La medicina alaba la cara amable del vino

La opini¨®n de la ciencia m¨¦dica sobre el vino y el alcohol parece estar cambiando en los ¨²ltimos a?os. Ya no es el curalotodo de la medicina de otro tiempo, que se usaba como anest¨¦sico, desinfectante, reanimador y t¨®nico cardiaco, pero tampoco un t¨®xico que m¨¢s vale evitar. Aunque las autoridades m¨¦dicas denuncian la cara indeseable y peligrosa del alcohol, un mes s¨ª y otro tambi¨¦n sale a la luz alguna investigaci¨®n que bendice las propiedades cardiosaludables del vino cuando se toma con moderaci¨®n.Varias decenas de trabajos cient¨ªficos han puesto de manifiesto en los ¨²ltimos a?os que los bebedores moderados tienen menor mortalidad cardiovascular que los abstemios. Hay incluso alg¨²n estudio que ha apuntado que adem¨¢s tienen menos riesgo de sufrir degeneraci¨®n macular en el ojo, la causa m¨¢s frecuente de p¨¦rdida de visi¨®n y ceguera en mayores de 65 a?os.

La semana pasada, la revista m¨¦dica The Lancet publicaba un estudio sobre el descenso de la mortalidad entre las personas que han padecido un infarto y beben moderadamente. Y d¨ªas atr¨¢s, otra publicaci¨®n de m¨¢ximo prestigio, Stroke, daba cuenta del menor riesgo de sufrir un accidente cerebral isqu¨¦mico entre quienes beben de dos a seis vasos de vino a la semana respecto a quienes no prueban el alcohol.

"El vino es cardiosaludable para los hombres mayores de 40 a?os y las mujeres mayores de 50, pero hasta esa edad no se ha comprobado un efecto beneficioso", dice la cardi¨®loga Isabel Rayo, del hospital Doce de Octubre de Madrid. "El beneficio del vino es mayor en las poblaciones de elevado riesgo cardiovascular. En la gente joven es superior el riesgo al beneficio", a?ade el cardi¨®logo Emilio Mar¨ªn, del hospital madrile?o Ram¨®n y Cajal.

El dictamen m¨¦dico sobre el vino y el alcohol se basa en el balance entre los efectos beneficiosos y los riesgos del consumo. Aunque la medicina no es una ciencia exacta, no por eso deja de echar cuentas. Y cuando el saldo neto sale positivo, la bebida puede considerarse cardiosaludable. Pero esto s¨®lo ocurre en la poblaci¨®n con mayor riesgo de aterosclerosis: personas de edad, con factores de riesgo o que han padecido accidentes cardiovasculares.

En la poblaci¨®n general y en los j¨®venes "no est¨¢ demostrado el beneficio del consumo de alcohol, ni siquiera en cantidades moderadas", afirman Rayo y Mar¨ªn en un trabajo de revisi¨®n publicado este a?o en la Revista Espa?ola de Cardiolog¨ªa, "ya que aumenta la mortalidad por otras causas, fundamentalmente por accidentes, cirrosis hep¨¢tica y algunos tipos de c¨¢ncer".

La asociaci¨®n entre consumo de alcohol y riesgo cardiovascular dibuja una t¨ªpica curva en J, seg¨²n la cual los abstemios tienen un riesgo mayor que los bebedores de una cantidad moderada de alcohol, a partir de la cual el riesgo se dispara.

Aunque no hay un criterio un¨¢nime, por moderaci¨®n se entiende no beber m¨¢s de 30 gramos de alcohol diarios. Esto viene a representar unas tres unidades de alcohol diarias (una unidad es una cerveza o una copa de vino) en el hombre y dos en la mujer.

Lo que est¨¢ claro es que el vino no puede considerarse una medicina. Cualquier medicamento produce un efecto beneficioso y unos efectos secundarios razonables. Pero en el caso del vino, esos efectos adversos son desproporcionados y bien conocidos. Como dicen Rayo y Mar¨ªn, "no se justifica considerar al alcohol como una sustancia terap¨¦utica".