Jubilados
MIGUEL ?NGEL VILLENA En una ocasi¨®n Jos¨¦ Luis Sampedro lleg¨® tarde a un acto p¨²blico al que hab¨ªa sido invitado. En lugar de farfullar alguna excusa o de improvisar cualquier disculpa, el veterano escritor se limit¨® a decir: "He venido con retraso porque no me apetec¨ªa observar la puntualidad. Quiz¨¢ ustedes lo crean una falta de respeto, pero les aseguro que uno de los pocos privilegios de la vejez es la libertad". A la altura de sus m¨¢s de 80 a?os, el autor de La sonrisa etrusca destacaba las pocas gratificaciones de la ancianidad en comparaci¨®n con sus muchos achaques. No obstante, el propio ejemplo de un vital, l¨²cido y brillante Sampedro avala las tesis de aquellos expertos que sostienen que uno de los grandes avances del siglo pasa por esa media de 20 o 25 a?os que la esperanza de vida activa concede m¨¢s all¨¢ de la edad de jubilaci¨®n. Aunque algunos puristas califiquen de reba?os conducidos por un pastor a los grupos de pensionistas que inundan museos, paseos mar¨ªtimos o espect¨¢culos, a muchos nos llena de satisfacci¨®n que, por fin, los jubilados espa?oles tengan los mismos derechos de que disfrutan sus hom¨®logos europeos desde hace d¨¦cadas. Ahora bien, nuestros compatriotas mayores han sufrido la desgracia de que la derecha comience a desmantelar un Estado del bienestar del que apenas han podido saborear los aperitivos. Indignaci¨®n provoca el descaro del Gobierno cuando pregona que las pensiones van a subir por encima del ¨ªndice de precios cuando esos incrementos se reducen en muchos casos a unos cientos de pesetas. Sonrojo producen esos festivales folcl¨®ricos que organiza el presidente Zaplana y que tanto recuerdan las celebraciones del Primero de Mayo del general Franco. A contracorriente, estas l¨ªneas sobre la gente mayor est¨¢n escritas a prop¨®sito en unos d¨ªas en que todo el mundo se ocupa de los ni?os. Porque, desde la convicci¨®n de que una sociedad ofrece su verdadera talla con la forma de tratar a los ancianos, quiero recordar aquella sentencia de Alfonso X el Sabio: "Quemad viejos le?os, bebed viejos vinos, leed viejos libros y tened viejos amigos".
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