La UE aborda con discrepancias la cumbre que abre la batalla financiera del siglo XXI
ENVIADOS ESPECIALESSer¨¢ una cumbre de transici¨®n, pero marcar¨¢ pautas. Los l¨ªderes de la Uni¨®n Europea (UE) llegaron a Viena para enfrentarse a cara de perro sobre las finanzas comunes en el primer septenio del siglo XXI. Por vez primera debatir¨¢n al m¨¢ximo nivel todos los aspectos y todas las controvertidas f¨®rmulas que han abordado ya sus ministros en el ¨²ltimo trimestre. Se pelear¨¢n, pero han acordado que la sangre no llegue a¨²n al r¨ªo. Espa?a -liderando al Sur- tendr¨¢ protagonismo en su lucha por evitar recortes de gastos. El giro de la pol¨ªtica econ¨®mica hacia el binomio crecimiento-empleo, la representaci¨®n de la zona euro y la Defensa com¨²n ser¨¢n otros de los grandes asuntos.
Ser¨¢ un pulso m¨²ltiple, con tantas l¨ªneas de fractura como temas para el debate: Agenda 2000 o pol¨ªticas y sus inversiones; mantenimiento o reducci¨®n del gasto; equidad en las contribuciones... Un ejemplo de entrecruzamientos: el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, confes¨® ayer al Bundestag que le molesta m¨¢s el agravio con otros ricos (daneses o belgas) poco paganos que la exigencia de cohesi¨®n de los mediterr¨¢neos, porque el Tratado obliga a "la solidaridad con los socios m¨¢s d¨¦biles". Es un gui?o muy importante para Espa?a, de momento a¨²n no correspondido. Es una reflexi¨®n que se acerca, por ejemplo, a las presentadas por Paolo Cecchini ante el Parlamento Europeo sugiriendo un mecanismo de compensaci¨®n a los mayores contribuyentes netos del que quedar¨ªan libres de cargas los pa¨ªses de la cohesi¨®n (ver EL PA?S de ayer).Pero no parece que la sangre vaya a llegar al r¨ªo. La presidencia austriaca ha desistido ya de barrer mucho m¨¢s para casa (de los ricos). "Propondremos s¨®lo una referencia en las conclusiones a la necesidad de soluciones equilibradas, pero no ser¨¢ comprometedora, pues carece de sentido provocar un bloqueo de algo que se resolver¨¢ en tres meses", en una pr¨®xima cumbre especial, adelant¨® el canciller austr¨ªaco, Viktor Klima. El espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar estar¨¢ a la liebre que salte, con el veto siempre en ristre.
Cumbre de transici¨®n, pero nunca ayuna de inter¨¦s, porque la discusi¨®n condicionar¨¢ el futuro, fraguar¨¢ alianzas, marcar¨¢ pautas. Transici¨®n tambi¨¦n porque los l¨ªderes de los grandes pa¨ªses apenas se est¨¢n asentando. El brit¨¢nico Tony Blair fragua alianzas variables: con Espa?a en el moderantismo sobre empleo; con Francia, impulsando la defensa com¨²n, tras constatar la contradicci¨®n entre la ret¨®rica europe¨ªsta de su semestre presidencial y su apartamiento del n¨²cleo duro del euro. El alem¨¢n Schr?der busca plasmar su "visi¨®n de Europa ya no sentimental como la de Helmut Kohl, sino pragm¨¢tica y desacomplejada", define un diplom¨¢tico franc¨¦s. Massimo D"Alema dispone de una Italia que se aup¨® al euro en la pr¨®rroga pero empieza a despertarse, aunque todav¨ªa sin un perfil definido. Y el d¨²o Lionel Jospin-Jacques Chirac, consolidado en iniciativas, sigue luciendo las contradicciones de la cohabitaci¨®n. Esos hombres deber¨¢n resolver la contradicci¨®n entre la austeridad propugnada (el recorte de gastos en que insiste la carta conjunta francoalemana) y el giro hacia una pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s expansionista propugnado en P?rtschach. ?ste cuenta ya con un activo, la rebaja de los tipos de inter¨¦s; pero la segunda pata -incrementar las inversiones en infraestructuras- parece confiarla m¨¢s a los Gobiernos que a la Uni¨®n.
Transici¨®n lenta
La propuesta que presenta la Comisi¨®n al respecto es muy modesta. La transici¨®n desde la uni¨®n monetaria a la econ¨®mica ser¨¢ lenta: los avances en fiscalidad, en defensa, en empleo, se contemplan con timidez. "No habr¨¢ m¨¢s Europa sin m¨¢s dinero para Europa", se quejar¨¢ el presidente del Parlamento, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles. El esfuerzo del euro -¨²ltimo repecho: se aprobar¨¢ la voz ¨²nica de la zona monetaria en el G-7 y el FMI- parece inclinar a los l¨ªderes a preservar sus competencias, dinero y protagonismo en la esfera nacional. Quiz¨¢ se abran excepciones. Schr?der y Chirac propugnan cuantificar objetivos de empleo y hacerlos obligatorios. Y el presidente de la Comisi¨®n, Jacques Santer, anunciar¨¢ una nueva iniciativa. Para la cumbre de Colonia, el pr¨®ximo junio.
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