Rita Palomo J. J. P. B.
El Gobierno de mayor¨ªa absoluta debiera estar constitucionalmente prohibido en tanto, al menos, que sus titulares no exhibiesen las suficientes credenciales democr¨¢ticas. De otro modo puede acontecer que un poder legitimado por las urnas se trueque en muy otra cosa: un rodillo, un cortijo o un me da la gana. Ocurre, como digo, cuando no se ha mamado y asimilado el respeto a las minor¨ªas ni se practica el gusto por la transparencia. En suma, cuando se cede a la escuela o inercia autocr¨¢tica. Tal es lo que acababa de pasarle al grupo mayoritario del Ayuntamiento de Valencia, urgido por el c¨¢lculo o la necesidad de aprobar los presupuestos municipales del pr¨®ximo ejercicio. Para obviar las previsibles discrepancias de la oposici¨®n ha recurrido a un ardid tan pueril como censurable. Con tan s¨®lo 24 horas de antelaci¨®n a la reuni¨®n de la comisi¨®n de Hacienda les ha enviado los siete tomos en los que figuran las cuentas del a?o venidero. Quiz¨¢ se cumpla as¨ª el tr¨¢mite reglamentario, ampar¨¢ndose en alg¨²n recodo del articulado, pero es evidente que han ense?ado y con descaro el plumero de ventajistas o tramperos que algo habr¨¢n de esconder. Con buen juicio, los grupos de izquierda y UV han optado por no participar en la farsa, explicitando as¨ª que los citados presupuestos son exclusivamente los del PP, elaborados en solitario, sin la menor fiscalizaci¨®n y siguiendo la acreditada f¨®rmula de Juan Palomo, el de yo me lo guiso y yo me lo como. Otra cosa hubiera equivalido a desempe?ar el papel de comparsa. A partir de este precedente ya nos importa una higa cuanto declame el equipo edilicio de la alcaldesa acerca de las bondades inversoras y reducciones fiscales que se nos prometen. Pura filfa. Eso habr¨ªa que demostrarlo en un debate, partida por partida, con luz, tiempo por delante y taqu¨ªfrafos. O sea, democr¨¢ticamente y no mediante este revival franquista. El episodio es tanto m¨¢s alarmante cuando los sondeos de opini¨®n anticipan una mayor¨ªa m¨¢s sonada incluso de do?a Rita y sus gentes, una mayor¨ªa que ya se encargar¨¢ ella de malversar con encerronas de este jaez. Los dem¨®cratas no deben prestarse a tales parip¨¦s, como lo ser¨ªa el concurrir al pleno del martes.
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