JOS? RUIZ L?PEZ De profesi¨®n, pinsapo
?Qu¨¦ hubiera dado Jos¨¦ Ruiz L¨®pez por un Land Rover! Por un todoterreno de esos con magn¨ªfico motor ingl¨¦s, con reductora y tracci¨®n a las cuatro ruedas: una m¨¢quina subiendo el monte en vertical. La ¨²nica tracci¨®n de la que dispon¨ªan los primeros guardas forestales andaluces eran sus botas, primitivas y rudas. En el mundo de Jos¨¦ Ruiz hab¨ªa lo que hab¨ªa, "y nos avi¨¢bamos", recuerda resignado. Jos¨¦ Ruiz lleva tanto tiempo recorri¨¦ndo el Parque Natural de Grazalema como los pinsapos enhiestos en la cara norte de la sierra del pinar. Este abies procede de las glaciaciones y hoy s¨®lo es posible contemplarlo en este lugar y en algunas zonas del Rif marroqu¨ª. Jos¨¦, en realidad, naci¨® hace 70 a?os en Lucena (C¨®rdoba) y tambi¨¦n es un ejemplar ¨²nico, al que los trienios de monte se le acumulan en la jubilaci¨®n. Desde 1961 -cuando el parque era un consorcio de fincas particulares- hasta 1993 ha estado el lucentino escrutando la escarpada geograf¨ªa del lugar, un temario del que se examina sin titubear, como quien asocia cada recoveco a una dificultad: "De Las Albarradas a El Endrinal; desde el Puerto del Boyar a El reloj, en Villaluenga del Rosario". Se sabe la altura de cada pico. Tiene un mapa tridimensional del parque en la cabeza. Jos¨¦ Ruiz fue el primer jefe de las guarder¨ªas forestales de los parques naturales andaluces, a la vez que Grazalema fue el primer espacio protegido andaluz en contar con tal denominaci¨®n. Para llegar aqu¨ª, a disfrutar de una jubilaci¨®n que le permite gozar de la vida tranquila en su casa de El Bosque y pasear cada d¨ªa por el parque, ha recorrido el tortuoso camino de las transferencias. De artillero del Ej¨¦rcito en Algeciras a guarda forestal en los montes de Tarifa, donde durante siete a?os se encargaba del vivero de plantas de la Huerta del General, lugar de residencia del gobernador militar del Campo de Gibraltar. Del Patronato Forestal del Estado pas¨® al Icona y termin¨® cobrando la n¨®mina de las arcas de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Junta. Ante todo, Jos¨¦ es la viva memoria de la dificultad, de la falta de medios. "Hoy todo es distinto: yo me maravillo cuando veo a los helic¨®pteros, las palas mec¨¢nicas y las dotaciones completas para apagar los fuegos". Lo dice quien durante tres d¨¦cadas tuvo que combatir las llamas a ramazos: "Era un trabajo artesanal y peligroso, siempre buscando la vera del fuego, su direcci¨®n, el viento". Una pelea entre el hombre y el fuego, cuerpo a cuerpo: "Barriendo la lengua, atac¨¢ndola de frente". La exigua guarder¨ªa contaba con el apoyo de los vecinos. ?Qu¨¦ hubiera dado Jos¨¦ por un Land Rover! Para castigar al fuego ten¨ªa que coronar primero los riscos a pie, sin pistas forestales. S¨®lo una motocicleta Roa con motor Villiers de 125 c.c. de su propiedad le auxiliaba en sus desplazamientos de pueblo a pueblo. El Icona ten¨ªa la deferencia de pagarle la gasolina. "Antes ard¨ªa menos el monte", suaviza Jos¨¦ Ruiz, quien no olvida las madrugadas que abandonaba su casa y se echaba al campo, con una linterna, un impermeable y sus botas. "Por aquel entonces muchos ganaderos met¨ªan las cabras y las ovejas a pastar de noche en el campo y las sacaban a las claras del d¨ªa", rememora. Pero los pastos ten¨ªan due?o. Se ofrec¨ªa su concesi¨®n por la puja a la llana; hoy salen en pliegos cerrados. Recuerda que las mediciones de lindes les llevaba a descender gargantas "a plomo", como los submarinistas. Amarrados con cuerdas y sorteando las trampas y los lugares m¨¢s visitados hoy por los ciudadanos. Los guardas y los pastores desbrozaron los senderos con el sol de la ma?ana. ?l y su Roa distribu¨ªan por los pueblos de la sierra los sobres con el salario quincenal de la cuadrilla a la ca¨ªda de la tarde. Dice que echa de menos el monte, que a?ora ese mundo de furtivos, tormentas impredecibles y el olor a campo mojado. E incluso siente nostalgia de una Grazalema accesible: "Ahora, cuando el puente de la Pur¨ªsima, se pone de bote en bote". Y asegura que en su domicilio no tienen el mismo sabor ni las patatas con tomate ni "los asuntos de chacina" que le preparaba su mujer, Natividad Moya, para la talega. Datos de inter¨¦s A Grazalema se accede por la A-372 (Arcos-Grazalema) o A-376 (Villamart¨ªn-Ronda). Oficina del Parque en el Bosque: 956 72 70 29. Asociaci¨®n de Turismo Rural Sierra de C¨¢diz: 956 71 63 96.
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