Una fuerte corriente de opini¨®n en EE UU pide que se evite el juicio a Clinton en el Senado
La mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica y de la opini¨®n p¨²blica de Estados Unidos expresaba ayer el deseo de que el pa¨ªs evite el trauma de un juicio al presidente en el Senado. Algo a lo que se ve abocado Bill Clinton desde el procesamiento decidido el s¨¢bado por la C¨¢mara de Representantes. Desde los ex presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter a los editoriales de los peri¨®dicos, pasando por las encuestas de opini¨®n, el sentimiento dominante era ayer que lo mejor es que Clinton llegue a un acuerdo con el Senado para intercambiar una confesi¨®n a cambio de una censura.
Un acuerdo antes que un juicio. Eso es lo que pide la opini¨®n p¨²blica estadounidense, pero Bill Clinton tendr¨¢ que cambiar su estrategia. Satanizar a sus adversarios y declararse pecador, pero no delincuente, no le va a servir en el Senado. La propuesta de los ex presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter, publicada por The New York Times, es que el Senado censure en¨¦rgicamente a Clinton por perjuro y que ¨¦l lo acepte firmando ese documento. Su confesi¨®n de no haber dicho la verdad bajo juramento no podr¨ªa ser utilizada en su contra en los tribunales. Ese compromiso es aprobado, a tenor de los sondeos de CBS y CNN difundidos ayer, por dos tercios de los estadounidenses, mientras que el otro tercio es partidario de que el Senado cumpla la misi¨®n que le ha encargado la C¨¢mara de Representantes y juzgue al presidente. Esa divisi¨®n se ha mantenido inalterable desde el comienzo del caso Lewinsky.Para declararle culpable y destituir al presidente se requerir¨ªa una mayor¨ªa de dos tercios de los 100 miembros del Senado, 55 republicanos y 45 dem¨®cratas. Los senadores que hablaron ayer, de la mayor¨ªa republicana o la minor¨ªa dem¨®crata, coincidieron en que en estos momentos no parece existir tal posibilidad.
Perdida la batalla de la C¨¢mara baja, y la de la historia, como subrayaron Ford y Carter en su escrito, la esperanza de Clinton es que el Senado utilice su potestad constitucional de no admitir el caso a tr¨¢mite, para lo que se requiere una mayor¨ªa simple. Eso s¨®lo es posible si antes se ha negociado previamente alg¨²n tipo de castigo alternativo. El vicepresidente Al Gore tambi¨¦n pidi¨® ayer esa soluci¨®n "razonable".
Los senadores tambi¨¦n est¨¢n divididos. El republicano Orrin Hatch, presidente del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales, propon¨ªa un sondeo interno para saber si existe la posibilidad de una mayor¨ªa favorable a la destituci¨®n. En caso negativo, se inclinaba por negociar la censura.
Otros senadores, incluidos el dem¨®crata Robert Byrd y el republicano Mitch McConnell, se declaraban partidarios de celebrar el juicio, incluso a sabiendas de que Clinton tiene muchas posibilidades de ser absuelto. "Tenemos que seguir la Constituci¨®n, porque establece que nuestra obligaci¨®n es juzgar al presidente y declararle culpable o inocente", dijo Byrd.
Ayer, Clinton parec¨ªa divagar de nuevo, como en los 11 meses anteriores, entre organizar una defensa legalista o una pol¨ªtica. Anulando una los esfuerzos de otra, esa doble defensa le ha colocado donde est¨¢. Mientras insist¨ªa ayer en su voluntad de negociar un acuerdo pol¨ªtico con el Senado, la Casa Blanca, a trav¨¦s su jefe de gabinete, John Podesta, no descartaba cuestionar la decisi¨®n del s¨¢bado. "Algunos de los expertos que hemos consultado", dijo Podesta, "afirman que no es consistente con la Constituci¨®n que el procesamiento haya sido adoptado por un Congreso en los ¨²ltimos d¨ªas de la legislatura y haya transmitido el caso al siguiente Congreso".
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