Periodista bajo sospecha
![Isabel Ferrer](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8b95639c-d8ad-4697-89e7-0a8b128cb4e1.png?auth=2ab4e65ae234b6368ea105ef1c40df093c1068ef274989c980910cd81cb9140c&width=100&height=100&smart=true)
Por una vez, el esp¨ªa no lleg¨® del Este. Vive en Londres, s¨®lo a veces utilizaba un seud¨®nimo y su coartada no pod¨ªa ser m¨¢s ingeniosa. Es el director de un peri¨®dico, The Sunday Telegraph. El supuesto agente a sueldo del MI6, los servicios secretos externos del Reino Unido, se llama Dominic Lawson y cumpli¨® ayer 42 a?os. Si su nombre resulta vagamente familiar m¨¢s a¨²n lo es su rostro. Es el vivo retrato de su padre, Nigel, antiguo ministro conservador de Hacienda y acreedor ahora al noble t¨ªtulo de lord Lawson.Seg¨²n un esp¨ªa aut¨¦ntico, Richard Tomlinson, expulsado ahora del servicio, el periodista trabaj¨® para sus superiores entre 1990 y 1995. Brian Sedgemore, diputado laborista, ha tomado ese testigo y pedido que se investigue si Lawson hijo le ha hecho de verdad la competencia a James Bond, alias 007, desde el despacho de su rotativo.
Las primeras acusaciones, aunque sin nombres, fueron efectuadas por el propio Tomlinson hace tres a?os. Apartado del cuerpo por no tener esp¨ªritu de equipo, este ingeniero aeron¨¢utico sirvi¨® durante cuatro a?os al MI6 en Mosc¨², Bosnia y la capital brit¨¢nica misma. Al verse en la calle intent¨® demandar a su patr¨®n por despido improcedente. Trat¨¢ndose de un jefe tan singular como los servicios secretos, el ca¨ªdo pas¨® a convertirse en pocas horas en una voz disonante que deb¨ªa silenciarse. Malcolm Rifkind, a la saz¨®n titular de Asuntos Exteriores, firm¨® una orden ministerial prohibiendo la publicaci¨®n de cualquiera de sus declaraciones. Cuando Tomlinson dijo estar en la ruina, recibi¨® algo de dinero. El golpe de gracia, sin embargo, estaba a¨²n por llegar.
En la m¨¢s pura tradici¨®n del esp¨ªa desencantado que lo cuenta todo, amenaz¨® con escribir un libro sobre sus experiencias al servicio de Su Graciosa Majestad. Un editor australiano vio lo que deb¨ªa ser un borrador de las memorias, pero nada m¨¢s. A su regreso al Reino Unido, Tomlinson, ef¨ªmero escritor, fue arrestado por la polic¨ªa secreta en su domicilio. Acusado de haber vulnerado la Ley de Secretos Oficiales, cumpli¨® seis meses de una condena de un a?o. Ahora que su nombre parec¨ªa desvanecerse, el diputado Sedgemore ha se?alado a Dominic Lawson y pide una explicaci¨®n.
El pol¨ªtico ha podido denunciarle haciendo uso de la informaci¨®n privilegiada puesta a su alcance por raz¨®n de su cargo. Lawson ha hecho p¨²blico el ment¨ªs de rigor sin poder evitar que se airee lo que supuestamente ocurr¨ªa en The Spectator, la revista que dirigi¨® entre 1990 y 1995. Justamente ¨¦sas son las fechas subrayadas por Tomlinson como el periodo en que colabor¨® con el MI6. En dicha ¨¦poca, varios art¨ªculos firmados por un tal Kenneth Roberts criticaron la actuaci¨®n de la fuerza pacificadora de las Naciones Unidas en Bosnia, que para el autor era demasiado proserbia. Roberts aseguraba estar colaborando con la propia ONU, pero prefer¨ªa no revelar su aut¨¦ntico nombre. Bajo la cualificada mirada del director, Dominic Lawson, ocurri¨® tambi¨¦n algo a¨²n m¨¢s sonado. Richard Gott, encargado de las p¨¢ginas literarias del rotativo The Guardian, fue denunciado como un agente a sueldo del KGB. Corr¨ªa el a?o 1994, y el entonces Gobierno conservador estaba acorralado por m¨²ltiples acusaciones de fraude entre sus filas. El fiscal de papel no era otro que el propio The Guardian. Despu¨¦s de muchas negativas, Gott reconoci¨® haber viajado "a costa de los rusos", pero sin recibir otros pagos. Una vez aclarado el asunto abandon¨® el diario.
El denunciado trabajo paralelo de Lawson ha sido negado por fuentes gubernamentales brit¨¢nicas, pero sus colegas de The Times se han hecho cruces sobre la posibilidad de que fuera cierto. "Por nobles que hayan sido sus motivos, si de verdad ha sido un esp¨ªa ha errado en sus lealtades. Su mayor deber es para con la libertad de prensa", rezaba ayer su editorial. Para los que dudan, su mayor ¨¦xito period¨ªstico resulta tambi¨¦n pol¨¦mico. En 1990 public¨® unas declaraciones antigermanas efectuadas por el entonces ministro de Comercio, Nicholas Ridley. El pol¨ªtico crey¨® que hablaba en confianza, pero su exabrupto dio la vuelta al mundo. Dominic Lawson estaba entre los elegidos cuando un diputado con alma de cruzado ha sacudido su m¨¢s preciado bien, la reputaci¨®n.
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