El crimen de las cuatro preguntas
La polic¨ªa, tras interrogar a cien personas, sigue sin resolver los misterios del asesinato de la int¨¦rprete de ingl¨¦s
La muerte de Beatriz Agredano lleva desde el 27 de noviembre de 1996 buscando una explicaci¨®n. En ese tiempo, un centenar de personas ha sido interrogado por la polic¨ªa, un distrito entero (Vic¨¢lvaro) se ha movilizado y hasta la familia ha ofrecido una recompensa a quien aporte alguna luz al caso. Pero hasta la fecha todas las pistas se han perdido en un mismo punto: el descampado de Santa Eugenia donde alguien, en un extra?o ritual, machac¨® el cr¨¢neo a la joven y abri¨® as¨ª una espantosa inc¨®gnita. Este es un resumen de las cuatro principales cuestiones que siguen sin resolver.La estaci¨®n. El primer enigma se centra en el lugar donde se vio por ¨²ltima vez con vida a Beatriz, de 21 a?os. Fue en la estaci¨®n de cercan¨ªas de Vallecas. Hasta all¨ª la llevaron en coche dos compa?eras de trabajo. La idea de la joven, que trabajaba como int¨¦rprete de ingl¨¦s en una discogr¨¢fica de Alcorc¨®n, era tomar el primer tren que saliese con destino a Vic¨¢lvaro, el distrito donde viv¨ªa con su familia y donde esa noche le esperaban unas amigas para salir. Pero, una vez en la estaci¨®n de cercan¨ªas, tras despedirse de sus compa?eras, la pista de Beatriz desapareci¨® y se abri¨® la inc¨®gnita: ?subi¨® la joven al tren? Ning¨²n testigo lo ha confirmado y esta incertidumbre original ha abonado a lo largo de dos a?os la especulaci¨®n. La polic¨ªa ha intentado ce?ir su investigaci¨®n a dos hip¨®tesis. La primera refiere que Beatriz coincidi¨® con alguien conocido en la estaci¨®n o sus aleda?os y decidi¨® irse con ¨¦l, posiblemente en coche, hasta su casa. Esta posibilidad ha llevado a los agentes a centrar sus investigaciones en el c¨ªrculo de conocidos y allegados de Beatriz. El resultado ha sido nulo.
La segunda hip¨®tesis sostiene que la joven tom¨® el tren (el de las 21.31 o el de las 21.40) y que en el trayecto se encontr¨® con alguien que la forz¨® a bajar (o bien lo hizo por su propia voluntad). La estaci¨®n en la que descendi¨® fue la de Santa Eugenia (intermedia entre Vallecas y Vic¨¢lvaro y la m¨¢s cercana al lugar del hallazgo del cad¨¢ver), aunque tampoco se descarta que fuese Vallecas. Ning¨²n testigo ha validado esta posibilidad.
El descampado. El cad¨¢ver de Beatriz Agredano fue descubierto la ma?ana del 28 de noviembre en el cerro de Almod¨®var, un descampado unido a la estaci¨®n de cercan¨ªas de Santa Eugenia por un camino de tierra de unos 1.500 metros. El lugar, de una desolaci¨®n esteparia, s¨®lo goza de la compa?¨ªa de las aliagas y de unos pocos toxic¨®manos. ?C¨®mo lleg¨® Beatriz hasta all¨ª? La respuesta a este enigma se bifurca. La posibilidad m¨¢s remota parte de que la joven lleg¨® a pie desde la estaci¨®n de Santa Eugenia. En este caso, si el criminal fuese un conocido de la v¨ªctima, se explicar¨ªa por qu¨¦ le sigui¨® sin ofrecer resistencia en un lugar p¨²blico -la estaci¨®n o el vag¨®n- en el que r¨¢pidamente habr¨ªa obtenido ayuda. Otro tanto vale para la segunda respuesta: la joven fue llevada en coche por el camino de tierra hasta el descampado. El conductor tambi¨¦n pudo ser un conocido o incluso alguien que la rapt¨® y la ocult¨® en los asientos. La hip¨®tesis del veh¨ªculo, la m¨¢s veros¨ªmil, seg¨²n fuentes cercanas al caso, sit¨²a el interrogante en el m¨®vil del crimen.
El cad¨¢ver. Al ser hallado, el cuerpo yac¨ªa boca abajo, con la camiseta negra y el sost¨¦n enrollados en el cuello. Aunque la autopsia ha descartado que fuese violada, la familia est¨¢ convencida de que la joven fue objeto de una agresi¨®n sexual. El cuerpo, de hecho, mostraba signos de defensa. M¨¢s datos. A Beatriz, morena y de ojos verdes, tras intentar estrangularla con alg¨²n elemento el¨¢stico -presumiblemente ropa interior o el jersey-, la mataron machac¨¢ndole el cr¨¢neo con una piedra. A esta secuencia se a?ade un detalle inquietante. Cuando la polic¨ªa registr¨® el cad¨¢ver se percat¨® de la falta de un zapato y un bolso con dinero. Esta ausencia da cobijo al tercer enigma. ?Ad¨®nde fueron a parar estos objetos? La polic¨ªa, atando cabos, considera que probablemente quedaron en el coche en el que fue llevada Beatriz. El robo del dinero, adem¨¢s, completar¨ªa la dimensi¨®n del crimen con un rasgo propio de la delincuencia com¨²n. Este dato, sin embargo, aleja al sospechoso del c¨ªrculo de amistades de la v¨ªctima. Es en este punto borroso donde arranca la tercera hip¨®tesis explicativa, la elaborada por los padres. Para ellos, Beatriz s¨ª que lleg¨® a Vic¨¢lvaro. Baj¨® del tren y se dirigi¨® hacia el bar donde le aguardaban sis amigas. En su camino pas¨® por una oscura carretera que enfila hasta la f¨¢brica de cemento de Valderrivas. All¨ª posiblemente fue raptada y conducida en coche hasta el descampado. En el trayecto, los asesinos (quiz¨¢ dos hombres) intentaron violarla, de ah¨ª que el cad¨¢ver apenas tuviese ropa. No lo consiguieron, la hicieron bajar y la mataron con una piedra. Luego, la desvalijaron.
La hora. La ¨²ltima vez que alguien vio con vida a Beatriz fue a las 21.30. La autopsia, sin embargo, se?ala que el asesinato pudo ocurrir entre las diez de la noche y las dos de la madrugada. Es decir, abre la posibilidad, aunque remota, de que antes de morir, la joven permaneciese cuatro horas cualquier lugar de Madrid. En el infierno, con alguien conocido o simplemente con su asesino.
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