Drudge, el rey del "cotilleo amarillo" de Internet
Un columnista del ciberespacio se ha convertido en estrella a costa de romper con las reglas deont¨®logicas
Odiado por la mayor¨ªa de su gremio, Matt Drudge termina este a?o en que Estados Unidos ha vivido escandalosamente como la revelaci¨®n del periodismo estadounidense. Revelaci¨®n personal: ha sido al caso Lewinsky lo que Carl Bernstein y Bob Woodward al caso Watergate, y, sobre todo, revelaci¨®n de un nuevo medio de comunicaci¨®n de masas: Internet. Hay d¨ªas en que su columna en el ciberespacio recibe un mill¨®n de visitas.
"Son un mill¨®n de personas que se enteran gratuitamente de lo que el Gran Hermano, los medios poderosos, no quiere contar, so pretexto de razones profesionales o deontol¨®gicas, pero en realidad por intereses pol¨ªticos o econ¨®micos", dice Drudge. "Internet", a?ade, "est¨¢ permitiendo que cualquier ciudadano pueda ser un reportero".
Sin formaci¨®n universitaria ni experiencia acreditada, Drudge, de 31 a?os, es percibido como un intruso para el grueso de la profesi¨®n period¨ªstica. "Lo que hace no tiene mayor m¨¦rito: airea, sin mayor confirmaci¨®n, todos los cotilleos que le llegan", denuncia Howard Kurtz, el especialista en comunicaci¨®n del Washington Post. Si ha dado m¨¢s exclusivas sobre el caso Lewinsky que los dem¨¢s profesionales juntos es, seg¨²n Kurtz, porque "no juega con las reglas aceptadas por todos: verificar una informaci¨®n con al menos dos fuentes serias".
"Cierto", responde Michael Kinsley, de la revista del ciberespacio Slate, "pero la experiencia de este a?o demuestra que el 80% de sus informaciones son ciertas". Eso se explica, seg¨²n Kinsley, porque "la mayor¨ªa de sus fuentes son periodistas que han conseguido exclusivas, pero que sus editores no quieren difundirlas".
El ascenso al estrellato
As¨ª comenz¨® de hecho el ascenso al estrellato de Drudge. A mediados del pasado enero, Michael Isikoff consigui¨® para Newsweek la noticia de que el fiscal Kenneth Starr hab¨ªa ampliado su investigaci¨®n sobre Clinton a un posible delito de perjurio cometido al negar bajo juramento haber sostenido relaciones sexuales con Monica Lewinsky. Newsweek no quiso publicarla, pero de inmediato Drudge lo cont¨® todo en su columna.Dos d¨ªas despu¨¦s, The Washington Post y Los Angeles Times confirmaron la exactitud de esta historia. Desde entonces, no hay profesional en EE UU que no incluya entre las p¨¢ginas favoritas de su navegador por Internet el Drudge Report. Y es que all¨ª han ido apareciendo, antes que en ning¨²n otro lugar, los aspectos m¨¢s sensacionalistas del caso: que Lewinsky y Clinton practicaban sexo oral, que ella guard¨® un traje manchado con el semen del presidente...
?Basura? Quiz¨¢ s¨ª, como el esc¨¢ndalo en s¨ª. Pero, con independencia de la opini¨®n que merezca,ha supuesto la explosi¨®n de un nuevo medio de comunicaci¨®n. "El caso Lewinsky", dice Kinsley, "es para Internet lo que el asesinato de Kennedy fue para la televisi¨®n: su conversi¨®n en la gran fuerza medi¨¢tica de la ¨¦poca". Por eso, el Congreso de EE UU decidi¨® en septiembre difundir en el ciberespacio el informe Starr.
Hace un a?o, Drudge no era nadie, o mejor dicho, era un nativo de Washington que se hab¨ªa trasladado a Hollywood y que, tras trabajar en un Seven-Eleven, hab¨ªa abierto una columna en Internet. Sus medios eran un apartamento, un ordenador personal y una l¨ªnea telef¨®nica. Y sus lectores iniciales, seg¨²n Kurtz, entre 5 y 10 personas diarias.
Seis meses despu¨¦s, Drudge fue el invitado del National Press Club, la instituci¨®n de Washington que alberga a estadistas y escritores internacionales. "Algunas de las mejores historias period¨ªsticas", dijo, "comienzan como cotilleos. ?En qu¨¦ momento son noticia? Eso es imposible de definir".
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