Una exposici¨®n celebra el final de la guerra entre Espa?a y Holanda
El Rey asiste en Amsterdam a los actos por los 350 a?os de la Paz de M¨¹nster
Desterrando enfrentamientos hist¨®ricos a¨²n arraigados en la memoria colectiva de los holandeses, el rey Juan Carlos y la reina Beatriz inauguraron ayer en Amsterdam la exposici¨®n Esplendor de Espa?a, 1598-1648, que podr¨¢ contemplarse hasta el 8 de marzo. Con la muestra, parte de los acontecimientos que conmemoran la Paz de M¨¹nster que pusieron fin a la guerra entre Espa?a y Holanda, la Nieuwe Kerk ha recuperado tambi¨¦n su antiguo esplendor.
Trescientos tesoros culturales y art¨ªsticos, procedentes en su mayor parte de museos espa?oles, dan una completa imagen de la cultura del Siglo de Oro, ¨¦poca parad¨®jica en la que, mientras florec¨ªa el arte, las dificultades econ¨®micas y militares empezaban a hacer mella en el imperio donde nunca se pon¨ªa el sol.En el acto de inauguraci¨®n, la ministra de Educaci¨®n y Cultura, Esperanza Aguirre, recalc¨® la "oportunidad de realzar la herencia com¨²n de ambos pa¨ªses" y "el fin de los recelos entre Espa?a y Holanda". Y es que el periodo de mayor producci¨®n del arte espa?ol, que discurre a lo largo de los reinados de Felipe III y Felipe IV, es un momento sensible para la historia de las relaciones hispano-holandesas. Durante ocho d¨¦cadas, en los Pa¨ªses Bajos se luch¨® por una independencia que lleg¨® en 1648 con la firma de la paz, cuyo 350? aniversario se conmemora este a?o. Pero en la exposici¨®n se ha desterrado cualquier muestra de triunfalismo para adentrarse en las manifestaciones art¨ªsticas de una Espa?a en la que escrib¨ªa Cervantes; Vel¨¢zquez, Zurbar¨¢n y Murillo pintaban obras maestras, y Tom¨¢s Cano y Andr¨¦s Garc¨ªa de C¨¦spedes publicaban los primeros tratados sobre navegaci¨®n.
La guerra
La exposici¨®n -con los historiadores Carlos Mart¨ªnez Shaw y Marina Alfonso Mola como comisarios- no ignora que el arte florec¨ªa en un periodo de gran crudeza b¨¦lica. La primera sala, inspirada en el Sal¨®n del Trono del palacio del Buen Retiro, recibe al visitante con una simb¨®lica armadura en plata perteneciente a Felipe II. En pocos minutos, discurriendo por las salas inventadas entre las paredes de la iglesia, es f¨¢cil olvidarse de la guerra y adentrarse en la cultura de la ¨¦poca. La ciencia y el pensamiento pol¨ªtico y econ¨®mico, el derecho y la filosof¨ªa se plasman en ejemplares como Pol¨ªtica de Dios, gobierno de Cristo, de Quevedo.
No s¨®lo la corte, tambi¨¦n la Iglesia estimulaba en la ¨¦poca la producci¨®n art¨ªstica para mantener la imagen de poder y magnificencia de Espa?a. Reforzada por el Concilio de Trento, la Iglesia cat¨®lica se convirti¨® en el mayor mecenas de la ¨¦poca, encargando numerosas obras de arte -fundamentalmente pintura y escultura- a artistas como El Greco, Ribalta y Cano.
Pero, adem¨¢s del brillo de las artes pl¨¢sticas -de lo que deja constancia una sala de bodegones que no tiene nada que envidiar a los de los pintores del Siglo de Oro holand¨¦s-, en el XVII espa?ol tambi¨¦n florecieron otras artes. La m¨²sica, el teatro y la literatura crearon figuras universales transgresoras de ¨¦pocas y fronteras como los quijotes, los donjuanes, los p¨ªcaros o los pueblos fuenteovejunas, y est¨¢n representadas con el primer ejemplar ilustrado de El Quijote o con instrumentos musicales. Sin olvidar el arte criollo nacido en las colonias: un inmeso tapiz de 1600 conmemorativo de la Sorpresa de Calais devuelve a la realidad hist¨®rica. Mientras el arte florece, las guerras contin¨²an.
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