La 'nieve frita' del em¨¦rito
Diversos medios de comunicaci¨®n han aireado la pretensi¨®n de Gustavo Bueno de presentar su paso a la situaci¨®n de plenamente jubilado como una "expulsi¨®n" motivada por inconfesables motivos: tan pronto apunta a diferencias de escuela filos¨®fica conmigo como habla de represalias por su enemiga a la cooficialidad de la lengua asturiana. S¨®lo los creyentes en lo que Popper llam¨® "la teor¨ªa conspiratoria de la historia" se dejar¨¢n intoxicar por esas burdas cortinas de humo. Una cosa es que existan discrepancias en una Facultad de Filosof¨ªa -que de otro modo ser¨ªa tan pobre que dar¨ªa para una sola idea- y otra que la Junta de Gobierno de la Universidad -a la que poco le importan- haya sido sensible a tales cuestiones a la hora de aprobar los nuevos criterios reguladores de la figura del profesor em¨¦rito.La decisi¨®n un¨¢nime de la Junta de Gobierno de nuestra universidad de limitar a cuatro a?os la condici¨®n de profesor em¨¦rito con pleno salario y atribuciones se explica porque, de no haber limitaci¨®n ninguna, la n¨®mina vitalicia de profesores em¨¦ritos crecer¨ªa desmesuradamente, formando un tap¨®n para la incorporaci¨®n de nuevos profesores y para el acceso a dicha condici¨®n de meritorios profesores que se jubilen en el futuro.
Es puro victimismo por parte de Bueno alegar que se trata de una medida ad hoc para excluirlo: los otros cuatro catedr¨¢ticos que estaban en su misma situaci¨®n fueron tambi¨¦n nombrados profesores em¨¦ritos honorarios. Bueno, a diferencia de ellos, no ha sabido retirarse con dignidad. Por otro lado, del principio de que es justo y legal discriminar positivamente, con respecto al resto de los trabajadores, a los profesores jubilados meritorios, no se sigue necesariamente que esa discriminaci¨®n positiva deba concretarse de determinados modos -como la posibilidad de impartir ense?anzas regladas o la conservaci¨®n del salario ¨ªntegro-. Tampoco se sigue que el t¨¦rmino de la condici¨®n del em¨¦rito s¨®lo pueda coincidir con el deterioro o la p¨¦rdida de sus capacidades. En filosof¨ªa pol¨ªtica debe realizarse lo que Rawls denomina un equilibrio reflexivo entre principios que pueden tender en direcciones opuestas.
Bueno pretende hablar "desde el punto de vista de la Universidad", y no pro domo sua, cuando arguye que el t¨ªtulo mismo de profesor em¨¦rito honorario es ofensivo y contradictorio como la "nieve frita". Cita al respecto los casos de dos lumbreras nacidas en 1908: el fil¨®sofo W. V. Quine, em¨¦rito en la Universidad de Harvard, y el antrop¨®logo Claude L¨¦vi-Strauss, miembro del Colegio de Francia. No voy a entrar aqu¨ª en la cuesti¨®n de si la talla filos¨®fica de Bueno resiste la comparaci¨®n con la de los citados pensadores. Quine es, en opini¨®n de muchos -entre los que me encuentro-, el m¨¢s grande fil¨®sofo vivo. (En cualquier caso, y si atendemos a criterios objetivos de recepci¨®n, es el fil¨®sofo m¨¢s citado del mundo.)
Lo que Bueno ignora es que Quine no ense?a regularmente y no percibe haberes de Harvard desde 1978; desde entonces est¨¢ jubilado plenamente. El ejemplo del Colegio de Francia o, por citar otro, el ejemplo del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, que acogi¨® a Einstein y a G?del, plantean un modelo distinto. Se trata de instituciones destinadas a acoger a eminentes intelectuales que ya han cosechado su obra, pero a¨²n pueden ofrecer contribuciones tard¨ªas e inspirar desde all¨ª a los j¨®venes que ans¨ªan emularlos.
Desde luego, crear una instituci¨®n de ese tipo en Espa?a ser¨ªa una salida adecuada al problema de compatibilizar las exigencias del principio de la discriminaci¨®n positiva de la excelencia con las derivadas de la justicia distributiva. Mi temor est¨¢ en que, aqu¨ª y ahora, esa idea tender¨ªa a generar una instituci¨®n as¨ª por autonom¨ªa, alcald¨ªa o parroquia. El entorno de Bueno emplea el especioso argumento de que la excelencia del maestro justificar¨ªa hacer una excepci¨®n en su caso. Ahora bien, tanto nuestra universidad como otras han contado con excelentes profesores que han formado disc¨ªpulos competentes, han impulsado equipos de investigaci¨®n "normalizados" internacionalmente y han levantado magn¨ªficas y perdurables infraestructuras de investigaci¨®n y, no obstante, han asumido su retiro con una elegancia que contrasta con la soberbia de Bueno. Quien se considere insustituible al llegarle la hora del retiro no es un aut¨¦ntico maestro, pues no ha sabido dejar semilla que fructifique vigorosamente en sus disc¨ªpulos.
Ciertamente, el trabajo callado de quienes, tanto en Espa?a como fuera de ella, publican en prestigiosas editoriales y revistas, y acuden a congresos para confrontar sus trabajos con sus colegas, contrasta con el estruendo de quien cultiva en los medios de comunicaci¨®n la extravagancia y la salida de tono, de quien, por ejemplo, propugna la "eutanasia procesal" para las ?personas cero!, o de quien cifra la idea de Espa?a en la del Imperio Cat¨®lico Universal, con un discurso que parece un regreso a los tiempos de la revista Escorial y ha cosechado para su autor el que Falange Espa?ola de las JONS lo calificara como "una de las mentes m¨¢s preclaras del pensamiento contempor¨¢neo espa?ol" y animara a los alumnos de Filosof¨ªa a que continuasen su huelga.
Por lo dem¨¢s, a Bueno no han de faltarle ocasiones y tribunas en las que ejercer su magisterio. Cuando Bueno, maestro en vestir sus intereses subjetivos con la piel de las exigencias del esp¨ªritu objetivo, hace ascos a las declaraciones de nuestras autoridades acad¨¦micas en el sentido de que la condici¨®n de em¨¦rito honorario no excluye la participaci¨®n en actividades de ense?anza no reglada (conferencias, cursos de extensi¨®n universitaria) y pide continuar con su docencia ordinaria -y remunerada-, confirma que est¨¢ tratando del huevo de sus intereses subjetivos y no del fuero de lo que interesa "desde el punto de vista de la Universidad".
Tronar contra la burocracia desde las escalinatas de la universidad y escudarse tras los estudiantes para convertirse en funcionario a perpetuidad, eso s¨ª que es "nieve frita". En su caso, se da tambi¨¦n la circunstancia de que el Ayuntamiento de Oviedo financia la revista que Bueno y sus seguidores publican y ha cedido un palacete para uso de una fundaci¨®n que lleva su nombre. Con la modestia que lo caracteriza, Bueno parangon¨® esa fundaci¨®n con la Academia de Plat¨®n y compar¨® a nuestro alcalde, Gabino de Lorenzo, nada menos que con el mecenas Lorenzo el Magn¨ªfico. A nuestro rector, Julio Rodr¨ªguez, le ha retirado el derecho a ostentar ese t¨ªtulo y lo ha llamado miserable. Al parecer, en el idiolecto de Bueno, "magn¨ªfico" significa: aquel que me pone casa o me financia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.