Sobre la culpa
La idea de ca¨ªda tiene en este importante relato de Albert Camus (1956) un significado doble: una mujer cae al Sena, un hombre que pasa sigue su camino y desde entonces comienza su ca¨ªda social: es ¨¦l quien lo relata, abogado ilustre un d¨ªa de causas nobles, y ahora ahogado de ginebra en las noches de Amsterdam, confes¨¢ndose a quien le quiere escuchar. Recibe la sensaci¨®n de culpa: naturalmente, de culpa civil, y mira un mundo culpable. Cristo ser¨ªa un hombre que arrastr¨® su culpabilidad por la muerte de los ni?os por Herodes; por haberse salvado ¨¦l mientras los dem¨¢s mor¨ªan (un tema que aparecer¨¢ luego muy bien tratado y analizado en El evangelio seg¨²n Jes¨²s, de Saramago).Escrib¨ªa en una ¨¦poca ¨¦tica, donde el comportamiento y el an¨¢lisis de uno mismo comenzaba a sustituir (al menos, en Francia) a la moral religiosa o el castigo del mas all¨¢: es uno mismo el culpable, y uno mismo el juez y el condenado.
La ca¨ªda
De Albert Camus (19656). Adaptaci¨®n teatral de Catherine Camus y Fran?ois Chaumette. Traducida por Alberto Luis Bixio, revisada por Alberto Conde. Espacio esc¨¦nico de Jos¨¦ Luis Raymond. Interpretaci¨®n y direcci¨®n, Jos¨¦ Mart¨ªn. Festival de Oto?o. C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid.
Aparece tambi¨¦n el tema de la "toma de conciencia": hombre famoso por su bondad y su generosidad, por sus defensas de causas p¨¦rdidas, descubre su condici¨®n innoble por un solo suceso.
Las palabras "existencialismo" y "absurdo" se suelen aplicar a la obra de Camus. Son demasiado simples, sin dejar de ser reales. El relato, ahora mon¨®logo, tiene mucho m¨¢s contenido y mucha m¨¢s filosof¨ªa personal de lo que se puede compendiar. No estoy muy de acuerdo en que aquella reflexi¨®n de hace cuarenta a?os se pueda aplicar al hombre actual; aunque la lecci¨®n sea v¨¢lida. Sospecho que la ¨¦tica ha sufrido -o ha mejorado, qui¨¦n sabe- cambios fuertes en este tiempo: el apunte de desolaci¨®n, la carga de desesperaci¨®n han ido desapareciendo al mismo tiempo que la conciencia.
La solidaridad que en otras obras de Camus aparece como soluci¨®n se ha ido convirtiendo en formas de caridad disfrazada, de facilidades de caja para pagar por las briznas de idea de culpa.
El actor Pepe Mart¨ªn se dirige a s¨ª mismo, lo cual no siempre es recomendable: quiz¨¢ hagan mucha falta, a veces, ojos y o¨ªdos externos, incluso duros, para poner un espejo delante del que interpreta. El escenario es valioso para las varias situaciones del relato. Quiz¨¢ en la teatralizaci¨®n sobren los ruidos externos: el texto es lo suficientemente descriptivo como para necesitar que se oiga el grito de la mujer que cae, la carcajada lejana o la sirena de los barcos. El texto de Camus y Pepe Mart¨ªn est¨¢n teniendo un ¨¦xito considerable y grato. Las entradas se agotan en todas las representaciones: asist¨ª a la del viernes, que termin¨® con ovaciones y gritos de bravo para el actor y director.
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