El coraz¨®n enga?a a veces
Las experiencias de Abraham Olano y Jos¨¦ Luis Arrieta durante aquel Tour
Antes incluso de conocer los datos de su puls¨®metro, Abraham Olano sab¨ªa que hab¨ªa firmado una obra de arte en la contrarreloj de Disneylandia. Antes incluso de saber que hab¨ªa derrotado a Jan Ullrich, el maestro que iba a ganar aquel Tour de 1997, Olano sab¨ªa que hab¨ªa hecho la carrera de su vida. Se lo hab¨ªan dicho sus sensaciones, se lo hab¨ªa dicho su coraz¨®n. D¨ªas y d¨ªas llevaba el ciclista vasco penando sin lograr que sus pulsaciones subieran con alegr¨ªa. Fue un Tour de sufrimiento sin premio hasta aquel 25 de julio en que se convirti¨® en un dolor gratificado.Se lo dijo su coraz¨®n, que brinc¨® con alegr¨ªa desde el comienzo. Fue una burrada: el 95% de los 75 minutos, lati¨® por encima de su umbral aer¨®bico, a m¨¢s de 180 por minuto. Fueron 63 kil¨®metros llanos recorridos a casi 50 kil¨®metros por hora, a m¨¢s del 90% de su capacidad respiratoria m¨¢xima. Un ejercicio extenuante mantenido durante m¨¢s de una hora. Un ejercicio puramente f¨ªsico al alcance de muy pocas personas. Ni siquiera en una marat¨®n, tenida como un ejercicio matador, los deportistas alcanzan tal nivel de gasto. "Y sin embargo", explica Jes¨²s Hoyos, m¨¦dico del Banesto, "he visto algunas contrarreloj de Olano tambi¨¦n buenas en las que apenas pis¨® el tercer nivel. El coraz¨®n es as¨ª de raro".
Olano, tan econ¨®mico pedaleando como poco expresivo a la hora de contar sus sensaciones particulares, no supo explicar a qu¨¦ grado de sufrimiento fue capaz de llegar. Aquel d¨ªa simplemente estaba contento por haber demostrado, ganando la etapa, que era un buen ciclista.
Y sin embargo, en su cuerpo pasaron cosas extraordinarias: la producci¨®n de ¨¢cido l¨¢ctico (que no es otra cosa que el residuo de la combusti¨®n de los glic¨®genos, la gasolina de los m¨²sculos) supera a la eliminaci¨®n y se acumula dolorosamente en el m¨²sculo; al mismo tiempo hay un exceso de anh¨ªdrido carb¨®nico (CO2) que se manifiesta en un marcado incremento ventilatorio (sensaci¨®n de ahogo) para superar la acidosis. Dolor y asfixia con metabolismo anaer¨®bico, sin ox¨ªgeno.
El coraz¨®n es muy raro, pero muy expl¨ªcito.Una de las conclusiones del estudio sobre los ciclistas del Banesto en el Tour de 1997 es que los corredores para tener ¨¦xito necesitan ser capaces de visitar el infierno largos periodos de tiempo durante las fases de la carrera m¨¢s extenuantes, y regresar vivos para comenzar el d¨ªa siguiente. Olano fue capaz de estar 70 minutos en la fase tres (v¨¦ase la p¨¢gina anterior) durante una contrarreloj, pero tambi¨¦n estuvo 80 minutos en esa zona en una etapa de monta?a de 180 kil¨®metros. Y encima penalizado por su peso (unos 73 kilos).
Su peso y su tama?o, 1,83 metros de estatura, le permitieron al guipuzcoano, sin embargo, pasar de puntillas, sin ning¨²n desgaste, por las etapas llanas. Adem¨¢s, sabe rodar en pelot¨®n. Los d¨ªas de viento sabe colocarse y tiene potencia bruta suficiente para superar ese obst¨¢culo. Sin embargo, los peque?os escaladores, con mucha potencia relativa (vatios por kilo) pero con poco motor absoluto, las pasaron canutas. Y peor lo podr¨ªan haber pasado si alguno de los grandes equipos hubiera decidido convertir los llanos en campo de batalla. Muchos a¨²n piensan que la facilidad con que se permiti¨® viajar este a?o a Pantani en los primeros d¨ªas fue la clave de la victoria del italiano y la derrota de Ullrich. Porque, como dice el estudio, "una vez una persona ha alcanzado un cierto nivel de forma f¨ªsica, la mayor¨ªa de los ciclistas son capaces de hacer una etapa llana del Tour en tiempos similares".
La tortura del segundo nivel
Mucho se ha escrito y se ha teorizado sobre el cansancio acumulado, sobre la fatiga que en la ¨²ltima semana desborda a todos los corredores, pero la expresi¨®n cient¨ªfica no ha llegado hasta este estudio, que explica: "En algunos ciclistas la velocidad del coraz¨®n puede a veces ser menor de lo esperado (por ejemplo, inferior el umbral anaer¨®bico durante la ascensi¨®n a un gran puerto) a pesar de la percepci¨®n del corredor de estar al nivel del m¨¢ximo esfuerzo. En esos casos, la fatiga muscular local puede limitar el rendimiento de un corredor incluso aunque su sistema cardiopulmonar no haya sido exigido al m¨¢ximo".Jos¨¦ Luis Arrieta, el ciclista del Banesto que fue uno de los protagonistas del estudio, explica de esta manera por qu¨¦ en la tercera semana las pulsaciones no pasan de un tope bajo y c¨®mo el ciclista se desespera: "Todo depende de las primeras dos semanas, pero, por norma general, si has trabajado bastante en el llano, al final te quedas estancado en la fase dos. Mucha culpa la tiene el abuso que hacemos de grandes desarrollos y de la facilidad y alegr¨ªa con que movemos el pi?¨®n de 11 dientes. La verdad es que te extra?as de no coger m¨¢s pulso y tienes el cansancio acumulado en las patas. Notas que tienes el umbral anaer¨®bico mucho m¨¢s bajo".
"No se siente el mismo sufrimiento, la misma agon¨ªa que se tiene cuando alcanzas tu m¨¢ximo, es, m¨¢s bien, una sensaci¨®n de impotencia, de vac¨ªo, no tanto el vac¨ªo que notas cuando est¨¢s p¨¢jara, pero similar, es un no puedo m¨¢s. Haces lo mismo que con m¨¢s pulsaciones, como por ejemplo subir un puerto a 24-27 por hora, pero el cansancio llega antes, con menos pulsaciones".
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