El Atl¨¦tico se abona al 0-0
Los rojiblancos echan otra vez de menos a Kiko y conceden un empate al Zaragoza
Tres partidos consecutivos con o-o, cuatro sin encajar un solo gol. La idea de Sacchi va cuajando en el Atl¨¦tico, cada vez m¨¢s serio y seguro atr¨¢s, m¨¢s ordenado. Pero el problema con el que naci¨® este proyecto, la escasez de talento en una plantilla construida para morder y correr, sigue ah¨ª, provocando que encuentros como el de ayer, ante un Zaragoza de lo m¨¢s corriente, acaben con empate sin goles. Sobre todo, si Kiko, el alma de los rojiblancos en el juego de ataque, permanece ausente. La lesi¨®n del jerezano est¨¢ resultando una tortura para Atl¨¦tico, que no consigue sacar beneficios de su firme disposici¨®n t¨¢ctica.
El Atl¨¦tico volvi¨® a presentarse en el Calder¨®n sin Kiko, tambi¨¦n sin Jugovic —otro problem¨®n para la cuesti¨®n creativa—, sin Serena, y con Correa en banquillo. Estaban Valer¨®n y Juninho, pero su peso en el juego disminuye a pasos agigantados. El canario se encoge con el invierno y el brasile?o est¨¢ en decadencia: no hace mucho era imposible quitarle la pelota hasta el cuarto o quinto regate, ahora rara vez sale airoso del primero. Fue Mena, un futbolista nacido para destrucci¨®n, la ¨²nica luz que se encendi¨® ayer en el Atl¨¦tico. Y no result¨® suficiente.
El Zaragoza no mejor¨® la aportaci¨®n de los rojiblancos. Les discuti¨® el gobierno de la pelota en la primera mitad, los meti¨® en dificultades en esa fase con la velocidad de Wooter por la derecha, pero con el correr de los minutos el conjunto ma?o se fue empeque?eciendo. Y en la segunda parte dimiti¨® de cualquier aventura ofensiva y se limit¨® esconderse frente a su ¨¢rea y defender, asunto que resolvi¨® con eficacia. Podr¨¢ apelar el Atl¨¦tico a su mejor actitud para conquistar la victoria, puso m¨¢s empe?o en llevarse los tres puntos, pero no encontrar¨¢ demasiados argumentos en forma de oportunidades de gol de los que lamentarse.
El encuentro de ayer se ha visto tantas veces que no puede achacarse a una mala tarde. Fue la consecuencia l¨®gica de c¨®mo entienden el f¨²tbol los dos con tendientes y de las carencias que muestran sus plantillas. La tarde, sobre todo en la primera mitad —en el arranque de la segunda, el Atl¨¦tico intent¨® juntarse en torno al bal¨®n y ara?¨® un rato de buen juego—, se convirti¨® en una sesi¨®n trabada, de posesiones cortas y balones largos, mucho errores y poca creatividad. Y para estropear el cuadro, fr¨ªo y viento. La pelota viaj¨® descontrolada de un lado a otro, sin un futbolista que saliera a poner remedio.
Irrumpi¨® uno, Mena, pero m¨¢s desde el temperamento que desde la sutileza. A¨²n as¨ª, el argentino salv¨® del suspenso general algunos pasajes del choque. Sus arranques fueron la ¨²nica f¨®rmula que encontr¨® el Atl¨¦tico para meter en dificultades al Zaragoza. Mena tiene piernas de roca, lo que le permite llevarse el bal¨®n en todos los choques y probar suerte luego con ciertas garant¨ªas de ¨¦xito con disparos desde cualquier distancia. Y tiene el argentino car¨¢cter, algo que tambi¨¦n le pone en posici¨®n de ventaja para recuperar el bal¨®n con extraordinaria frecuencia, pero, sobre todo, provoca un saludable contagio en la grada y los compa?eros. Sin embargo, finalmente Mena es un futbolista limitado, incapaz, de resolver por s¨ª solo una cita a la que sus compa?eros apenas aportan algo.
Por delante de Mena, el Atl¨¦tico no tuvo a nadie. S¨ª por detr¨¢s, donde Santi, Chamot y Toni —Aguilera estuvo peor— se con firmaron como una excelente l¨ªnea defensiva. Pero el Zaragoza, que sin Milosevic pierde toda su pegada, tampoco ped¨ªa muchas precauciones. Lo que reclamaba el equipo de Rojo era un poco de f¨²tbol arriba, ¨¦se que el Atl¨¦tico no es capaz de hacer si Kiko falta.
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