Despu¨¦s del Golfo 2
LOS CUATRO d¨ªas de bombardeos norteamericanos y brit¨¢nicos en el Golfo han castigado de nuevo a Irak -mucho m¨¢s que a Sadam Husein-; han creado una in¨²til distracci¨®n a los problemas de impeachment del presidente Clinton; y, sobre todo, han llevado agua al molino de los que, como Samuel Huntington, creen que los enfrentamientos del futuro van a ser guerras de civilizaci¨®n, puesto que ideolog¨ªa ya casi no queda. Pero es evidente que no constituyen una pol¨ªtica para tratar el problema de un pa¨ªs que puede ser un peligro para su entorno y que probablemente no ha renunciado a dotarse un d¨ªa de armas de destrucci¨®n masiva.Y no s¨®lo no constituye una pol¨ªtica, sino que ha destruido la anterior, preconizada por el propio Washington, de mantener una presi¨®n de vigilancia y control desde la ONU para rastrear y eliminar todo embri¨®n de agresividad regional que pueda albergar el dictador de Bagdad. No parece probable que Irak, despu¨¦s de una sanci¨®n tan dura como escasamente justificada, al menos por su patente ineficacia -no se destruyen secretos bien guardados a misilazos-, est¨¦ dispuesto a sufrir nuevas visitas del actual equipo de la Unscom, la agencia encargada de inspeccionar el progreso nuclear y qu¨ªmico de Bagdad.
?Y ahora qu¨¦?
Ni la ONU ni la mayor parte del Consejo de Seguridad quisieron asociarse a la incursi¨®n punitiva; Francia, Rusia y China piden una nueva mirada al dossier iraqu¨ª; Alemania e Italia mostraron su incomodidad; los ¨¢rabes prefirieron callar mayormente; y Espa?a estuvo entre los pocos pa¨ªses de alguna entidad que dieron alegremente su apoyo a la operaci¨®n.
Parece claro que uno de los elementos que ha fallado en la te¨®rica estrategia del palo y la zanahoria es que Washington se hab¨ªa olvidado de la zanahoria. En la misma medida en que Bagdad fuera mostrando sus entra?as de destrucci¨®n masiva, si es que le quedan, era l¨®gico que se aliviara el r¨¦gimen de sanciones, de forma que a cumplimiento completo correspondiese levantamiento total del castigo, mientras que hasta la fecha Irak ha ido cumpliendo, es verdad que parcialmente y sin ninguna buena fe, sin obtener a cambio m¨¢s que bombas. La ¨²ltima mejora de sus posibilidades de comprar alimentos y medicinas con el aumento aprobado de su renta petrol¨ªfera ha sido s¨®lo formal porque el estado de su industria del petr¨®leo, bombardeada con sa?a, no le permite servirse apenas de esa liberalidad.
S¨®lo cabe pensar hoy en un sistema de control de la capacidad de locura de Sadam Husein totalmente renovado con respecto al equipo que dirigi¨® el australiano Richard Butler, mayordomo de los intereses norteamericanos, como alguien le ha llamado.
Un nuevo equipo integrado por representantes de naciones menos implicadas en el enfrentamiento con Irak, y con ello, en el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, ha de ser capaz de controlar sin herir innecesariamente la sensibilidad nacional iraqu¨ª, como ocurr¨ªa con frecuencia en el caso de la comisi¨®n dirigida por Butler.
Ese equipo ha de proponer al Consejo de Seguridad un plan de alivio de las sanciones si ha lugar a ello. Y si no, el presidente iraqu¨ª sabr¨¢ a qu¨¦ atenerse. La fuerza puede ser un medio, pero s¨®lo cuando se han agotado otros m¨¦todos para imponer la raz¨®n.
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