Respuesta a Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu
El s¨ªmil "Novelas y champi?ones", publicado el 14 de diciembre en EL PA?S por Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, me da la impresi¨®n de que el autor lamenta la inexistencia de un corporativismo f¨¦rreo dentro de la profesi¨®n novel¨ªstica a semejanza de muchas otras profesiones liberales. Es bien conocido que en el complejo mundo de la literatura, la mera idea de tratar de implantar cualquier tipo de monopolio elitista, resultar¨ªa una utop¨ªa. La mente humana act¨²a b¨¢sica e intr¨ªnsecamente en solitario; sujeta a prol¨ªfica creatividad que, con frecuencia, salta cualquier norma restrictiva que se interponga en su camino. Ninguna dictadura ha podido controlar o doblegar al desarrollo del intelecto, por formar parte esencial del esp¨ªritu del ser humano. La evoluci¨®n de la vida, as¨ª como la libertad de expresi¨®n (garantizada por nuestra Constituci¨®n) permiten la posibilidad de participar a todo individuo en exponer sus dotes literarias. La facultad de expresar sentimientos, puntos de vista, o el vasto poder de la imaginaci¨®n, no es intrusismo, sino m¨¢s bien privilegio de todos; no es s¨®lo prerrogativa de los que hayan cursado estudios superiores. Saramago, el reciente premio Nobel de Literatura es un buen ejemplo. No creo tampoco que sea obsesivo, ni exclusivo del espa?ol "escribir y publicar su propia novela" y que ello pudiera despertar alarma social; esta faceta suele tambi¨¦n ocurrir en la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales. A mi juicio, cuanta mayor pluralidad de participaci¨®n exista, m¨¢s beneficioso ser¨¢ para mejorar la interacci¨®n social y cultural entre los diversos pueblos, porque la literatura y la informaci¨®n no se prolifera lo suficiente. Sobre el triple paradigma de: "Plantar un ¨¢rbol, tener un hijo y escribir un libro", el ser humano experimenta una grata sensaci¨®n consiguiendo alguno de ellos (especialmente los dos ¨²ltimos). Y siente que su paso por la vida no pasa desapercibido. A este respecto, en el ¨²ltimo caso, Margaret Mitchell s¨®lo escribi¨® una novela: "Lo que el viento se llev¨®". Posiblemente el mayor best-seller del siglo. Result¨® un champi?¨®n muy especial. Resumiendo, el impacto de la obra califica al buen escritor y no al rev¨¦s. Me gustar¨ªa que los "champi?ones" sigan brotando y multiplic¨¢ndose con objeto de ir arrinconando a las mentalidades estrechas; ello ser¨ªa buen signo de que la literatura siga extendi¨¦ndose, incrementando adeptos.- . .
Un poema a la FAPA
Se?or presidente de la FAPA Nueva Escuela de Sevilla: Tengo para usted una adaptaci¨®n del poeta de B. B., l¨¦ase Bertolt Brecht, no Brigitte Bardot ni Bartolom¨¦ Burro. A m¨ª, el poema original, que trata sobre dictadores y dictaduras, me lo ense?¨® un maestro al que no insultaban mis padres en casa ni en la calle, ni por escrito ni oralmente. "Cre¨® una asociaci¨®n de padres, y me agrad¨®. / Me dijeron que estaba resentido contra la escuela, y me import¨®. / Me dijeron que quer¨ªa medrar pol¨ªticamente, y no me import¨®. / Le dieron un despacho en la Delegaci¨®n, y no me import¨®. / Public¨® un panfleto insultando a los profesionales que se dejan la voz y la vida, tap¨¢ndole errores educativos de sus hijos. / Y no me import¨®. / Consigui¨® ayuda de la Diputaci¨®n, a la que estos profesionales tambi¨¦n mantienen, y me import¨®. / ?Pero ya era tarde! / ?No cambies de FAPA! / ?Cambia la FAPA y a su presidente!- y 34 firmas m¨¢s del claustro de profesores del CP Jos¨¦ Pay¨¢n Garrido. .
Solidaridad
Quiero hacer part¨ªcipes con esta carta a todos los que la lean de la experiencia vivida por m¨ª en una jornada que dediqu¨¦ a la solidaridad. El viernes d¨ªa 11 de diciembre se celebr¨® el d¨ªa de las enfermedades que afectan al crecimiento, por lo que ADAC instal¨® mesas informativas en varios lugares de Sevilla para recoger dinero, dar informaci¨®n sobre la asociaci¨®n y los aspectos que cubre, etc¨¦tera. Cuando acabamos el d¨ªa todos coment¨¢bamos que hab¨ªamos aprendido lo duro que era estar pidiendo dinero para una buena causa y que nadie colaborara, y no s¨®lo eso, sino que ni siquiera se dignaran a contestar. Pasaban algunos que ni tan s¨®lo se paraban para escucharte, aunque en algunos casos eso era mejor que escuchar otra vez la misma frase: "Ya he colaborado", "no tengo suelto", "no tengo dinero". Seguramente esto no me sentar¨ªa tan mal si notara que dicen la verdad, pero a la mayor¨ªa se les nota que hablan mec¨¢nicamente, que traen pensada la frase desde que te vieron a lo lejos con la hucha, por si acaso no lograban esquivarte. Por otro lado, lo que m¨¢s me llam¨® la atenci¨®n es que la gente que parec¨ªa que menos ten¨ªa era la que m¨¢s colaboraba, aunque parezca un t¨®pico, y, sin embargo, cuando pasaban otras personas de esas que al verlas piensas a ¨¦l o a ella no les falta de nada, me sorprend¨ªa que ni siquiera tuvieran un minuto para escucharme o "cinco duros" para colaborar. Algunos piensan: ?Qu¨¦ va a cambiar porque yo colabore si nadie lo hace, si no se va a arreglar nada por mi aportaci¨®n personal? Si todo el mundo pensara igual, si los misioneros y mucha gente que se dedica a ayudar a los dem¨¢s a cambio de nada pensaran as¨ª, este mundo ir¨ªa todav¨ªa peor.- . .
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