Cinco bajas para la vuelta

Torrisi y Aguilera, expulsados, y Sa Pinto, Jauregui y Didi (antes K¨¹hbauer), que vieron la amarilla y ya arrastraban una amonestaci¨®n, no podr¨¢n jugar el encuentro de vuelta. Por el n¨²mero de tarjetas mostradas, Graham Poll, el ¨¢rbitro, no dio la sensaci¨®n de ser ingl¨¦s. Hurg¨® en su bolsillo con m¨¢s frecuencia de lo habitual en el f¨²tbol brit¨¢nico. Sin embargo, sus decisiones estuvieron cargadas de raz¨®n reglamento en mano: que los colegiados sean a menudo condescendientes con determinadas acciones no significa que la norma las autorice.Su actuaci¨®n desquici¨® a los dos equipos, que la miraron como desmesurada -"si hablo del ¨¢rbitro se acaba mi carrera como entrenador", dijo Sacchi-. Pero Torrisi, que recibi¨® sus dos amonestaciones por desplazar la pelota despu¨¦s de que el juego estuviera detenido, no podr¨¢ reclamar que ese tipo de acciones no est¨¢n penalizadas. Y Aguilera, que zancadille¨® por detr¨¢s a un atacante rival antes de ver su segunda amarilla, tampoco podr¨¢ esgrimir queja alguna: que ya estuviera el Atl¨¦tico en inferioridad no implica que deba levantarse el list¨®n arbitral.

Y los donostiarras tampoco deben protestar. Si acaso de la benevolencia con la que Poll se mostr¨® dentro de las ¨¢reas -hubo dos penaltis en la rojiblanca-, pero nunca en las amonestaciones recibidas. Y mucho menos en la que vio Loren, que el f¨²tbol deber¨ªa tomar como ejemplo: estaba Serena en el suelo, doli¨¦ndose todav¨ªa del encontronazo aparatoso, cabeza con cabeza, que sufri¨® con Gracia. El colegiado concedi¨® unos segundos de cortes¨ªa y tras ver que la Real pretend¨ªa seguir jugando, que no enviaba el bal¨®n fuera para que se atendiera al futbolista, decidi¨® parar el juego. El capit¨¢n realista le recrimin¨® al ¨¢rbitro su decisi¨®n, como si no fuera de su competencia resolver asuntos as¨ª. Pero el reglamento tambi¨¦n legitima a los colegiados a intervenir en estos lances.