Confusi¨®n en Malaisia
EN NINGUNA parte del mundo el foso entre ambiciones y resultados se ha hecho tan profundo en tan poco tiempo como en el este de Asia. A?o y medio de conmoci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica ha reducido a sue?os rotos las ilusiones largamente acariciadas por la mayor¨ªa de los ciudadanos de los llamados para¨ªsos emergentes. Por eso, nunca desde su formaci¨®n en 1989 la cumbre Asia-Pac¨ªfico, que re¨²ne hoy a 21 dirigentes en Kuala Lumpur, hab¨ªa estado tan dividida y perpleja. No es casual que Tokio, junto con EE UU, uno de los dos polos de la cuenca que concentra casi la mitad del comercio mundial, haya hecho coincidir con la reuni¨®n de Malaisia el anuncio de que destinar¨¢ 27 billones de pesetas para sacar a su econom¨ªa de la peor recesi¨®n desde la Segunda Guerra Mundial. Washington y Jap¨®n, adem¨¢s, ofrecieron ayer 10.000 millones de d¨®lares en ayudas para la regi¨®n.Pocas veces, tambi¨¦n, un escenario, Malaisia, ha sintetizado mejor el alcance de la pugna en curso en una zona crucial del planeta: la que enfrenta a un orden en declive -establecido en los a?os sesenta, hijo de la guerra fr¨ªa y la descolonizaci¨®n, dominado por la corrupci¨®n y el amiguismo- con otro que, impulsado por el viento de la crisis, emerge al grito de reformas, camino de una sociedad m¨¢s plural y transparente, menos nacionalista y represiva.
En Kuala Lumpur se juzga estos d¨ªas por corrupci¨®n y sodom¨ªa a Anwar Ibrahim, el ex viceprimer ministro y titular de Finanzas destituido en septiembre y convertido en icono del orden nuevo. Pese a que el jefe del Gobierno y su enemigo declarado, Mahathir Mohamad, ha suspendido por tres d¨ªas el proceso, ¨¦ste ha saltado imparablemente a la agenda de la cumbre. En nombre del ausente Clinton, el vicepresidente Gore suscitaba ayer la ira de sus anfitriones al saludar la valent¨ªa del encarcelado Anwar y de sus partidarios reformistas. Gore recetaba m¨¢s democracia para luchar contra las corruptelas que atenazan a una regi¨®n cuyo desplome econ¨®mico ha puesto al borde del hambre a muchos millones de personas.
Desprenderse de sistemas pol¨ªticos o econ¨®micos carcomidos suele implicar un alto costo. En Asia oriental (desde Indonesia hasta Malaisia, desde Filipinas hasta Tailandia o Corea del Sur), el se¨ªsmo financiero desencadenante ha disparado en progresi¨®n geom¨¦trica sus efectos sociales. La reuni¨®n de Kuala Lumpur deber¨ªa servir para hacer reflexionar a los aturdidos dirigentes de una regi¨®n que apost¨® por la globalizaci¨®n econ¨®mica sobre el hecho obvio de que tambi¨¦n el desmoronamiento puede llegar a convertirse en global.
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