"Quiero recoger la polifon¨ªa urbana de Ciudad de M¨¦xico"
A Carlos Fuentes se le notan en el rostro dos cosas: serenidad y un aut¨¦ntico y bien merecido orgullo de haber sido toda su vida un trabajador de verdad. Doble motivo de envidia para quien va a visitarlo en su casa de Londres y a conversar acerca de los 40 a?os que han pasado desde que se puso a escribir La regi¨®n m¨¢s transparente -que ahora reedita Alfaguara-, su ¨¦pico retrato de M¨¦xico y, en m¨¢s de una manera, de la vida de un escritor cautivo de los m¨¢gicos enigmas de su tierra, que es toda Latinoam¨¦rica. Es dif¨ªcil entablar inmediatamente la conversaci¨®n con este escritor en cuya mesa descansa una extraordinaria escultura met¨¢lica de una enorme pluma. El resto de la casa, un edificio victoriano de Barkston Gardens, es un arm¨®nico ambiente de libros y pinturas bien iluminadas porque Carlos Fuentes, cuando se vino a Londres, eligi¨® la luz natural. Dos grandes ventanales se encargan de demostrar que incluso en el gris de esta gran capital no es invencible.Para hablar con Carlos Fuentes es preciso tomarse un descanso tras ascender ocho tramos de escalera hasta las alturas donde este hombre fino y genial accede, con esa ¨²nica amabilidad mexicana, a hablar de un aniversario de semejantes proporciones literarias y, sobre todo, humanas, sin m¨¢s iluminaci¨®n que la que ofrece la ma?ana invernal.
Jadeante, le pregunto cu¨¢n dif¨ªcil fue su audaz y exitoso salto a los anales de la literatura de este siglo que acaba y si quiz¨¢s despu¨¦s de ese tema podr¨ªamos hablar del caso Pinochet. Fuentes acaba de publicar un art¨ªculo en este diario en el que evoca su ¨ªntima relaci¨®n con Chile y en el que no oculta que le da rabia que a ese pueblo un general de derechas hubiera impuesto semejante iniquidad y que, ahora, el mismo general est¨¦ invocando el sentimiento de compasi¨®n para escaparse de la justicia.
"La pasi¨®n que me consume hoy siempre la tuve", dice recordando la g¨¦nesis de su gran libro, la segunda producci¨®n desde que construy¨® Los d¨ªas enmascarados, una colecci¨®n de cuentos escritos cuando ten¨ªa 25 a?os. Ya para entonces, los que le¨ªan las obras de Fuentes llegaron a la conclusi¨®n de que se abr¨ªa una etapa: la transici¨®n de la novela rural hacia un enfoque de la vida en los pueblos y, posteriormente, en Ciudad de M¨¦xico. Fuentes no estaba solo en la renovaci¨®n de la novela mexicana: Agust¨ªn Y¨¢nez produjo Al filo del agua y, naturalmente, Pedro P¨¢ramo, de Juan Rulfo. Cuando Fuentes habla de esta ¨²ltima obra ofrece un resumen de su aprecio por lo cl¨¢sico: "Es la culminaci¨®n de toda la novela agraria y de la revoluci¨®n. No se podr¨ªa ir mas lejos. Siempre lo he comparado con un ¨¢rbol negro, desnudo y seco pero con frutos de oro. Es quiz¨¢s la mejor novela mexicana del siglo XX".
Cuando Fuentes habla no existen pausas de efecto. Le brotan los pensamientos y va siempre al grano. "Despu¨¦s de eso hab¨ªa que hacer algo diferente. No fue para m¨ª un prop¨®sito, as¨ª, programado, sino que naci¨® de mi vivencia con la ciudad. De ser un joven en la ciudad de M¨¦xico en los a?os 40 y 50. De ah¨ª naci¨® muy espont¨¢neamente, si t¨² quieres, la novela como un prop¨®sito de decir: Ah! Ah¨ª comienza la novela de la ciudad moderna posmoderna y posrevolucionaria. No era ¨¦se mi prop¨®sito". Carlos Fuentes introdujo as¨ª, sin querer, a los mexicanos en el territorio de la novela urbana. Feraz, inagotable, apasionante. Hay pasajes en su primera novela donde uno recoge claves para su producci¨®n posterior. A Fuentes le gusta desnudar el espectro de las ciudades en general y de su Ciudad de M¨¦xico en particular para explicar que debajo de los edificios, las murallas, los palacios, las catedrales, subsiste un elemento anterior f¨¢cilmente identificable con los elementos primitivos que hicieron de esas ciudades un ¨¢mbito mucho m¨¢s antiguo y misterioso del aspecto que ofrecen hoy, por ejemplo, los letreros de Coca Cola en El Cairo. "Cada ciudad tiene muchos estratos", dice Fuentes con la naturalidad de quien no est¨¢ haciendo una autopsia a un complejo urbano, sino con la convicci¨®n de que toda ciudad est¨¢ hecha de ruinas y monumentos que en su tiempo fueron consignas culturales, religiosas o pol¨ªticas". Tal es el ¨ªmpetu de la conversaci¨®n con un hombre como Carlos Fuentes que, como ayer, no hubo tiempo de preguntarle si realmente algunas ciudades tan antiguas, tan repasadas por accidentes hist¨®ricos, en alg¨²n momento mueren o, si m¨¢s bien por accidente, se renuevan y olvidan sus cimientos, como Beirut.
Hay, en la filosof¨ªa de Fuentes, una potente defensa de lo que ¨¦l mismo define como "las grandes experiencias urbanas". "Ponte a ver las grandes novelas que se han escrito sobre ciudades que pueden ser el Manhattan Transfer de Dos Passos, el Berlin Alexanderplatz, que pueden las grandes novelas en el Londres o Par¨ªs por Dickens o Balzac. Yo ten¨ªa la intenci¨®n profunda de decir: estoy viviendo en una ciudad donde la aceptaci¨®n del sufrimiento es siempre mayor que la aceptaci¨®n de la felicidad. A las puertas de la felicidad sabes siempre que algo puede suceder, un hecho puede suceder para preparla para la tragedia. ?ste es el impulso m¨¢s profundo que tuve para escribir la novela, aparte de los aspectos formales, superficiales o cronol¨®gicos que a veces se invocan. Es la Ciudad de M¨¦xico que es una especie de Roma de Am¨¦rica, ciudades superpuestas, que tienen un sedimento muy antiguo. Todas esas ciudades tienen habitantes, tienen fantasmas, tienen ecos y eso es lo que yo quise recoger, esa polifon¨ªa urbana que corresponde a la originalidad de Ciudad de M¨¦xico".
Fantasmas
En su ¨²ltima novela, Los a?os con Laura D¨ªaz, Carlos Fuentes captura precisamente los ecos y los fantasmas. En este caso, los de una mujer cuya vida es una cr¨®nica de lo que le ha pasado a M¨¦xico y las complicaciones que su proximidad a los Estados Unidos provoca en un personaje que el escritor dice que es imaginario pero hay tal pasi¨®n en la descripci¨®n que hace sobre la protagonista, los entornos de su existencia y, sobre todo, su ¨ªntima relaci¨®n con hechos hist¨®ricos, que hacen sospechar que Carlos Fuentes est¨¢ hablando de una abuela, de una t¨ªa a la que admir¨® porque quiz¨¢s le ense?¨® a so?ar con historias incre¨ªbles.La novela La regi¨®n m¨¢s transparente sale dentro de poco. Carlos Fuentes se va hoy a Holanda. La verdadera raz¨®n de su serenidad, la sombra de su paso por las ciudades por donde ha pasado d¨ªas importantes de su vida, se quedan en cada umbral que ha traspasado para llegar a mostrarse feliz al recontar, sin pretensi¨®n, que hace cuarenta a?os hizo lo que quiso y este gesto adquiri¨® la forma de un libro importante que toc¨® a generaciones, le hace ver a quien llega a sus puertas, cada d¨ªa m¨¢s fresco, m¨¢s sereno, m¨¢s completo.
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