Prisas en Indonesia
EL PRESIDENTE indonesio, Habibie, ha convocado elecciones en junio, la primera oportunidad que tendr¨¢n los ciudadanos de ese pa¨ªs para expresarse democr¨¢ticamente desde que Suharto se adue?ara del poder en 1967. Con este anuncio, a los seis meses de llegar al poder tras la ca¨ªda de su mentor y amigo, Habibie reconoce su absoluta falta de margen de maniobra, emparedado entre las crecientes exigencias estudiantiles y la imparable pauperizaci¨®n de una Indonesia inerme ante la crisis econ¨®mica.Est¨¢ por verse si de aqu¨ª a junio el protegido de Suharto ser¨¢ capaz de evitar que su pa¨ªs, ensangrentado y confundido, descienda al caos. Treinta y dos a?os de poder absoluto han dejado una bomba de tiempo en Indonesia. La econom¨ªa de este archipi¨¦lago musulm¨¢n de m¨¢s de 200 millones est¨¢ en ruinas; la corrupci¨®n, desbocada, y el tejido social amenaza con fragmentarse en diferentes campos ¨¦tnicos o religiosos. Triplicado el precio del arroz, en un pa¨ªs que lleg¨® a ser autosuficiente, el Gobierno estima que casi la mitad de la poblaci¨®n no puede comer ahora m¨¢s de una vez al d¨ªa. Y el hambre es siempre peligrosa.
Ser¨¢ tambi¨¦n m¨¢s que complicado montar en cinco meses unas elecciones medianamente cre¨ªbles en un pa¨ªs dominado por el tinglado parlamentario-militar que bajo la denominaci¨®n Golkar organiz¨® Suharto para que refrendara ritualmente sus decisiones. M¨¢s de cien partidos, docenas de ellos musulmanes de diferentes perfiles, han solicitado su inscripci¨®n. Y esta pl¨¦tora de formaciones d¨¦biles e inexpertas deber¨¢ hacer frente a la formidable maquinaria del Golkar, que gracias a los 75 esca?os asignados al Ej¨¦rcito, presente en todos y cada uno de los niveles de la Administraci¨®n, tiene ahora una mayor¨ªa de bloqueo en el Parlamento.
Al anunciar la convocatoria de elecciones anticipadas (a las parlamentarias seguir¨¢ la reuni¨®n de la Asamblea Popular, a partir del 29 de agosto, para designar indirectamente un nuevo presidente), Habibie se ha comprometido tambi¨¦n a investigar la insondable fortuna acumulada por los Suharto en d¨¦cadas de nepotismo, otra de las demandas del movilizado frente estudiantil y la incipiente oposici¨®n. Incluso ha sugerido que el dictador ca¨ªdo podr¨ªa ser sometido a arresto domiciliario mientras se investiga el origen de su riqueza, que los m¨¢s aventurados cifran en unos seis billones de pesetas.
Los escarmentados indonesios se muestran comprensiblemente esc¨¦pticos. Habibie, ¨¦l mismo un aquilatado producto del r¨¦gimen, podr¨ªa verse arrastrado por la indagaci¨®n. Indonesia est¨¢ en el filo de la navaja y necesita una transici¨®n limpia y r¨¢pida. El presidente en funciones deber¨ªa entender que no es s¨®lo su futuro el que est¨¢ en juego si no es capaz de cumplir sus promesas.
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