La sentencia que condena a 15 a?os a Miravete exculpa a sus superiores
El sargento Juan Carlos Miravete actu¨® con "evidente menosprecio" hacia la vida de los soldados del destacamento de Candanch¨² (Huesca) que estaban a sus ¨®rdenes durante la madrugada del 19 de abril de 1997, a quienes oblig¨® a participar en un "macabro juego" que culmin¨® con la muerte del cabo Samuel Ferrer, de 19 a?os. As¨ª lo afirma la sentencia del tribunal militar que condena a Miravete a 15 a?os de c¨¢rcel y al pago de 25 millones de pesetas como autor de un delito de maltrato a inferior con resultado de muerte.
En sus hechos probados, la sentencia del Tribunal Militar Territorial Tercero afirma que Miravete, de 38 a?os, coloc¨® en una "situaci¨®n l¨ªmite, a todas luces caprichosa e innecesaria" a los 30 j¨®venes presentes en la cantina del cuartel. Si al principio la tropa adopt¨® una actitud "hilarante y entretenida" ante las ¨®rdenes extempor¨¢neas de su superior, como la de realizar flexiones o corear gritos, el ambiente se volvi¨® "perturbador e inquietante" cuando desenfund¨® la pistola y apunt¨® a varios soldados.A continuaci¨®n, "ante la perplejidad y extremo temor de los presentes", orden¨® al cabo Ferrer que montase el arma y enca?onase a algunos de sus compa?eros, como efectivamente hizo, y luego que le pegase un tiro a ¨¦l mismo, a lo que ¨¦ste se neg¨®. Miravete recogi¨® su arma y la guard¨® en la cartuchera, pero desenfund¨® de nuevo con la mano izquierda y, sin que ning¨²n elemento externo le afectara, apret¨® el gatillo.
El proyectil alcanz¨® en el pecho al cabo Ferrer, que estaba a unos 35 cent¨ªmetros de distancia, quien se desplom¨® tras santiguarse y balbucear "mi sargento, me ha matado", antes de expirar. El sargento Miravete intent¨® reanimarle, pero enseguida abandon¨® esta tarea para buscar el casquillo, que trat¨® de hacer desaparecer arroj¨¢ndolo al inodoro. Tambi¨¦n amenaz¨® a varios soldados para que contasen la versi¨®n de los hechos m¨¢s favorable a sus intereses.
El tribunal considera que esta conducta es constitutiva de un delito de maltrato a inferior con resultado de muerte pues, aunque no se ha podido constatar que tuviese ¨¢nimo homicida, actu¨® con "evidente menosprecio de los grav¨ªsimos riesgos" en que pon¨ªa a sus subordinados, lo que excede a una mera imprudencia.
Miravete no pod¨ªa desconocer el peligro, alegan los jueces, dada su condici¨®n de militar profesional y experto en el manejo de las armas, as¨ª como el "dif¨ªcilmente olvidable hecho" de que en 1984 mat¨® a un compa?ero en circunstancias similares, por lo que fue condenado a un a?o de prisi¨®n.
Pese a ello, le aplica la pena m¨ªnima prevista en el C¨®digo Penal Militar para este delito, 15 a?os de prisi¨®n, frente a los 18 que reclam¨® el fiscal y los 20 de la acusaci¨®n particular, al aplicarle la atenuante de embriaguez y trastorno de personalidad.
Consumo de alcohol
Seg¨²n el fallo, el consumo de alcohol de aquel d¨ªa influy¨®, "aunque no de forma absoluta, s¨ª apreciable" en la voluntad del condenado. El tribunal exculpa impl¨ªcitamente a los superiores de Miravete al se?alar que ¨¦ste disimulaba su dependencia, por lo que su situaci¨®n, salvo "episodios aislados", era desconocida por sus mandos.Aunque los jueces dan como probado que el sargento cometi¨® tambi¨¦n el delito de extralimitaci¨®n en el ejercicio del mando, por el que el fiscal pidi¨® 10 meses de prisi¨®n y la acusaci¨®n particular un a?o, no lo castiga al subsumirlo en el delito m¨¢s grave. En cambio, le impone el pago de una indemnizaci¨®n de 25 millones de pesetas en concepto de responsabilidad civil, frente a los 39 que reclam¨® la acusaci¨®n, los 15 del fiscal y los 10 del abogado del Estado. Al haber cometido el delito en acto de servicio, el Estado deber¨¢ abonar este dinero en caso de insolvencia del condenado.
Carlos Garc¨ªa, de la Oficina del Defensor del Soldado, calific¨® la sentencia de "ejemplar", mientras que Jos¨¦ Mar¨ªa Ferrer, hermano de la v¨ªctima, elogi¨® la voluntad del tribunal de esclarecer los hechos y el coraje de los soldados que declararon como testigos. S¨®lo lament¨® que no se hayan depurado las responsabilidades de los mandos que "aunque difusas, han existido". Ana Caja, madre del fallecido, declar¨® que Miravete no le inspira rencor, sino pena.
El defensor Enrique Trebolle, que pidi¨® la absoluci¨®n de Miravete o como m¨¢ximo un mes de arresto, recurrir¨¢ al Supremo, informa Concha Montserrat. Trebolle calific¨® a su cliente de "chivo expiatorio", tras recordar que el capit¨¢n general de Barcelona, V¨ªctor Suances, dijo que este juicio deb¨ªa lavar la imagen del Ej¨¦rcito.
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