Clinton aprovecha la Navidad para fortalecer su imagen familiar
, "?Qu¨¦ espera usted del Senado?", le pregunt¨® un periodista a Bill Clinton el pasado lunes, cuando ¨¦l y su esposa, Hillary, se pusieron el delantal de cocineros en un centro caritativo de Washington. "Que pase una feliz Navidad", respondi¨® el presidente. La an¨¦cdota no es trivial. Clinton aprovecha estas fiestas navide?as para transmitir la imagen de una persona reconciliada con su familia y consagrada al esp¨ªritu de generosidad propio de la temporada.
La Casa Blanca, como ha contado Howard Kurtz en su libro Spin Cycle: Inside the Clinton Propaganda Machine (El interior de la maquinaria propagand¨ªstica de Clinton) sobre el aparato presidencial de "interpretaci¨®n" de los hechos, se las sabe todas. En ning¨²n momento de este a?o, en que Estados Unidos ha vivido escandalosamente, el presidente ha estado solo e indefenso frente al fiscal Kenneth Starr o a los republicanos conservadores. Al contrario, ha contado con el aparato de propaganda m¨¢s poderoso del planeta. Y, con las encuestas en la mano, este aparato ha medido cada una de las declaraciones, comparencias y actuaciones presidenciales, incluido su papel de "comandante en jefe" en Zorro del Desierto.Desde el domingo, d¨ªa en que fue a misa con su hija Chelsea, todas las apariciones p¨²blicas del presidente est¨¢n relacionadas con Navidad. La imagen que se intenta transmitir es la de un hombre tranquilo, pese a su procesamiento, y, una vez decretado el alto el fuego en Irak, completamente dedicado a la Navidad. El lunes, ¨¦l y Hillary protagonizaron el espect¨¢culo de las cocinas en el centro caritativo; el martes, la pareja ley¨® el cuento Una visita de San Nicol¨¢s a 50 ni?os de Washington, invitados a la Casa Blanca.
Clinton no llevaba ninguna de las corbatas que le regal¨® Monica Lewinsky, sino una decorada con arbolitos de Navidad. Y Hillary le regal¨® a los invitados copias de su nuevo libro: Querido Socks, querido Buddy, una antolog¨ªa de cartas enviadas por ni?os norteamericanos a las mascotas de la Casa Blanca, un gato y un perro labrador.
"El amor", dice el mensaje oficial de Clinton para estas fiestas, difundido ayer, "es el coraz¨®n de la Navidad. El amor a la familia y a los amigos inspira los regalos que cada cual entrega o recibe. El amor nos mueve a rechazar los prejuicios que nos dividen. El amor nos llama a terminar con el sufrimiento de los tocados por la pobreza, la enfermedad, la injusticia y la opresi¨®n". Para remachar la idea de que el presidente act¨²a de acuerdo con el esp¨ªritu navide?o, la principal noticia difundida ayer por la Casa Blanca es que piensa pedirle al Congreso que incluya en el presupuesto para el pr¨®ximo a?o fiscal un paquete de 1.125 millones de d¨®lares como ayuda a los que carecen de hogar, un 15% m¨¢s que el a?o anterior.
Todo est¨¢ calculado. Clinton respeta la tregua navide?a y no habla ni de su impeachment. Mientras, sus aliados se movilizan para crear en el Senado un clima favorable a la censura del presidente. El objetivo es que cuando el Senado reanude sus sesiones, el pr¨®ximo 6 de enero, escuche un clamor favorable a ese castigo simb¨®lico.
Renuncia al legalismo
La Casa Blanca parece haber comprendido que combinar legalismo con pol¨ªtica le dio muy mal resultado en su batalla en la C¨¢mara de Representantes, y ayer se inclinaba hacia abandonar esa estrategia. Los consejeros del presidente renuncian a discutir la constitucionalidad del proceso. Varios senadores ya han adelantado que esa estrategia s¨®lo provocar¨ªa irritaci¨®n contra Clinton.George Mitchell, que fue l¨ªder dem¨®crata en el Senado y mediador exitoso en el conflicto de Irlanda del Norte, ha sido reclutado por la presidencia para negociar con los principales dirigentes de la C¨¢mara Alta. Pero, a¨²n inclin¨¢ndose a favor de la censura, el m¨¢s veterano miembro dem¨®crata del Senado, Robert Byrd, ha desaconsejado que esta f¨®rmula sea propuesta por la propia Casa Blanca. "El Senado", seg¨²n Byrd, "no debe sentirse presionado por la presidencia, ni por nadie".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.