Los sofismas del ministro
En la l¨®gica formal se distinguen, ya desde Arist¨®teles, tres tipos de razonamientos, y esto lo conoce muy bien el ministro de Sanidad, Jos¨¦ Manuel Romay, que nos consta posee una amplia cultura. Uno de estos modelos de razonamiento es el sofisma, que no es otra cosa que razonamiento falso y construido con la intenci¨®n de conducir a error. Pues bien, el ministro de Sanidad, en un reciente art¨ªculo publicado en este diario, bajo el t¨ªtulo de Fundaciones sanitarias: un consenso ya alcanzado, realiza un aut¨¦ntico encadenamiento de sofismas.Desde UGT, consideramos especialmente grave que un ministro, distinguido hasta el momento por su talante dialogante, se lance a defender unas medidas desastrosas para nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). El fundamento esgrimido en su argumentaci¨®n, y que supone el primer sofisma de su art¨ªculo, es que ya se hab¨ªa alcanzado un consenso. Si esto es cierto, no entendemos el revuelo formado. Luego, o bien el consenso fue sobre otra cosa, o bien no se ha alcanzado. En cualquier caso, no deja de ser un razonamiento falso, construido con la intenci¨®n de inducir a error.
Argumentemos un poco m¨¢s: cuando habla de consenso social o fuerzas sociales, entendemos que UGT es una instituci¨®n interlocutora de primer nivel y, sin embargo, no hemos participado en ese pretendido consenso. Desde nuestro sindicato ya expresamos nuestra discrepancia con el Real Decreto Ley 10/96, y, por supuesto, con la Ley 15/97, que lo convalid¨®; y mostramos nuestra perplejidad cuando el primer partido de la oposici¨®n no present¨® un recurso de inconstitucionalidad que, ahora, al parecer plantean. Quiz¨¢s "aquellos polvos no hubiesen tra¨ªdo estos lodos".
Hicimos constar nuestra discrepancia en el Consejo General del Insalud y en su Comisi¨®n Ejecutiva, y la explicitamos p¨²blicamente en el art¨ªculo Nos cuesta creer la privatizaci¨®n sanitaria, publicado en el peri¨®dico El Mundo. Nuestros argumentos eran entonces similares a los de ahora: no hay problemas urgentes ni de gesti¨®n, ni de financiaci¨®n, ni caos asistencial que justificasen aquel real decreto ley, ni hoy esta espuria medida tramitada a trav¨¦s de la Ley de Acompa?amiento. En aquellas fechas, tampoco el ministro quiso debatir el asunto, y, evidentemente, el mal ya se hab¨ªa hecho pese a la posterior tramitaci¨®n legislativa. Hoy, esa falta de di¨¢logo es si cabe m¨¢s evidente, ya que se ha dado la circunstancia de que el ministro ha tenido un foro id¨®neo para explicar su reforma en las jornadas sobre la sanidad p¨²blica en el siglo XXI, celebradas por la FSP-UGT el pasado mes de noviembre. Estos hechos dejan patente la falta de di¨¢logo que preside esta reforma. Desde UGT hemos mantenido nuestra voluntad de di¨¢logo, siempre que el fin ¨²ltimo sea la modernizaci¨®n del SNS. No obstante, el Gobierno niega, por un lado, su voluntad privatizadora, y va, por otro, construy¨¦ndola a golpe de Real Decreto y Ley de Acompa?amiento.
El ministro de Sanidad falta descaradamente a la verdad cuando dice que la enmienda presentada en el Senado pretende hacer m¨¢s eficiente la gesti¨®n del Insalud, homolog¨¢ndola a otros servicios de Salud del SNS, ya transferidos a las comunidades aut¨®nomas. ?Dios nos libre de semejante eficacia! El ministro debe saber que el Insalud no transferido viene demostrando, a?o tras a?o, un riguroso ajuste al presupuesto que se le adjudica, muy al contrario que otros Servicios de Salud transferidos, que han venido desfasando sus gastos sobre el presupuesto inicial en porcentajes superiores al 20% anual. Sin embargo, callan estos datos y dan soluci¨®n al d¨¦ficit generado por estos modelos sanitarios, eso s¨ª, a cambio de los votos parlamentarios pertinentes para mantener la estabilidad del Gobierno. Pero, adem¨¢s, esa eficiencia del Insalud no s¨®lo ha sido en t¨¦rminos econ¨®mico-financieros, sino asistenciales.
Cuando publicamos aquel art¨ªculo en julio de 1996, nos costaba creer la furia privatizadora del Gobierno, hoy lo tenemos meridianamente claro, aunque no nos resignamos. Si el ministro hubiese asistido a las recientes jornadas de la FSP-UGT, hubiera escuchado -aunque ciertamente lo conoce de sobra- c¨®mo el actual Gobierno laborista brit¨¢nico est¨¢ estudiando la gravedad de su National Health Service (NHS), despu¨¦s de la etapa conservadora. El fracaso de la competencia interna y la autonom¨ªa de gesti¨®n de sus centros han arrastrado a un servicio que era mod¨¦lico a una degradaci¨®n alarmante. Tambi¨¦n hubieran vuelto a escuchar, aunque no les guste, que el Sistema Sanitario Alem¨¢n -modelo al que quieren asemejar el nuestro- cuesta el doble que nuestro SNS.
Y as¨ª podr¨ªamos seguir y no acabar, pero ?de qu¨¦ servir¨ªa argumentar al ministro Romay y sus colaboradores, si lo saben igual o mejor que nosotros? Se lo dijimos desde que tomaron posesi¨®n de sus cargos, quiz¨¢s ellos tuviesen buenas intenciones, pero quienes realmente est¨¢n detr¨¢s del partido del Gobierno tienen sus propias intenciones y unos objetivos muy claros. La tarta sanitaria es muy grande y muy rica como para dejarla pasar. Hay que echarle mano y privatizarla. ?C¨®mo? Ya lo est¨¢n haciendo.
Un frente para la degradaci¨®n del SNS, y para su futura privatizaci¨®n, son las citadas Fundaciones Sanitarias P¨²blicas, con la absoluta libertad y abusivo uso de la externalizaci¨®n de servicios y compra de los mismos a entidades privadas. Esta metodolog¨ªa de mercado sabemos, por las experiencias brit¨¢nica, alemana o francesa, que hincha mucho la factura sanitaria, hasta tal punto que aboca, en breve tiempo, a la insuficiencia financiera del conjunto del sistema. En Espa?a, el Servicio Catal¨¢n de Salud supone un ejemplo ya paradigm¨¢tico. Es decir, a medio plazo, aquellas personas que tengan un determinado nivel de ingresos podr¨¢n pagarse la atenci¨®n sanitaria, mientras que quien no posea estos recursos se ver¨¢ desplazado a una beneficencia de nuevo cu?o.
Y los activos a un reinventado Seguro Obligatorio de Enfermedad, como en los mejores tiempos de la autarqu¨ªa de Franco y Gir¨®n. ?Y los trabajadores del Sistema? Pues, para todos, empleo en precario, a tiempo parcial y con coberturas sociales insuficientes.
El di¨¢logo para hacer m¨¢s eficiente, en t¨¦rminos sobre todo de calidad, pero tambi¨¦n econ¨®micos, el SNS sigue abierto, pero a esta reforma nos oponemos con rotundidad.
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