El camino de la soberan¨ªa marc¨® el punto de no retorno
Socialistas y nacionalistas no pudieron superar el dilema del ¨¢mbito de decisi¨®n, es decir, qui¨¦n debe ser el sujeto que decida sobre el proceso de pacificaci¨®n y normalizaci¨®n abierto tras la tregua de ETA. Encima de la mesa cada parte ha situado dos textos sobre la cuesti¨®n. El documento del PNV situaba el nudo gordiano en el punto 6, en el que se hac¨ªa referencia al "di¨¢logo pol¨ªtico resolutivo final". Ya en el mismo enunciado, los socialistas planteaban la primera pega. No es posible que esa negociaci¨®n sea resolutiva y finalista, aunque cumplidos unos requisitos y fijada la interlocuci¨®n, el PSE admit¨ªa un dialogo "sin otras condiciones ni l¨ªmites".El desarrollo de ese punto era dif¨ªcilmente encajable en el respeto a las reglas democr¨¢ticas defendido por Nicol¨¢s Redondo. El punto 6 del PNV dec¨ªa: "Las instancias competentes del Estado, como parte concernida por el proceso, optan por, y declaran de antemano, su disposici¨®n a: (a) dejar la resoluci¨®n dialogada del conflicto en manos de los partidos representativos de la sociedad vasca, (b) hacer propios los acuerdos que aquellos puedan alcanzar en las instituciones vascas y (c) pactar con ¨¦stas su eventual incorporaci¨®n al ordenamiento jur¨ªdico con el fin de que puedan resultar operativos".
Diez a?os de diferencia
Para cuando el PSE redact¨® su documento conoc¨ªa ya la r¨¦mora que hab¨ªa que solventar en la negociaci¨®n. En un intento de refundir el Pacto de Ajuria Enea (enero de 1988) con el Plan Ardanza (marzo de 1998), los socialistas llenaron de citas de ambos textos su propuesta. Diez a?os de diferencia hab¨ªa entre los dos documentos. Y, en medio, por primera vez, una tregua sin condiciones e indefinida.El PSE remarcaba en su punto 4 (c): "Los acuerdos que se adopten se desarrollar¨¢n por los procedimiento contemplados en el propio Estatuto y en la Constituci¨®n", algo que ven¨ªa recogido en Ajuria Enea. Pero la respuesta en la mesa de negociaci¨®n por parte de Egibar -con el consejero ¨¢ulico Juan Mar¨ªa Ollora al lado- fue tajante: "El Estatuto ya no tiene el consenso de antes".
El punto anterior, 4 (b), todav¨ªa era considerado m¨¢s duro por la delegaci¨®n peneuvista. "Las resoluciones vincular¨¢n en el ¨¢mbito vasco a los partidos pol¨ªticos que las respalden y, en su caso, a las instituciones vascas que las asuman. Pero no comprometer¨¢n ni a los partidos pol¨ªticos de ¨¢mbitos diferentes del de la Comunidad Aut¨®noma Vasca, ni a las instituciones del Estado o de otras nacionalidades o regiones".
Para el PSE, transigir ah¨ª era asomarse ante el abismo, con todos los boletos para iniciar la senda del soberanismo. El ¨¢mbito vasco de decisi¨®n fue el punto sin retorno de un desencuentro que Redondo e Ibarretxe no pudieron recomponer.
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