta de ofertas en el cine espa?ol, acept¨® una golosa oferta en el Jap¨®n con la que pudo trabajar en las ant¨ªpodas del terror: un cine documental que se pase¨® por las Cuevas de Altamira y lo premi¨® en Jap¨®n mucho antes que Amen¨¢bar con una pel¨ªcula sobre el Museo del Prado. De Jap¨®n se trajo ocho horas de grabaci¨®n del infierno camboyano, un documental sobre las crueldades de los jemeres rojos. "Eso s¨ª que era terror¨ªfico", dice Molina, cuya primera experiencia detr¨¢s de una c¨¢mara la tuvo en la Semana Santa sevillana. La censura se ceb¨® con ¨¦l: el franquismo frustr¨® su proyecto de crear un hombre-lobo asturiano o gallego llamado Jos¨¦ Huidobro. Fue la g¨¦nesis de su laureado Waldemar Daninsky, un monstruo en cuyo bautizo intervinieron un homenaje a Edgar Allan Poe y la sugerencia azarosa de una gu¨ªa de tel¨¦fonos de Varsovia. "Todo el bestiario ha pasado por mi filmograf¨ªa, aunque he terminado haciendo de entrenador de f¨²tbol", dice Molina. Actor de 108 largometrajes, se acoge a ese personaje para sugerir la mejor delantera del terror de todos los tiempos: Vincent Price, Boris Karloff, Bela Lugosi, Lon Chaney, Peter Cushing. En Espa?a choc¨® con la censura y con los mitos de la ¨¦poca: Marisol, Joselito. Fue abolida la censura, pero las cosas no cambiaron demasiado. "Como no venga un americano con pasta, prefiero hacer una comedia en televisi¨®n; es m¨¢s rentable". Ese cine relegado por cr¨ªticos y meapilas termin¨® siendo de culto. El caso m¨¢s paradigm¨¢tico fue el de La noche de los Walpurgis. Cuando Leon Klimowski, otro integrante del Club de los Cien, termin¨® el rodaje, Molina fue sincero: "La pel¨ªcula era un horror". La taquilla les sorprendi¨®; las colas daban la vuelta al cine y la pel¨ªcula dio la vuelta al mundo. "En la ¨¦poca de El Padrino, figuraba en octavo lugar en la lista de recaudaciones de la revista Variety. En un coloquio moderado por Enrique Colmena, miembro de la Asociaci¨®n de Escritores Cinematogr¨¢ficos, Molina y Villaronga ofrecieron dos posibles v¨ªas acad¨¦micas para llegar al cine de terror. El madrile?o hizo Halterofilia y Arquitectura; el mallorqu¨ªn, un curso de Ciencias de la Informaci¨®n. El terror con terror se cura.
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