Se venden calcetines de Ceausescu
El Gobierno rumano subasta los yates, los coches y las rancias ropas del dictador y su esposa
Nicolae y Elena Ceausescu vest¨ªan unos c¨¢lidos abrigos con cuellos y solapas de piel cuando huyeron en helic¨®ptero desde el tejado del Comit¨¦ Central el 22 de diciembre de 1989. De poco les iban a servir esas pieles, los pa?uelos de seda o los zapatos a medida durante los tres d¨ªas de huida y detenci¨®n. Es m¨¢s, se convirtieron en su propia mortaja. Con sus galas puestas, cayeron ante el pelot¨®n de fusilamiento despu¨¦s del grotesco juicio que puso fin a su dictadura, el d¨ªa de Navidad, y con ellas fueron sepultados bajo la tierra fresca, sin l¨¢pida alguna.Hoy, el Gobierno rumano intenta que esas ropas le sirvan para algo m¨¢s. Los lujos que marcaron la distancia entre la pareja endiosada y un pueblo racionado han salido a subasta, y cualquiera puede acariciarlos virtualmente en Internet. Perchas cargadas de suntuosos abrigos de piel; largas colecciones de zapatos con m¨¢s precio que gusto; camisas y cazadoras con todo el aroma de m¨¢s de 10 a?os de uso y encierro... Un sinf¨ªn de objetos est¨¢n ya listos para la subasta que el Gobierno realizar¨¢ a trav¨¦s de la propia red en 1999, a?o del 10? aniversario del fin del conducator.
"Muchos espa?oles se han acercado ya a nosotros para interesarse por esos bienes, por las obras de arte", asegura un portavoz de la Embajada rumana en Madrid. "Pero es un largo proceso del que las legaciones diplom¨¢ticas permanecemos al margen". Tan largo es el proceso, que las obras de arte y su palacio de 3.000 habitaciones de m¨¢rmol, para el que fueron derrumbados cientos de hogares en Bucarest, han quedado fuera. De hecho, de todos los bienes de los Ceausescu, valorados en 5.000 millones de pesetas, la subasta comienza ¨²nicamente con unos cientos de prendas rancias que nada tienen que ver con el glamour que rode¨® la venta p¨²blica de los mejores trajes de Lady Di, por ejemplo. Buenas piezas son los tres lujosos yates que la megal¨®mana pareja o su hijo Nicu -el pertinaz playboy oficial, que muri¨® acabado y cirr¨®tico en una cl¨ªnica vienesa en 1996- sol¨ªan lucir en los hermosos lagos que rodean Bucarest, entonces vetados al com¨²n de los rumanos.
Lo ¨²nico salvable del lote, am¨¦n de alg¨²n calcet¨ªn usado para fetichistas ind¨®mitos, son seis grandes veh¨ªculos que guardan entre sus puertas los peores secretos de una cruel pareja que se entreten¨ªa con las pel¨ªculas de Kojak (¨¦l) y con los v¨ªdeos sexuales de sus subalternos que grababa la Securitate (ella). Se trata de un autob¨²s presidencial con seis terminales telef¨®nicas y su propio generador; un Hilman color p¨²rpura fabricado en Ir¨¢n, regalo del antiguo sha Reza Pahlevi; un Volkswagen todoterreno equipado para la caza, agujeros incluidos para disparar; un Buick negro que Richard Nixon les regal¨® en 1976; un Mercedes encargado expresamente para su hija Zoia, y un Dacia, el primer coche fabricado en Rumania.
Pero ninguno estaba equipado para dictadores en fuga. El 25 de diciembre, at¨®nitos frente a un improvisado tribunal militar que no reconocieron, escucharon su acusaci¨®n, el resumen del clamor de un pueblo hambriento y oprimido tras sus 20 a?os de poder: "Tra¨ªan la comida y las ropas m¨¢s lujosas del extranjero. Robaron al pueblo (...). Se les acusa de cr¨ªmenes contra el pueblo".
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