"El Papa ten¨ªa raz¨®n al criticar al comunismo"
El hombre que dirige el Ejecutivo italiano ocupa un despacho menos deslumbrante de lo previsible, a juzgar por el esplendor de pasillos y antesalas, en el Palazzo Chigi. Massimo d'Alema era ya el verdadero poder en la sombra del Gobierno italiano desde el triunfo de la coalici¨®n del Olivo en las elecciones generales de abril de 1996. Ahora ha dejado su confortable situaci¨®n de presidente del partido mayoritario de la izquierda (Dem¨®cratas de Izquierda) para tomar las riendas del pa¨ªs sin intermediarios, aprovechando la aparatosa ca¨ªda del democristiano Romano Prodi, tras la p¨¦rdida del apoyo del Partido de Refundaci¨®n Comunista. Despu¨¦s de poco m¨¢s de dos meses al frente del Ejecutivo, D'Alema se confiesa cansado pero convencido de que la izquierda tiene cuerda para rato en Italia.Pregunta. Usted es el primer jefe de Gobierno excomunista de la Europa occidental, un detalle que ha sido muy resaltado por la prensa italiana e internacional. ?Su larga militancia en el PCI ha sido una buena escuela para dirigir un Gobierno tan complicado como el suyo?
Respuesta. S¨ª, una escuela ¨®ptima. El Partido Comunista Italiano ha sido una de las grandes fuerzas pol¨ªticas de nuestro pa¨ªs. No era un grup¨²sculo extremista, sino un gran partido de gobierno, aunque no haya gobernado nunca el Estado, ha gobernado ciudades, regiones, provincias. Desde ese punto de vista, mi experiencia en el PCI ha tenido un gran valor formativo. Era un partido reformista, un partido comunista bastante original, es algo que hay que tener en cuenta. Tampoco se puede olvidar que ha sido, con diferencia, el mayor partido de la izquierda. Son todos datos que pertenecen a la historia. Yo comprendo que estas cosas del primer jefe de Gobierno poscomunista les hacen gracia a los peri¨®dicos, pero ya he dicho alguna vez que se trata de una cuesti¨®n de car¨¢cter historiogr¨¢fico m¨¢s que period¨ªstico, porque este fen¨®meno es de hace diez a?os. De hace mucho tiempo.
P. En todo caso, supongo que debe resultarle m¨¢s dif¨ªcil dirigir este Gobierno que su partido, rebautizado hoy como Democr¨¢tas de Izquierda. R. No lo s¨¦. Es bastante dif¨ªcil dirigir un partido, muy dif¨ªcil, porque los partidos ahora no est¨¢n de moda, son instrumentos que deben ser continuamente puestos al d¨ªa, renovados. Dirigir el Gobierno lo que s¨ª es, es cansado. No creo que sea m¨¢s dif¨ªcil, pero s¨ª m¨¢s cansado, porque hay que ocuparse de m¨²ltiples problemas y hay que estudiarlos oportunamente, ya que nadie conoce todos los problemas. As¨ª es que f¨ªsicamente es muy agotador, no me lo imaginaba.
P. ?Ha sido un descubrimiento entonces?
R. Pues s¨ª, la intensidad de la entrega f¨ªsica e intelectual que requiere esta tarea ha sido un descubrimiento desagradable, porque a m¨ª no me gusta trabajar mucho.
P. Sobre todo teniendo en cuenta la complejidad de su Gobierno, donde conviven tantas tendencias.
R. No, hasta ahora no he notado estas diferencias. En las acciones de gobierno ha habido una concordancia absoluta. Hemos aprobado todas las medidas por unanimidad. En los consejos de ministros se discute, como es l¨®gico, pero, a la hora de tomar decisiones de gobierno, todo el mundo se muestra muy colaborador.
P. Hace dos semanas viaj¨® usted a Madrid para entrevistarse con el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que es, por cierto, uno de los pocos representantes del centro-derecha en la UE. ?Cu¨¢l ha sido su impresi¨®n de esta visita?
R. Bueno, mantuvimos una conversaci¨®n normal, recib¨ª una acogida muy amistosa. Est¨¢ claro que mantenemos puntos de vista diferentes, pero esto no le quita nada a la colaboraci¨®n, digamos, institucional. En esa ronda m¨ªa de visitas por las capitales europeas no he visto a todos los mandatarios, porque no pod¨ªa, claro est¨¢; eleg¨ª a los m¨¢s importantes, entre ellos, a Aznar.
P. ?No le plantea ning¨²n problema en sus relaciones con el Gobierno de Madrid su mayor sinton¨ªa con el partido socialista? Esta misma semana recibi¨® usted al l¨ªder del PSOE, Jos¨¦ Borrell.
R. No, no; en todo caso, si el Gobierno de Madrid tiene alg¨²n problema, es con los populares de Cossiga .
P. El partido del expresidente Francesco Cossiga, que, por cierto, forma parte de su Gobierno...
R. S¨ª, pero tambi¨¦n del Partido Popular Europeo, y hay algunos problemas internos en este partido. Pero vamos, nosotros lo vemos con respeto, son cuestiones que no interfieren con nuestra relaci¨®n con el Gobierno espa?ol.
P. Sigue siendo adem¨¢s vicepresidente de la Internacional Socialista.
R. S¨ª, pero, aparte de eso, tenemos una actividad de partido a nivel europeo bastante intensa. El Partido Socialista Europeo se re¨²ne peri¨®dicamente para estudiar en profundidad los problemas de la pol¨ªtica europea.
P. Su llegada al Palazzo Chigi ha sido muy criticada por la oposici¨®n de derechas, por una parte de la izquierda y por la prensa vaticana, que fue bastante dura.
R. Si, L"Osservatore Romano.
P. A prop¨®sito de esas cr¨ªticas usted dijo que, despu¨¦s de todo, se trataba de la opini¨®n de un Estado extranjero. La verdad, sin embargo, es que el Vaticano es mucho m¨¢s que un Estado extranjero para Italia, su relaci¨®n con este pa¨ªs es bastante especial.
R. Claro, es natural, estamos aqu¨ª mismo, tan cerca. A la Iglesia cat¨®lica le ha costado trabajo adecuarse a la transformaci¨®n de la vida pol¨ªtica italiana, porque en Italia hab¨ªa un gran partido que representaba el punto de vista de los cat¨®licos y que era adem¨¢s el principal partido del Gobierno, me refiero a la Democracia Cristiana, que ha gobernado durante 50 a?os. En el momento en que este partido desaparece, se hace pedazos -no quiero decir que no haya cat¨®licos en la vida pol¨ªtica italiana, los hay, y siguen siendo muy influyentes-, pero cuando desaparece la DC pierde ese punto de referencia y por eso la Iglesia tiene que intentar reorganizar su relaci¨®n con la pol¨ªtica. En este proceso ha pasado por una fase de desconfianza, de estudio de la nueva realidad, pero poco a poco las cosas se normalizar¨¢n. De todos modos, yo no le doy la menor importancia a las pol¨¦micas que surgen en este pa¨ªs.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque no son importantes. Las cuestiones verdaderamente importantes de la pol¨ªtica son las cuestiones de fondo, las tendencias generales. Las pol¨¦micas cotidianas forman parte de la idiosincrasia italiana, pero nada m¨¢s. Las cuestiones verdaderamente importantes son ¨¦sas de las que los peri¨®dicos s¨®lo se dan cuenta una vez que han ocurrido.
P. Veo que sigue siendo muy severo con los peri¨®dicos italianos.
R. Pues s¨ª, porque, desgraciadamente, no informan. Son sensacionalistas. Esta cr¨ªtica la hago desde el amor a la prensa, y no desde la enemistad. Encuentro, no siempre, desde luego, pero s¨ª con mucha frecuencia, que lo que cuentan no se corresponde con la verdad. Pero en todo caso estoy muy pac¨ªfico con la prensa. P. Y con el Vaticano, ante su pr¨®xima visita al Papa.
R. S¨ª, es cierto. La visita est¨¢ fijada ya para el 8 de enero.
P. Un ateo como usted ?qu¨¦ opina de un Papa consevador?
R. No es un secreto que no soy creyente. Dicen que la fe es un don, y a m¨ª no me ha sido concedido. Pero admiro mucho al Papa, ya lo he escrito en alguna ocasi¨®n. Creo que es una de las grandes personalidades de este fin de siglo. Ha interpretado este cambio de ¨¦poca como pocos l¨ªderes lo han hecho.
P. Un Papa profundamente anticomunista, por cierto.
R. S¨ª, ha sido un protagonista de la ca¨ªda del comunismo, y lo ha sido con razones fundadas, quiero decir que el vac¨ªo espiritual de los pa¨ªses gobernados por los partidos comunistas era cierto, el Papa ten¨ªa raz¨®n.
P. Parece que el vac¨ªo espiritual era el mismo en los pa¨ªses capitalistas.
R. S¨ª, pero ¨¦se ha sido su m¨¦rito, porque, nada m¨¢s derrumbarse el comunismo, advirti¨® inmediatamente la necesidad de criticar al capitalismo. Se dio cuenta de que el fin del comunismo no significaba que hubi¨¦ramos pasado a una sociedad justa, porque vivimos en una sociedad injusta, aqu¨ª reside su grandeza. Ha sido el Papa el que ha advertido la necesidad de combatir la idea falsa de que la ca¨ªda del comunismo significaba el fin de la historia.
P. Parece que la Iglesia, aunque critique al capitalismo, se encuentra m¨¢s c¨®moda dentro de este sistema, no lo rechaza, luego hay importantes diferencias.
R. Indudablemente. De todos modos, el comunismo ya no existe. El verdadero problema es el de saber si en el mecanismo ¨²nico en el que vive hoy el mundo es posible mantener viva una voz cr¨ªtica, no el de valorar hoy lo que opinaba el Papa del comunismo, a menos que a usted le interese escribir un libro sobre el tema, que no lo dudo, puede ser de gran inter¨¦s. Pero en el mundo contempor¨¢neo lo importante es que la Iglesia cat¨®lica mantenga una posici¨®n cr¨ªtica hacia los mecanismos sociales que oprimen a los pueblos, que condenan a los pa¨ªses al subdesarrollo... porque representa un est¨ªmulo frente a la pol¨ªtica.
P. Volviendo entonces a ¨¦sta, Italia se encuentra en un momento crucial: a un paso de la puesta en marcha del euro, el crecimiento econ¨®mico se detiene.
R. Hemos conseguido importantes resultados en lo que se refiere al saneamiento de las finanzas p¨²blicas, a la lucha contra la inflaci¨®n, a la obtenci¨®n de una moneda estable, a una fuerte reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s. Desde este punto de vista estamos alineados con el resto de Europa. Naturalmente, para conseguirlo hemos tenido que lanzarnos a una carrera contra reloj, porque est¨¢bamos bastante atr¨¢s.
P. ?C¨®mo valora en este contexto la iniciativa conjunta del primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, y del espa?ol Aznar?
R. Se trata de un documento que hace hincapi¨¦ en las reformas estructurales internas de cada pa¨ªs y sobre la cuesti¨®n de la flexibilidad. Yo no niego que existe la necesidad de llevar a cabo esta reforma estructural, es m¨¢s, es uno de los objetivos del pacto para el trabajo que estamos intentando establecer nosotros. Pero es una cuesti¨®n menor, porque se trata de pol¨ªticas nacionales, mientras que yo creo que lo que hay que discutir es lo que va a hacer Europa en su conjunto en materia de empleo.
P. Si Italia ha abordado con un poco de retraso esta cuesti¨®n, ?es un error imputable al Gobierno Prodi?
R. Ya dije en mayo que hab¨ªa que abrir una segunda fase en la acci¨®n del Gobierno, despu¨¦s de meses de concentrarnos en la entrada en el euro, algo perfectamente razonable hasta ese momento. Ahora hemos iniciado esta segunda fase de gobierno, pero, visto con perspectiva, me parece que sin los resultados obtenidos por el Gobierno de Prodi no ser¨ªa posible hoy hablar de ocupaci¨®n. El saneamiento de las finanzas p¨²blicas era esencial.
P. ?Cu¨¢les son entonces las diferencias esenciales de su Gobierno con el que presidi¨® Prodi?
R. Mantenemos el mismo eje pol¨ªtico fundamental, el del centro-izquierda. Pero tras la ruptura con Fausto Bertinotti [l¨ªder del Partido de Refundaci¨®n Comunista] la composici¨®n del Gobierno se ha ampliado, abarcando ahora tanto a los comunistas de Armando Cossutta como a la UDR [de Francesco Cossiga]. Podr¨ªa decirse que es un Gobierno constituido por una mayor¨ªa que se ha desplazado m¨¢s al centro.
P. Al centro-derecha.
R. No s¨¦ por qu¨¦ deber¨ªamos llamarlo derecha, es centro. La derecha est¨¢ ya representada en Italia por el partido de Gianfranco Fini.
P. ?Esta mayor¨ªa durar¨¢ hasta el final de la legislatura?
R. S¨ª, esta mayor¨ªa durar¨¢. Incluso, si hubiera que convocar elecciones ahora mismo, ganar¨ªa esta mayor¨ªa, porque la derecha no est¨¢ en situaci¨®n de ofrecer una alternativa de gobierno cre¨ªble. En lo que respecta a las perspectivas de la legislatura, est¨¢n ligadas a la capacidad de llevar a cabo algunas reformas fundamentales. Porque no es razonable ir a las elecciones con una ley electoral que no le gusta a nadie.
P. Pero en su Gobierno hay diferentes posiciones sobre la ley electoral, sobre el proyecto de igualdad escolar. Usted mismo ha llamado al orden a sus ministros por las opiniones distintas que han expresado sobre el caso Ocalan .
R. S¨®lo han intervenido dos o tres ministros. Y esas manifestaciones no tiene influencia sobre las decisiones del Gobierno, que han sido tomado en base a lo que determina la ley. Cada uno es libre de opinar. Somos un pa¨ªs libre donde todos hacen declaraciones.
P. Puede ser que a la gente eso le desconcierte. R. Los italianos est¨¢n habituados.
P. Pero a veces la situaci¨®n resulta bastante confusa. Por ejemplo, en caso Ocalan, un d¨ªa parece que la soluci¨®n definitiva est¨¢ en manos de los magistrados, otro que en manos de la Comisi¨®n de Interior.
R. Eso es porque, por desgracia, a veces escriben los que no se saben las leyes de nuestro pa¨ªs. Que son muy sencillas. Forma parte del temperamento mediterr¨¢neo, latino.
P. ?La idea de la conferencia internacional sobre la cuesti¨®n kurda ha sido abandonada?
R. No. Pero es una cuesti¨®n diferente. Hab¨ªamos pensado plantear esa iniciativa en una sede europea para encontrar una soluci¨®n pac¨ªfica del conflicto del sureste de Turqu¨ªa. Pero no tiene nada que ver con la cuesti¨®n judicial.
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