Indulto ya

LA SALA Segunda del Supremo, que la sentencia del caso Marey dividi¨® en dos bloques -siete magistrados por la condena, cuatro por la absoluci¨®n-, ha recuperado la unidad de criterio en su pronunciamiento a favor del indulto parcial de Barrionuevo y Vera. El informe sit¨²a a ambos m¨¢s cerca de la libertad, ya sea porque la reducci¨®n de la condena -de 10 a?os a 40 meses- facilita su clasificaci¨®n en el tercer grado, ya sea porque el recurso ante el Constitucional pudiese conllevar la suspensi¨®n del cumplimiento de sentencia. El escrito del Supremo le suministra al Gobierno suficiente base jur¨ªdica para reducir la pena en dos tercios, pero ser¨ªa bueno que cerrara de una vez por todas con un indulto total este asunto que a¨²n divide profundamente a la sociedad espa?ola. La ley concede al Gobierno plena libertad para el ejercicio del derecho de gracia, sin que le limiten los informes del tribunal juzgador o el fiscal.Los delitos por los que Vera y Barrionuevo fueron condenados no han prescrito, pero se remontan a hechos sucedidos hace 15 a?os y hace ya m¨¢s de 10 que los GAL dejaron de ser una amenaza con su autodisoluci¨®n. El propio Tribunal Supremo admite que la funci¨®n ejemplarizante de la justicia fue cumplida con la propia sentencia y su cumplimiento parcial. Por lo dem¨¢s, los magistrados concluyen que en estas circunstancias no cabe el temor a la reincidencia.

Los amantes de la equidistancia podr¨ªan tener en cuenta que ETA todav¨ªa existe; que aunque ha dejado de matar hace tres meses, tiene todav¨ªa en reserva a sus comandos y a la infanter¨ªa de Jarrai en tareas de intimidaci¨®n contra cargos electos del PP; que hay muchas cuentas pendientes con la justicia y con las v¨ªctimas, y que, pese a todas esas evidencias, empieza a hablarse abiertamente de posibles medidas de gracia si se produce el abandono definitivo de la violencia. Sin que se haya exigido un arrepentimiento colectivo. El paralelismo entre la situaci¨®n de los etarras encarcelados y la de Barrionuevo y Vera es a todas luces una falacia. Sobre todo desde un planteamiento pol¨ªtico. Pero, una vez que los hechos coinciden en el tiempo, nadie podr¨ªa entender, si no es desde el sectarismo, que se pueda avanzar en una soluci¨®n generosa de los presos etarras con la antigua c¨²pula de Interior en la c¨¢rcel. Am¨¦n de incomprensible, resultar¨ªa de todo punto imprudente a la luz del paralelismo que interesadamente tratan de establecer algunos portavoces del Pacto de Lizarra.

El PP ha sucumbido a la tentaci¨®n de utilizar el calvario judicial al que est¨¢n sometidos ex altos cargos socialistas para mantener ocupada a la oposici¨®n en una tarea de desgaste, como es la defensa de los propios presos encarcelados. Tambi¨¦n el PSOE ha ca¨ªdo en la trampa de convertir la solidaridad con Vera y Barrionuevo en la piedra de toque de la l¨ªnea pol¨ªtica de sus l¨ªderes, y alguno de ellos se ha dejado tentar por la posibilidad de automarginarse del libre juego pol¨ªtico, insinuando el abandono de las instituciones o la descalificaci¨®n del proceso de paz en Euskadi.

Hay una forma de cortar estas derivas partidistas, y de que la vida pol¨ªtica recupere la normalidad perdida: que el Gobierno ejerza su prerrogativa y conceda el indulto a Rafael Vera y a Jos¨¦ Barrionuevo. Y que lo conceda ya.