Espa?a s¨®lo reconoce un "modesto" papel en el robo de obras de arte de jud¨ªos
Franco retuvo 22 cuadros sustra¨ªdos por Miedl, el traficante de Goering
El 5 de julio de 1944, Alois Miedl, s¨²bdito alem¨¢n de 41 a?os, cruz¨® la frontera de Ir¨²n (Guip¨²zcoa) procedente de Amsterdam. Viajaba en un Ford y, junto a su equipaje, transportaba 22 cuadros embalados en tres cajas que llamaron la atenci¨®n de los aduaneros. Entre las obras figuraban un van dyck, dos corots, un franz hals y un david. En un malet¨ªn atesoraba acciones y t¨ªtulos de deuda valorados en cuatro millones de pesetas.La frontera con Francia era en aquellas fechas un nido de contrabandistas, en su mayor¨ªa franceses y alemanes vinculados a los servicios secretos del Reich y al r¨¦gimen de Vichy, que buscaban en Espa?a un lugar seguro para ocultar su bot¨ªn. Miedl, nacido en M¨²nich, era uno de ellos. Pero a su condici¨®n de marchante un¨ªa su amistad con Herman Goering, el temible jefe de la Gestapo, y con Hienrich Hoffman, uno de los principales l¨ªderes nazis.
Miedl gozaba, adem¨¢s, de una gran ventaja. Era banquero adinerado y estaba casado con una alemana de origen jud¨ªo, lo que le permit¨ªa acercarse con confianza a los principales coleccionistas de arte, en muchos casos jud¨ªos. Resid¨ªa en Holanda desde 1932 y pronto atraer¨ªa la atenci¨®n de James Plaut, jefe de la Art Looted Investigation (ALIU), unidad de los servicios secretos norteamericanos creada en 1944 para investigar el saqueo de arte por los nazis.
Mientras Miedl gestionaba el permiso para residir en Espa?a, los 22 cuadros y los valores quedaron retenidos en una nave del puerto franco de Bilbao. Pero un soplo de los Aliados alert¨® al Gobierno holand¨¦s y el 9 de noviembre de ese mismo a?o Espa?a recibi¨® una nota de la Embajada de Holanda en Madrid. El aviso advert¨ªa que Miedl hab¨ªa expoliado colecciones de arte en ese pa¨ªs, se citaba a la colecci¨®n Goudstikker y ped¨ªa que se hiciera una "detenida investigaci¨®n sobre el origen de los 22 cuadros retenidos en Bilbao".
Notas de la ALIU, que recoge el reciente informe oficial espa?ol de Pablo Mart¨ªn Ace?a y de Miguel Martorell, aseguran que las acusaciones del Gobierno holand¨¦s no iban mal encaminadas. En 1940, Miedl hab¨ªa gestionado para G?ering la compra de la colecci¨®n de Jacques Goudstikker, un millonario jud¨ªo que pose¨ªa m¨¢s de 1.200 cuadros, en su mayor parte de maestros medievales y renacentistas. Su espl¨¦ndida colecci¨®n se expon¨ªa en el castillo de Nyenrode del Vecht, cerca de Utrech.
Goudstikker muri¨® cuando hu¨ªa hacia Nueva York, meses antes de la invasi¨®n nazi, pero el marchante alem¨¢n compr¨® la colecci¨®n a su viuda. Pag¨® por ella 2.500.000 florines y, seg¨²n declar¨® a las autoridades espa?olas, "fue obligado por Goering a venderle la mayor parte por s¨®lo dos millones". El jefe de la Gestapo guardaba su colecci¨®n particular en su castillo de Carinhall.
Pero las compras de Miedl para Goering no impresionaron demasiado a las autoridades espa?olas. Ni los informes de los Aliados en los que se aseguraba que la mayor¨ªa de las obras adquiridas fueron a precios inferiores a su valor real y en un ambiente coactivo.
"Yo nunca he conseguido un cuadro por medios dudosos", asegur¨® el traficante en una declaraci¨®n al Gobierno espa?ol del 20 de enero de 1946. En la misma detallaba la procedencia de cada obra y afirmaba que s¨®lo ocho de las 22 pertenec¨ªan a la colecci¨®n Goudstikker. Del resto dec¨ªa que hab¨ªan sido adquiridos antes y que la compra era legal.
Pero el Gobierno holand¨¦s, con la ayuda de los Aliados, continu¨® presionando a Franco. Y exigi¨® no s¨®lo la devoluci¨®n de los 22 cuadros, sino tambi¨¦n la extradici¨®n de Miedl. Holanda estaba muy sensibilizada porque sus principales colecciones hab¨ªan sido saqueadas por los nazis. El expolio fue tan evidente, que un decreto de julio de 1945, exig¨ªa a la poblaci¨®n informaci¨®n sobre robos de obras de arte o transacciones, voluntarias o bajo coacci¨®n, efectuadas por holandeses con tropas alemanas. La Fundaci¨®n para la Propiedad Cultural Holandesa consigui¨® recuperar m¨¢s de 5.000 obras de arte.
Para Holanda, cualquier transacci¨®n con el enemigo durante la ocupaci¨®n era ilegal. El 15 de marzo de 1946, las embajadas de Estados Unidos y Gran Breta?a pidieron la repatriaci¨®n de Miedl, junto con otros 200 alemanes. Ese mismo d¨ªa los holandeses exigieron tambi¨¦n su entrega.
La tensi¨®n diplom¨¢tica crec¨ªa y Mart¨ªn Artajo, ministro de Exteriores, pidi¨® datos a su embajador en La Haya. Mientras los holandeses afirmaban que la compra de Miedl iba contra la resoluci¨®n VI de Bretton Woods, firmada por Espa?a, el Gobierno de Franco exig¨ªa pruebas de que las obras hab¨ªan sido compradas con m¨¦todos coercitivos.
En plena batalla diplom¨¢tica, Miedl propuso el traslado de las obras a Madrid. El Gobierno quer¨ªa emplazarlos en el Museo del Prado. Pero una discusi¨®n sobre qui¨¦n pagaba el traslado frustr¨® la operaci¨®n. Las notas del informe espa?ol que se presentar¨¢ en Washington descubren que Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza fue el valedor de Miedl ante Emilio de Navasq¨¹¨¦s, director de pol¨ªtica ec¨®nomica.
El escurridizo comerciante de Goering acept¨® pagar el traslado, pero al final cambi¨® de opini¨®n. Tem¨ªa que "al verlos, los funcionarios del Consejo de Control Aliado aumentaran su deseo de quedarse con ellos". El astuto Miedl no se fiaba de nadie. Ni de las autoridades espa?olas, que le continuaban protegiendo.
En noviembre de 1947 acept¨® trasladarlos a Madrid si le garantizaban su propiedad. El Prado quer¨ªa "comprarle dos a un precio muy bajo", y el marchante parec¨ªa dispuesto a llegar a un acuerdo si le permit¨ªan sacar el resto de Espa?a para venderlos en Suiza. En el verano de 1948, Miedl dio un paso de gigante y consigui¨® que el Gobierno espa?ol le desbloqueara sus valores y sus 22 pinturas, pese a la oposici¨®n de los Aliados. Mart¨ªn Artajo comunic¨® su decisi¨®n a los holandeses con el argumento de que no se hab¨ªan presentado pruebas de su denuncia.
La protesta de Holanda no tard¨® en llegar. Volvi¨® a esgrimir el acuerdo de Bretton Woods. La r¨¦plica de Espa?a, del 21 de febrero de 1949, es el ¨²ltimo rastro que los historiadores espa?oles han encontrado en los archivos de Exteriores.
?D¨®nde est¨¢n las 22 pinturas de la colecci¨®n Goudstikker? Nadie ha contestado todav¨ªa a esta pregunta.
Babelia
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