Mucho Valle
Representar a Valle Incl¨¢n nunca ha sido f¨¢cil. En sus tiempos le llamaban "irrepresentable": y hab¨ªa escrito la que puede ser la mejor obra de teatro de toda la historia espa?ola. Cuando se hace, y ahora con bastante frecuencia -una frecuencia incluso estimulada por las subvenciones regionales y estatales-, hay dos peligros que debe costar mucho trabajo rehuir: uno es el de valleinclanizarle.Esperpentizar el esperpento, galleguizar al gallego; y otro exceso, dar prosopopeya al di¨¢logo que, aun empingorotado en palabras dif¨ªciles, inventadas o rescatadas, va directamente a la acci¨®n. Un lenguaje que en cuanto se significa, o se subraya, o se enfatiza, se va al cuerno.
Estoy refiri¨¦ndome a las cuatro piezas que se representan en el teatro Mar¨ªa Guerrero, importadas de Galicia donde se han montado: caen en el valleinclanismo. Son piezas de director que utilizan al autor. Cre¨ª que este vicio que dominaba hace unos a?os la escena espa?ola se hab¨ªa barrido ya, y en el mundo; el protagonismo del director, el del escen¨®grafo. No: aqu¨ª est¨¢n. La idea parte ya de un espacio ¨²nico: un juego de rampas, la ¨²ltima de las cuales es m¨®vil; todos los personajes corren y saltan o las rodean, sea cual sea la obra que se represente.
Valle-Incl¨¢n 98
Teatro do Noroeste y Centro Dram¨¢tico Galego. Int¨¦rpretes: Luma G¨®mez, Elena Atienza, Miguel Pernas, Elina Luaces, Alfonso Agro, Maxo Barjas, Inma A. Souto, Bel¨¦n Constenla, Manuel Basoa, C¨¦sar Mart¨ªnez, Xavier Est¨¦vez, Andr¨¦s Pazos, Luisa Veira, Matilde Blanco, Luisa Merelas, Mara S¨¢nchez, Amalia G¨®mez, Mariana Carbolial, Antonio Durr¨®n, Morris, M¨®nica Garc¨ªa, Xos¨¦ Vilarelle, Ernesto Chao, Nazarel D¨¢vila. Silva. Espacio esc¨¦nico, coordinaci¨®n art¨ªstica general y v¨ªdeo: Antonio F. Sim¨®n. Vestuario, Suso Montera. M¨²sica: Manuel Balboa, grupo Instrumental Siglo XX, direcci¨®n musical de Joam Trillo. Las galas del difunto, direcci¨®n, Xos¨¦ Martins; dramaturgia, Alexandro Moreira. La cabeza del Bautista, direcci¨®n, Helena Pimenta. Ligaz¨®n, direcci¨®n, Manuel Guede Oliva. El embrujado, direcci¨®n, Eduardo Alonso. Teatro Mar¨ªa Guerrero, del Centro Dram¨¢tico Nacional.
Zarzuelismo
?sta es una de las demostraciones mas claras de lo que se ha llamado la escenograf¨ªa indiferente al texto: no sirve a lo que se dice o da raz¨®n a lo que sucede, sino que puede ser para cualquier texto. O para ninguno. La identidad del vestuario es mas explicable, porque da una unidad de lugar; y son trajes naturalistas, incluso harapos demasiado nuevos, lo cual hace caer en otro de los riesgos que corren autores como Valle o Lorca: el zarzuelismo. La colocaci¨®n de grupos, a veces corales, lo manifiesta. Entre el zarzuelismo y el drama rural. Nada mas lejos de la literatura del autor a quien se supone honrar.
Las cuatro obras se pueden ver en una sola sesi¨®n de cinco horas, lo cual requiere una cualidad heroica en el espectador; o en dos sesiones de dos piezas cada una. Asist¨ª a la de cinco horas, que por mi voluntad reduje a la mitad: las programaciones de dos obras me han obligado a verlo todo en tres veces.
No s¨¦ que es peor. La de cinco horas comienza con Las galas del difunto, que Xos¨¦ Martins da con alg¨²n recitativo como de ¨®pera, con movimientos de imitaci¨®n de animales, como se hac¨ªa hace cuarenta a?os. Y con una lentitud exasperante. Se descansa, a continuaci¨®n, con La cabeza del Bautista, por Helena Pimienta, aunque el tenebrismo com¨²n y las desdichadas rampas lo dificulten. Pero el lenguaje es claro y se sabe bien lo que est¨¢ pasando.
Lo cual no sucede en El embrujado, tan bell¨ªsima de texto, en la que Eduardo Alonso fuerza, adem¨¢s de al autor, a los actores, a una sobreactuaci¨®n en la cual me parecen realmente admirables -como el propio "embrujado", sostenido todo el tiempo en cuclillas y salmodiando- pero ineficaces. M¨¢s breve, Ligaz¨®n, de Manuel Guede, tiene la ventaja de que se acaba pronto.
Creo que la idea es mala, empezando por el sistema de marat¨®n o el no s¨¦ si mejor de las dos jornadas. La compa?¨ªa, en cambio, es excelente, con individuales muy notables en el largo reparto, y gustar¨ªa verla haciendo un teatro de resoluciones m¨¢s actuales, de menor engreimiento de la direcci¨®n y de m¨¢s humildad en el respeto a la literatura dram¨¢tica.
El p¨²blico ha comprendido desde el primer d¨ªa a qu¨¦ estaba expuesto; va poca gente, salvo atentos colegiales llevados, que quiz¨¢ se lleven una impresi¨®n incompleta de lo que supone aquello que tienen que estudiar en clase: la escritura de Valle Incl¨¢n, el mundo que describi¨®, la Espa?a de su tiempo y, sobre todo, su propia Galicia que siempre le acompa?¨®.
Era un autor nacionalista en el ¨²nico buen sentido del tiempo: en el de describir las miserias, las injusticias, las supersticiones, el caciquismo que empobrec¨ªan a un pueblo que amaban y de cuya savia nutri¨® su manera de emplear el castellano.
Babelia
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