Y m¨¢s
Todos queremos m¨¢s. Si en alg¨²n momento tuviera alguna duda sobre la necedad cong¨¦nita del ser humano, me bastar¨ªa con recordar esa vieja canci¨®n que atina tan bien con nuestras miserias: todos queremos m¨¢s, y m¨¢s, y m¨¢s, y mucho m¨¢s. Hace poco le¨ª que Gershwin, el famoso m¨²sico norteamericano autor de Porgy and Bess, no se daba por satisfecho con su triunfo arrollador de cr¨ªtica y p¨²blico, con los millones que le sal¨ªan por las orejas, con el prestigio social. No se?or, ¨¦l quer¨ªa ser considerado un compositor cl¨¢sico; de manera que se fue a hablar con Stravinski y con Ravel para que le ense?aran a hacer m¨²sica seria. "Teniendo en cuenta su ¨¦xito y el dinero que ha ganado, tal vez deber¨ªa ense?arme usted a m¨ª", le contest¨® Stravinski. Pero Gershwin se march¨® lleno de pesadumbre, porque todos sus logros le parec¨ªan pura filfa en comparaci¨®n con el fulgor de lo que no ten¨ªa y lo que no era. De manera que s¨ª, todos queremos m¨¢s. Los ricos m¨¢s dinero, los guapos m¨¢s belleza, los poderosos anhelan el poder¨ªo absoluto. ?Pero si hasta el estupendo escritor Javier Mar¨ªas, que debe de ser el autor espa?ol que ha tenido un mayor ¨¦xito mundial de cr¨ªtica y de p¨²blico en el siglo XX, se queja de que no han tratado bien su ¨²ltimo libro! No lo digo con af¨¢n de criticarle: en mi peque?o nivel, yo tambi¨¦n he padecido semejante chaladura algunas veces. Es una carrera de ansiedad que nos lleva a la nada, que nos hace perder el sentido de lo que somos. As¨ª estamos, como galgos acezantes que dan vueltas y vueltas persiguiendo con la mirada bizca a una liebre mec¨¢nica, tan absortos en esa sombra vertiginosa que se escapa que ni siquiera llegamos a advertir que nosotros somos de carne y ella de lata.
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