Un poco de historia
El Liceo de C¨¢mara ha retomado el que es su principal hilo conductor en esta s¨¦ptima edici¨®n: los nacionalismos centroeuropeos. En distinta medida, y aunque sus obras no siempre lo reflejen, los tres compositores programados en esta ocasi¨®n por el Cuarteto Hagen supieron de nacionalismos, de disputas territoriales, de ¨¦pocas convulsas: Haydn en la Viena sitiada por Napole¨®n, Bart¨®k en las dos contiendas mundiales, Lutoslawski en la Polonia aplastada de la posguerra.Ninguna de las tres obras puede ocultar tampoco su filiaci¨®n hist¨®rica: en la de Haydn aletean a¨²n los vientos de la Ilustraci¨®n y, como todos sus cuartetos, tambi¨¦n el op. 76 n¨²m. 5 encarna esa "conversaci¨®n entre cuatro personas razonables" que admiraba Goethe. En el n¨²m. 4 de Bart¨®k se mantiene el di¨¢logo, aunque la raz¨®n ha cedido ya el testigo a esa desesperanza con la que se cerrar¨ªa su trascendental ciclo. En el solitario y magistral Cuarteto de Lutoslawski, en fin, el propio compositor escribe en su partitura que "cada ejecutante debe tocar su parte como si estuviera solo". Tambi¨¦n los int¨¦rpretes son hijos de las coyunturas hist¨®ricas. ?stas y no otras explican, por ejemplo, que vayamos a despedir este siglo sin que nuestro pa¨ªs haya dado un solo cuarteto de cuerda con proyecci¨®n internacional. En Austria, sin embargo, tocar cuartetos es, aparte de una gimnasia est¨¦tica cultivada asiduamente por profesionales y aficionados, un motivo de orgullo nacional. Un pa¨ªs que puede preciarse de haber visto nacer y crecer al Cuarteto Schuppanzigh, al Ros¨¦, al Kolisch, al Alban Berg o a este portentoso Hagen que acaba de visitarnos es un pa¨ªs con muchos quilates de historia musical. Detr¨¢s est¨¢n, claro, centros con la tradici¨®n y el prestigio del Mozarteum de Salzburgo, en cuyas aulas se formaron los miembros del Cuarteto Hagen. Y la educaci¨®n tambi¨¦n sirve para enderezar o doblegar el curso de la historia. Los tres hermanos Hagen y Rainer Schmidt acaban de traspasar la treintena, pero su manera de tocar y de estar sobre un escenario delatan su largu¨ªsima experiencia internacional y su colaboraci¨®n con m¨²sicos de la talla de Andr¨¢s Schiff, Gidon Kremer o Evgeny Kissin. Sin embargo, ser¨ªa injusto exigirles resultados similares a los de grupos plenamente asentados en la madurez. As¨ª, por ejemplo, su valiente versi¨®n del Cuarteto de Lutoslawski no nos ha hecho olvidar la ofrecida en 1993 en esta misma sala por sus compatriotas del Cuarteto Alban Berg, que supieron llevar la "aleatoriedad controlada" del polaco a sus ¨²ltimas y m¨¢s hermosas consecuencias. Su Bart¨®k vivi¨® una ejecuci¨®n violenta, pero careci¨® de la contundencia sonora o la precisi¨®n r¨ªtmica a las que nos ha acostumbrado el Cuarteto de Tokio. El Hagen toca con el arrojo y el descaro de los j¨®venes, pero hace m¨²sica con el poso de sabidur¨ªa de los artistas curtidos. A¨²n pueden mejorar mucho, y sin duda lo har¨¢n. Con semejante talento y con el coraje que revela la elecci¨®n de un programa como el ofrecido en Madrid, tambi¨¦n ellos est¨¢n llamados a hacer historia.
Cuarteto Hagen
Obras de Haydn, Lutoslawski y Bart¨®k.Auditorio Nacional. Madrid, 15 de diciembre.
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