La Real remonta entre desatinos

La insistencia es patrimonio de los perseverantes, pero en el f¨²tbol a veces tienen mejor fortuna los oportunistas. El Atl¨¦tico, que viaj¨® a San Sebasti¨¢n con la misi¨®n de negociar un gol, cay¨® por la v¨ªa del aplastamiento. El equipo madrile?o acab¨® despanzurrado, pero con vida y con opciones de dar la vuelta a la eliminatoria.En un tris vino su ¨²nico tanto. El desarrollo y la ejecuci¨®n del contragolpe fue como mandan los c¨¢nones. El Atl¨¦tico aprovech¨® el lent¨ªsimo repliegue de los jugadores de la Real, instalados en el ¨¢rea de Molina mientras los colchoneros avanzaban en oleada. La conducci¨®n de Serena, flanqueado por otros cinco compa?eros, se resolvi¨® con un disparo de Juninho desde 25 metros.

El sopapo llev¨® a la Real a maniobrar con dificultades por el centro. Se atranc¨® por la presi¨®n de los atl¨¦ticos, que exageraron su intento de controlar. Ponerle demasiado coraz¨®n al juego tiene el inconviente de caer en la precipitaci¨®n y de incurrir en una sucesi¨®n de errores que afearon toda la primera parte. Le ocurri¨® a la Real de esta guisa. El gol condicion¨® el partido porque el Atl¨¦tico, con el marcador de su parte, se limit¨® a contemplar aquel c¨²mulo de desatinos. La pelota rebotaba en la rodilla de uno y sal¨ªa despedida por la banda tras chocar con la espalda de otro. Con las botas, muy poco. El resultado gravit¨® en todo momento sobre el esp¨ªritu de los donostiarras, que no reaccionaron tras el mazazo que recibieron en el minuto tres.

A la italiana, Mena, Njegus y Jugovic exasperaron al adversario. El adelantamiento de los dos centrales acot¨® los espacios de Kovacevic y De Paula, a quienes llegaban los balones con excesiva velocidad. Sa Pinto asumi¨® el encargo de poner la direcci¨®n correcta al partido, pero cay¨® en la aceleraci¨®n y colision¨® siempre con una barrera impermeable.

La ¨²nica alternativa v¨¢lida para la Real lleg¨® en una jugada aislada. El empate tuvo un efecto vigorizante y el panorama cambi¨®. El ajuste defensivo del Atl¨¦tico cedi¨® una pizca, lo que propici¨® una alocada respuesta de los realistas tras el intermedio. De nuevo Sa Pinto, omnipresente, tom¨® las atribuciones de mando y sus porf¨ªas avivaron los ataques y encogieron las l¨ªneas rojiblancas, con m¨¢s raz¨®n desde que Torrisi dej¨® en inferioridad a su equipo.

Sacchi reestructur¨® su equipo hasta llevarlo al desorden y la confusi¨®n, mientras Krauss llamaba a la cordura desde el banquillo: sum¨® dos delanteros (Aldeondo y Cvitanovic) y sacrific¨® el equilibrio del centro del campo, donde el Atl¨¦tico no exist¨ªa. Expulsado tambi¨¦n Aguilera, el partido no existi¨®. Se trataba de llegar hasta Molina como fuera, sin reparar en la estrategia.

La Real, a la carga, entraba con facilidad hasta el borde del ¨¢rea, pero ah¨ª el Atl¨¦tico ten¨ªa a todos los jugadores salvo Kiko formando una barrera tupid¨ªsima. Ni los centros eran los adecuados, ni los disparos desde fuera llevaban la direcci¨®n correcta, y tampoco se atrevi¨® nadie a buscar un resquicio para meter un bal¨®n cruzado y sorprender por la espalda. Un remate de De Paula, un testarazo de Sa Pinto y un gol anulado fueron el ¨²nico fruto que obtuvo la Real por la v¨ªa de un plan obstinado, alocado y disparatado. Pero un gol de Roberto en propia meta le dio el respiro final.