Francia quita importancia a los incendios de coches por los j¨®venes para evitar m¨¢s asaltos
Durante la pasada Nochevieja, 38 coches ardieron en Estrasburgo, 12 en Nantes, 6 en Marsella, 11 en Mulhouse, 13 en los alrededores de Par¨ªs y un n¨²mero indeterminado en otras ciudades francesas. De pronto los medios de comunicaci¨®n intentan quitar importancia a los incendios rituales que punt¨²an ciertas celebraciones nocturnas en fechas se?aladas. "Hemos constatado una correlaci¨®n de causa-efecto entre la mediatizaci¨®n del fen¨®meno y el n¨²mero de veh¨ªculos quemados", afirmaba ayer el prefecto de Alsacia ante la decisi¨®n de minimizar los actos vand¨¢licos.
Las explicaciones de los soci¨®logos recurren a todos los t¨®picos -"son j¨®venes que tienen algo que decir y que no pueden expresarse"- para dar sentido a unas explosiones de violencia que, cada vez m¨¢s, aprovechan lo que en Francia se denomina "la tregua de los confiteros", es decir, los periodos de fiestas en los que disminuye el flujo de informaci¨®n y en el que cualquier gamberrada es susceptible de convertirse en noticia de apertura de los telediarios. "La Nochevieja se ha convertido en aniversario [de celebraciones semejantes a las que hay que superar] porque as¨ª lo han querido los medios de comunicaci¨®n", dec¨ªa un responsable del Ayuntamiento de Estrasburgo. Uno de los j¨®venes detenidos comentaba que "este a?o no hemos salido en el telediario de TF1". Si en 1997 m¨¢s de cien coches se transformaron en antorchas en la capital alsaciana, este 31 de diciembre de 1998 ha sido m¨¢s modesto. No obstante, "38 coches quemados son 38 coches destruidos de m¨¢s", conclu¨ªa un desanimado Roland Ries, alcalde de Estrasburgo. Su operaci¨®n Mix-Max -m¨²sica, transporte, deportes y baile a buen precio para todos los j¨®venes- no ha tenido el efecto disuasorio esperado. "No ha sido una iniciativa milagrosa. Todo hubiese podido salir mejor aunque tambi¨¦n hubiese podido ser peor. Hay que esperar y hacer un an¨¢lisis tranquilo de todo para evaluar los resultados de nuestras acciones". Para la polic¨ªa y los bomberos, la de San Silvestre es una noche de hogueras y violencia. No s¨®lo coches, sino tambi¨¦n cabinas telef¨®nicas, hipermercados y centenares de papeleras arden mientras acaba un a?o y comienza otro. En el barrio de Neuhof, en Estrasburgo, el fuego fue adem¨¢s utilizado como se?uelo para emboscar a la polic¨ªa.
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