El Camp Nou pide la cabeza de Van Gaal
El Atl¨¦tico derrota al Barcelona con un gol de penalti en un partido marcado por el mal juego azulgrana
Ni vistiendo la zamarra del centenario cambi¨® la piel del Bar?a, un equipo sin personalidad, sin un plan de juego, sin sentimiento, entregado a una mec¨¢nica superada por cualquier contrario. Harta ya de la impotencia del equipo, la hinchada acab¨® por romper y hasta cuatro veces cant¨®: "Fuera Van Gaal". Pero a Van Gaal y a N¨²?ez, parece darles igual invierno que verano, Pascua que Reyes, que se celebren 25 o 50 a?os, o que vayan 60.000 o 100.000 aficionados al estadio. Anoche, el d¨ªa que estaban todos, el Camp Noy dijo, pa?uelo en mano que basta ya de tanta comedia.No crece el Bar?a, impotente, incapaz de estar a la altura de la fiesta.Nunca estuvo enb el partido. Vivi¨® el Atl¨¦tico como un se?or. Interpret¨® siempre el partido de manera correcta frente a un rival extraviado. Sacchi estir¨® la alineaci¨®n con Lard¨ªn y el grupo rojiblanco tuvo llegada al ¨¢rea desde la arrancada. Volcado hacia el flanco izquierdo, encarando siempre a Okunowo, el Atl¨¦tico tir¨® una l¨ªnea de pase hacia Jos¨¦ Mari que result¨® una mina. No malgast¨® ni una sola pelota. Bien tapado, con la l¨ªnea defensiva m¨¢s cerca de la porter¨ªa que de la divisoria y el equipo muy junto, trab¨® al f¨²tbol azulgrana con una buena presi¨®n y se entreg¨® a la carrera cada vez que tuvo superioridad num¨¦rica en campo contrario. Nunca se contagi¨® de la tarea funcionarial del colectivo de Van Gaal. Tocaba, giraba, caminaba y, sobre todo, vagabundeaba el Bar?a. Fracturado, falto de pegamento y privado de la salida que siempre ofrece Rivaldo, el equipo barcelonista se perdi¨® por las zonas blandas de la cancha. Abrir bien el campo s¨®lo le sirvi¨® para retratar a Zenden, desacertado en todas las funciones que se le exigen a un extremo, y castigar a Figo, revolcado en cada jugada, v¨ªctima a veces de su propia impotencia o de la falta t¨¢ctica de Toni.
BARCELONA 0
ATL?TICO MADRID 1Barcelona: Hesp; Okunowo, Reiziger, Pelllegrino (Celades, m.63), Sergi; Xavi, Cocu; Giovanni (Anderson, m.45); Figo, Kluivert y Zenden (Ciric, m.45). ?tletico: Molina; Aguilera, Santi, Chamot, Toni (Ram¨®n, m.63); Serena, Jugovic, Valer¨®n (Mena, m.59), Lard¨ªn; Kiko (Juninho, m.68) y Jos¨¦ Mari. Gol: 0-1. M. 38. Jos¨¦ Mari supera a Pellegrino con un ca?o, encara la porter¨ªa y cae derribado por la entrada de Reiziger por delante y de Pellegrino por detr¨¢s. El penalti lo transforma Jugovic. ?rbitro: Medina Cantalejo, andaluz. Mostr¨® tarjeta amarilla a Giovanni, Cocu, Aguilera, Reiziger, Pellegrino, Santi, Figo, Kluivert y Jugovic. Lleno: unos 100.000 espectadores en el Camp Nou. Previamente al partido se celebr¨® el acto inaugural del a?o del Centenario del Bar?a.
No tuvo el Bar?a otra referencia intimidatoria que la de Kluivert, tan solidario y generoso en el f¨²tbol asociativo como negado en el ¨²ltimo remate. No sabe el grupo de Van Gaal generar espacios frente a una defensa parada como la del At¨¦tico, que incidi¨® m¨¢s en el despliegue que en el repliegue. No sali¨® de su terreno hasta que vio campo libre, terreno abonado para la velocidad de sus puntas.
El discurso del partido exig¨ªa cambios traum¨¢ticos en el bando local. El Bar?a pas¨® a jugar con dos arietes y cambi¨® a uno de sus extremos. Pintar un nuevo ataque le permiti¨® al grupo azulgrana tomar la iniciativa del juego ofensivo, aunque nunca perdi¨® esa fragilidad defensiva que le ha llevado a tomar goles esperp¨¦nticos. El Atl¨¦tico mir¨® con cierto recelo el nuevo encuentro que le propon¨ªa el Barcelona. Sacchi corrigi¨® posiciones ante el empuje del equipo de Van Gaal y blind¨® la divisoria con Mena, un futbolista laborioso y de buena pegada, capaz de ayudar a la zaga y tambi¨¦n de dar aire a la delantera. No le llev¨® mucho tiempo al Atl¨¦tico reencontrar el hilo del partido. La lesi¨®n de Kiko, que tuvo que ser sustituido por un mal giro en su tobillo derecho, le quit¨® belleza, juego y magia, pero el colectivo no perdi¨® empaque, consistencia. Le bast¨® para contener al adversario, cada vez m¨¢s entregado, pendiente de una acci¨®n individual que pudiera redimir al colectivo.
Los pies de Hesp, siempre vendido al uno contra uno en los tramos finales, resultaron nuevamente la ¨²nica asidera del equipo azulgrana, incapaz de encontrar su sitio en la cancha. La actuaci¨®n del equipo result¨® tan pat¨¦tica que el ¨²ltimo tramo fue un refrendo sobre Van Gaal. Hubo gritos contra el t¨¦cnico y c¨¢nticos en favor del club, presa de la confusi¨®n. El Atl¨¦tico estuvo misericordioso con las desgracias del Bar?a. Tuvo el partido franco para no tener que vivir hasta el final pendiente del reloj, pero no acert¨® en el ¨²ltimo remate, y dio un suspiro de vida al Bar?a, que acab¨® desfondado, buscando el imposible.
Nadie discuti¨® la primera victoria del Atl¨¦tico en cancha ajena -llevaba cuatro derrotas y un empate-. Sabedor que los fastos acostumbran a pasar factura a los organizadores, guard¨® una actitud contemplativa. Le alcanz¨® para ganarse un triunfo que deja al Barcelona en una delicada posici¨®n y a Van Gaal contra las cuerdas. El d¨ªa que falt¨® Rivaldo, el t¨¦cnico qued¨® vendido.
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