Las ONG denuncian el auge de las agresiones juveniles a prostitutas

Las asociaciones que prestan apoyo social a mujeres que ejercen la prostituci¨®n niegan que las ¨²ltimas agresiones sufridas en la Casa de Campo sean hechos aislados. El escenario que pintan es estremecedor no s¨®lo por los casos m¨¢s extremos que acaban en asesinato o violaci¨®n, sino por otras formas de violencia de menores consecuencias f¨ªsicas pero tambi¨¦n graves, como las protagonizadas por grupos de j¨®venes que, desde sus coches o motos, lanzan a estas mujeres vasos de cristal o piedras mientras las insultan.

Pepa Barahona, responsable en M¨¦dicos del Mundo para los programas de atenci¨®n a prostitutas y drogodependientes, asegura que las agresiones de producen desde hace a?os. "Pero como ahora hay m¨¢s mujeres dedicadas a la prostituci¨®n, sobre todo inmigrantes, ha aumentado el n¨²mero de casos, aunque no su proporci¨®n", a?ade.Barahona, cuyo equipo sociosanitario acude todos los lunes y martes en una furgoneta a la Casa de Campo, explica que las prostitutas inmigrantes y las drogodependientes son las m¨¢s vulnerables a estas agresiones. "Tienen m¨¢s necesidad de dinero, porque est¨¢n sometidas a redes de prostituci¨®n o necesitan comprar droga, y eso les lleva a aceptar clientes que no les merecen confianza", a?ade.

Considera que la prostituci¨®n tiene m¨¢s riesgos en la Casa de Campo que en el distrito Centro, porque las relaciones sexuales no se mantienen en pensiones, sino dentro de los coches de los clientes, en rincones apartados donde no hay nadie que pueda o¨ªr un grito de auxilio.

"Pero tambi¨¦n hay agresiones, como lanzamiento de objetos desde los coches, en lugares m¨¢s c¨¦ntricos como la plaza de Rub¨¦n Dar¨ªo o Pedro de Valdivia (Chamber¨ª), donde suelen acudir en invierno los travestidos", matiza. Y relata que el pasado 20 de noviembre varios travestidos tuvieron que refugiarse en su unidad m¨®vil.

Zonas de riesgo

Barahona no sabe qu¨¦ soluciones pueden buscarse para resolver esta situaci¨®n. "Gran parte de las agresiones se producen cuando la mujer est¨¢ con el cliente y ah¨ª no cabe la presencia policial, que hemos solicitado en zonas de riesgo. En ocasiones son reacias a denunciar, porque sienten que su palabra se va a tomar menos en cuenta que la del cliente", concluye.Roc¨ªo Nieto, directora de la Asociaci¨®n para la Prevenci¨®n, Reinserci¨®n y Atenci¨®n de la Mujer Prostituta (APRAM), coincide en que las agresiones se producen en varias zonas.

Todos los mi¨¦rcoles y jueves por la noche, un equipo de APRAM, formado por sanitarias y ex prostitutas, acude a la Casa de Campo. "Desde hace dos a?os tenemos m¨¢s conocimiento de estas agresiones, porque han aumentado las denuncias debido a la labor de apoyo social que prestamos", a?ade. Nieto trabaja en posibles soluciones: "En este momento estamos intentando que las propias mujeres se organicen para reclamar a las instituciones medidas que eviten las agresiones". Esa organizaci¨®n del colectivo la est¨¢ impulsando APRAM a trav¨¦s de un grupo de prostitutas vinculadas a la asociaci¨®n que aconsejan a sus compa?eras en temas de salud o de seguridad. Entre los consejos figuran medidas de protecci¨®n mutua como apuntar la matr¨ªcula del coche donde montan otras mujeres para ejercer su actividad y dar la voz de alarma si tardan demasiado en un servicio.

"Ellas no acaban de confiar en la polic¨ªa, y lo que reclaman es que acuda la unidad m¨®vil m¨¢s d¨ªas a la semana, porque les da seguridad", concluye Nieto.