Campa?a de acoso
Ya est¨¢n todos. Dispersados tras la confesi¨®n de Anson de haber participado en una conspiraci¨®n para derribar al anterior presidente del Gobierno, hac¨ªa meses que no actuaban en formaci¨®n. Ahora han vuelto a alinearse, esta vez en defensa del juez G¨®mez de Lia?o. En pura campa?a de propaganda, acusan de prevaricaci¨®n a los jueces del Tribunal Supremo que han confirmado el procesamiento de ese magistrado, que tanta fama adquiri¨® como instructor del caso Sogecable. Pu?o de hierro, pero mand¨ªbula de cristal, los defensores de Lia?o se han rasgado las vestiduras, en nombre de la libertad de expresi¨®n, cuando el presidente de la Sala Segunda del Supremo, Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo, ha recurrido al ¨®rgano de gobierno de los jueces, el Consejo General, pidiendo una reacci¨®n contra lo que considera "torpes insinuaciones y graves calumnias" vertidas contra los jueces que han confirmado el procesamiento de Lia?o.Un procesamiento no es una condena, aunque ciertos procedimientos de instrucci¨®n busquen a veces anticiparla ante el tribunal de la opini¨®n p¨²blica. Varios jueces, en los pasos procesales pertinentes, han encontrado indicios de que eso es lo que hizo G¨®mez de Lia?o durante 250 d¨ªas de instrucci¨®n "err¨¢tica", seg¨²n el calificativo de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que tambi¨¦n considera "innecesarias, irrazonables y desproporcionadas" las siete resoluciones, siete, del instructor que fueron corregidas por el organismo jurisdiccional correspondiente. Pero G¨®mez de Lia?o no est¨¢ condenado. El procedimiento seguido hasta ahora ha contado con todas las garant¨ªas procesales y tendr¨¢ la oportunidad de defender que aquellas decisiones que tom¨® en su d¨ªa y que ahora le van a llevar al banquillo se ajustaban a derecho. Claro que ser¨ªa deseable que el caso se resuelva sin dilaciones indebidas y sin que el acusado se vea sometido a decisiones arbitrarias. Pero en cualquier caso ser¨¢n los jueces quienes decidan si G¨®mez de Lia?o dict¨® a sabiendas resoluciones injustas.
Los jueces, decimos, y no sus amigos periodistas. Como escribi¨® Alain Minc en su ensayo sobre el poder de la opini¨®n p¨²blica, "el juez de instrucci¨®n se convierte en un poder cuasi omn¨ªmodo cuando utiliza la prensa como caja de resonancia". Invocar la libertad de expresi¨®n para justificar los insultos y graves imputaciones contra los dos jueces que han confirmado el procesamiento de G¨®mez de Lia?o no es otra cosa que envolver en celof¨¢n una pura operaci¨®n de acoso. Si alguien cree que existe alg¨²n tipo de delito en la actuaci¨®n de dos magistrados, la ley se?ala el camino a seguir. El resto son, seguramente, "torpes insinuaciones y graves calumnias".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.