En la lucha final
Antes de despedirse de la secretar¨ªa general del PCE, Julio Anguita -que, al fin y al cabo, es paisano nuestro- nos ha hecho un regalo: en las propuestas del XV Congreso del Partido Comunista ha hecho extensivo el derecho de autodeterminaci¨®n a todos los pueblos de Espa?a. Sin acobardarse por las evidentes dificultades que el electorado tiene para seguir sus ofertas, Anguita, antes de marcharse, se ha atrevido con el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Como, seg¨²n ¨¦l, el actual estado de las autonom¨ªas est¨¢ agotado, ha propuesto que lo mejor es pedir autodeterminaci¨®n para todos -incluso, para los que nunca la han reclamado- y luego volver a pactar la uni¨®n. Es muy ecu¨¢nime este hombre: quiere poner una reivindicaci¨®n de las minor¨ªas independentistas vascas y catalanas al alcance de todos. Los andaluces le debemos nuestro agradecimiento: con la f¨®rmula Anguita volver¨ªamos a ser una autonom¨ªa de primera clase. Es m¨¢s, todas las autonom¨ªas ser¨ªan de primera clase. Ante el temor de que las reivindicaciones nacionalistas impongan una forma de Estado insolidario, lo mejor, seg¨²n los comunistas, es iniciar procesos de segregaci¨®n y luego volver a soldarnos en el mismo Estado, respetando, eso s¨ª, en la soldadura la homogeneidad fiscal y la solidaridad social, que es justamente lo que parece que no agrada demasiado a los nacionalistas vascos y catalanes que abanderan la segregaci¨®n. F¨®rmula curiosa ¨¦sta: ser¨ªa como proponer a las parejas que, una vez transcurrido cierto plazo de convivencia y como remedio contra la p¨¦rdida de la pasi¨®n, se divorcien para volver a casarse. No cabe duda de que el electorado tiene problemas para entender las propuestas del PCE. Aunque quiz¨¢ ser¨ªa m¨¢s sencillo pensar que el que tiene un problema es el propio PCE. Visto lo visto, se hace dif¨ªcil creer que, no hace a¨²n mucho tiempo, el PCE -"el Partido", como se le llamaba- tuviera entre sus cuadros y su militancia a la gente m¨¢s brava, honesta, inteligente y bien preparada de la lucha antifranquista. Las purgas o, simplemente, las dificultades que plantea la convivencia con gentes como Anguita, Frutos, Rej¨®n o Romero han logrado que el PCE no sea ni una caricatura de lo que fue. Una vez conseguido el objetivo de convertir al PCE en una irrelevante reliquia pol¨ªtica que apenas puede competir en influencia con los del Hare Krishna, los anguitistas han puesto el ojo en el sindicato Comisiones Obreras, que s¨ª ha sabido huir de la tentaci¨®n sectaria y en el que siguen luchando buen n¨²mero de recientes v¨ªctimas de Anguita, Romero y compa?¨ªa. La llegada de Francisco Frutos a la secretar¨ªa general del PCE es un ejemplo de que no hay situaci¨®n que no pueda empeorarse si se pone el suficiente empe?o. Pero a¨²n nos queda mucho por ver. Todav¨ªa es probable que sea un paisano nuestro el que complete la faena, el que remate -y nunca mejor dicho- la labor de Anguita. A¨²n est¨¢ por llegar la hora de Antonio Romero. Es lo ¨²nico que falta. Una vez que Anguita ha llevado al PCE al borde del abismo, el hombre m¨¢s indicado para dar el ¨²ltimo paso al frente es ¨¦l. Se admiten apuestas.
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