PERMISOS DE TRABAJO ?Qui¨¦n ordena las migraciones?
Suponga que es argentino y que desea trabajar en Espa?a. Cumpliendo con la ley, env¨ªa una solicitud de visado al consulado. Usted espera en su pa¨ªs sin probabilidad alguna de que le sea atendida su petici¨®n. Al tiempo, observa que muchos de sus compatriotas obtienen la residencia entrando de forma ilegal. Decide entrar como turista para luego quedarse ilegalmente. Entonces comienza su aventura. Acaba de ingresar en la econom¨ªa sumergida, su estancia no es como la hab¨ªa imaginado, a cada paso que da corre el riesgo de ser explotado. Por fin ve el cielo abierto, pues se inicia un proceso en el que puede solicitar un permiso de trabajo (aquel que solicit¨® desde su casa, y nunca fue atendido). Trabaja en la agricultura y su empresario le firma una oferta de empleo. Acude a una ONG, ellos le dirigen a la direcci¨®n provincial de Trabajo, donde le orientan en su solicitud. Esto le hace confiarse y por eso su sorpresa es may¨²scula cuando, pasados cuatro meses, recibe una carta en la que le dicen que debe comenzar de nuevo y acreditar otra vez la disponibilidad del empresario a contratarle. El remite es de la direcci¨®n general de Asuntos Consulares. Usted no conoce nada de este organismo y, a juzgar por el tiempo que han tardado en contestar y lo que dicen, ellos tampoco entienden mucho de sus problemas. Est¨¢ a punto de violar una vez m¨¢s su estricto c¨®digo ¨¦tico: debe pagar ahora por un contrato falso, porque de ¨¦l depende el poder obtener el permiso. El relato que acabo de introducir recoge la situaci¨®n de un buen n¨²mero de inmigrantes. El objetivo del sistema de cupos es el de "canalizar y organizar los flujos de inmigraci¨®n en funci¨®n de las necesidades de mano de obra". Sin embargo, los esfuerzos de los inmigrantes, de las ONG y de las Oficinas de Extranjeros chocan con los fr¨ªos despachos de la direcci¨®n general de Asuntos Consulares. En Almer¨ªa, por ejemplo, de 7.083 solicitudes para un cupo de 2.258 y despu¨¦s de tres meses desde que acab¨® el plazo, s¨®lo se han expedido 300 permisos de trabajo. Este sistema hace aguas y debemos buscarle un remedio. Adem¨¢s de la falta de agilidad administrativa, podemos citar otras cuestiones no menos importantes: este sistema reparte el n¨²mero de permisos que pueden concederse por provincias, lo que genera que, por ejemplo, un trabajador arraigado en M¨¢laga decida mudarse a Almer¨ªa para probar suerte, deslumbrado por el mayor n¨²mero de permisos previsto para esa provincia. Se provocan as¨ª grandes concentraciones de inmigrantes, lo que dificulta la integraci¨®n. Por otro lado, el 90% de las solicitudes son de quienes ya se encontraban en nuestro pa¨ªs. Por ello se prima la entrada ilegal en Espa?a frente al acceso legal. Para abordar este fen¨®meno propongo las siguientes soluciones: 1. Creaci¨®n de una secretar¨ªa de Estado que asumiera todas las competencias en materia de extranjer¨ªa. 2. Asignaci¨®n global de los contingentes, y no por provincias. 3. Aplicaci¨®n del proceso de cupos para los que quieran inmigrar y, aparte, regularizar a los ilegales. 4. Las ofertas actuales s¨®lo cubren la agricultura y el servicio dom¨¦stico. Esto es un principio, pero nunca un fin. Se corre el riesgo que los soci¨®logos ya han expresado en los Estados Unidos: "Los afroamericanos llevan tanto tiempo desarrollando trabajos de poco reconocimiento social que nuestra sociedad cree que s¨®lo sirven para ellos". Ojal¨¢ que instantes despu¨¦s de leer estas propuestas haya quien tenga mejores soluciones y se ponga en marcha una reforma a fondo de este sistema.JOS? LUIS RODR?GUEZ CANDELA
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Candela es presidente de Andaluc¨ªa Acoge.
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