Abanicos solidarios
Doscientos abanicos y 14 trajes de flamenca no es mucho sobrepeso en comparaci¨®n con la tonelada de ropa que los malague?os fletaron a Honduras v¨ªa la campa?a Solidaridad Puerto a Puerto, el pasado jueves, junto a otras 17 toneladas m¨¢s de ayuda humanitaria. Una frusler¨ªa, una chorradita comparada con este samaritanismo en estado puro, fogoso y ef¨ªmero como el champ¨¢n del que esta tierra ha dado pruebas sobradas. Claro que todo lo que tiene de anecd¨®tico el detalle, lo luce de chocante. Si uno fuera hondure?a sin casa, entre los lodos y la desgracia y de pronto le toca el precioso traje y el abanico, (?met¨¢fora del vendaval?), le entrar¨ªan muchas ganas de mandarle a tomar Mitch al gracioso o chistosa en la pr¨®xima feria o romer¨ªa, por mucho punto fotopres que tenga la bata de cola embarra¨ªta entre el cieno. Pero qui¨¦n sabe qu¨¦ se esconde detr¨¢s de este gesto. ?Extrav¨ªo, humor negro, venganza, mucha fe en la sant¨ªsima que sea o una simple voluntad de dejar bander¨ªn del benefactor? Tambi¨¦n los yanquis hacen propaganda en cada chocolatina y chicle que lanzan desde tanques y aviones en las guerras. ?Una colonizaci¨®n blanda? ?M¨¢laga como Imperio? ?Feria de D¨ªa, Feria de Noche y Feria en Honduras? No hay que descartar hip¨®tesis. ?Y Celia Villalobos? La probable futura alcaldesa est¨¢ ahora buscando desprenderse del sambenito marengo y festero de pe?a y populismo concediendo entrevistas a revistas como Mel¨®manos, en la que confiesa que su intimidad flota en Schumman y Sibelius y no en El Venao y El Mene¨ªto de feria. Querr¨¢ agradar a Aldo Ceccato, el pr¨®ximo director de la OCM, con m¨¢s corcheas y menos cr¨®nicas marcianas. ?Habr¨¢ sido pose¨ªda por el mismo fantasma de la ¨®pera que inutiliz¨® a Pedro Aparicio, quien acab¨® canalizando r¨ªos secos? ?O le ha picado el bicho de la haute cuisine? Quiz¨¢ no le haya agradado ese cap¨ªtulo de la novela colectiva de escritores malague?os El Nadador (por cierto, los Soler, Bay¨®n, Garriga, P¨¦rez Estrada, Taj¨¢n y compa?¨ªa est¨¢n a punto de sacar otra editada por Miguel G¨®mez) donde la alcaldesa regentaba un negocio clandestino de trajes de marenga. Quiz¨¢ no tenga nada que ver. No seamos malos. Quiz¨¢ est¨¦ alguna se?ora preguntando desesperada "?Paco, t¨² no guardate en er altillo mi colesi¨®n faralae?" Quiz¨¢ sea cierta la teor¨ªa que dice que M¨¢laga es la cuna del surrealismo. ?Y se trata de subastar los abanicos? Una pasta, fijo.
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