Viejos problemas para un nuevo dibujo
El Madrid ofreci¨® en Tokio su ¨²ltima versi¨®n t¨¢ctica, el 5-3-2 improvisado por Guus Hiddink frente al Inter. El sistema responde a la desconfianza del t¨¦cnico con respecto a la estructura defensiva y a los viejos problemas que ha generado la ausencia de un ala derecha. Mijatovic y Savio mantienen su puesto en la delantera, con el obligado trasvase de Ra¨²l a la media punta. Las consecuencias de todos estos movimientos no acaban de convencer, pese a la victoria en la Intercontinental.Panucci, carrilero. Despu¨¦s del fiasco de Jaime como lateral largo en San Siro, Panucci hizo de carrilero en Tokio. El jugador italiano no est¨¢ dotado para esta funci¨®n. Tiene recorrido, pero le faltan recursos en el juego de ataque y termina distra¨ªdo como marcador. Ninguna de sus incursiones provoc¨® la alarma en la defensa del Vasco de Gama. Panucci se decidi¨® siempre por lo obvio: tir¨® centros sin fin, todos f¨¢cilmente desactivados por el portero y los centrales brasile?os. Es evidente que Panucci no es Beckham. Sometidos a largu¨ªsimos recorridos, las prestaciones defensivas del lateral italiano se resienten. Se qued¨® detr¨¢s de la jugada en varios instantes y pas¨® graves dificultades frente a Felipe, el mejor jugador del Vasco. La impresi¨®n es que a Panucci le convienen m¨¢s los trabajos espec¨ªficos que la multiplicaci¨®n de obligaciones.
Ra¨²l, delantero. El espl¨¦ndido gol de Ra¨²l tiene una lectura inmediata. Es un jugador que mejora seg¨²n se acerca a la porter¨ªa. En el ¨¢rea es superior a cualquiera de los jugadores madridistas. En un equipo donde varios jugadores parecen condenados a ocupar posiciones que no les corresponden, Hiddink tampoco se atreve a proporcionar el puesto ideal a Ra¨²l. Por ah¨ª sucede lo mismo que con Capello y Heynckes, que sacrificaron las mejores cualidades de Ra¨²l para ubicarlo en la l¨ªnea media o en la media punta. En Tokio, Ra¨²l jug¨® un partido mediocre en el centro del campo. No es su sitio, a pesar de su indiscutible despliegue. Pero en el ¨¢rea es un especialista de primera calidad. Sus dos apariciones en el ¨¢rea fueron sintom¨¢ticas. En la primera cruz¨® un remate que pas¨® a una cuarta del palo. La segunda fue una obra de arte, la jugada de un futbolista que se siente c¨®modo en un determinado espacio del campo. El ¨¢rea, en su caso. Su gol fue magn¨ªfico en el control, las fintas, los regates y la tranquila definici¨®n. Un tanto que obliga a revisar el puesto de Ra¨²l en el dibujo de Hiddink.
Orfandad en el centro del campo. El nuevo sistema de Hiddink castiga al centro del campo. El Madrid s¨®lo dispone de dos mediocampistas puros: Seedorf y Redondo. Por los flancos circulan dos defensas (Panucci y Roberto Carlos); en la media punta, un delantero (Ra¨²l). Con esta disposici¨®n, Seedorf y Redondo quedan demasiado expuestos para elaborar y para defender. Si a esta cuesti¨®n se a?ade el mediocre estado actual de Redondo, el medio campo madridista resulta escaso, sin el espesor necesario para controlar los partidos.
Savio desborda en la izquierda. Una de las se?as de identidad de Holanda durante el Mundial fue la utilizaci¨®n profusa de los extremos. El Madrid dispone del jugador perfecto para esa clase de juego. Savio, que parece un tanto espumoso cuando se mueve por todo el frente del ataque, es casi imparable cuando se interna por el ala izquierda. Sus mejores partidos han sido como extremo pero tambi¨¦n es v¨ªctima de la pol¨ªtica de dispersi¨®n de Hiddink, con varios jugadores fuera de sus puestos naturales. En la final fue el mejor del Madrid, especialmente cuando abandon¨® posiciones interiores para buscar el regate en el extremo izquierdo.
Los tres centrales. La profusi¨®n de centrales de ninguna manera garantiza un mayor equilibrio defensivo y supone un desabastecimiento para el centro del campo. El partido frente al Vasco de Gama se volvi¨® incontrolable en varias fases, especialmente en el segundo tiempo. El Madrid defendi¨® sin conceptos, m¨¢s por intuici¨®n que por otra cosa, con casi todo el equipo atrincherado despu¨¦s del tanto de Juninho. Si la cantidad no asegura la calidad defensiva, el Madrid se enfrenta a un problema: el nuevo dibujo no despeja las viejas dudas sobre su fiabilidad.
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