Miguel Morr¨¢s, el arco iris palidece
El ciclista del ONCE, llamado a suceder a los grandes, se plantea dejar la bicicleta
A Miguel Morr¨¢s le cuesta aclararse si es ciclista o no. A estas alturas, podr¨ªa no regresar jam¨¢s a la competici¨®n. O s¨ª. El ciclista del ONCE-Deutsche Bank (22 a?os) se ha pasado los ¨²ltimos dos a?os en el pelot¨®n de los convalecientes, afectado por inc¨®modas dolencias. Hoy en condiciones, ma?ana frenado por repentinas molestias. Incapaz de entrenarse de forma continua, mucho menos de competir, el primer espa?ol en lucir un maillot arcoiris -gan¨® los mundiales de Quito en categor¨ªa juvenil- conseguido en la carretera empieza a descolgarse seriamente de su profesi¨®n. Sin dramas, instalado en la distancia que le confiere la frialdad de su car¨¢cter, en la serenidad que le convirti¨® en el m¨¢s precoz de los campeones espa?oles.Su futuro depende de la fortuna, de su tenacidad para encontrar el origen de sus males, de la habilidad de los m¨¦dicos. ?Qu¨¦ le pasa exactamente? Nada en concreto, mucho en general. Todos especulan. Fichado por Manolo S¨¢iz con 19 a?os despu¨¦s de un tr¨¢nsito visto y no visto por la categor¨ªa de aficionados (corri¨® un a?o en el filial del Banesto), a Morr¨¢s empez¨® a molestarle un poco todo: primero un mal de rodillas, m¨¢s tarde una sensaci¨®n de sobrecarga muscular, despu¨¦s el tobillo, luego la parte superior de uno de sus gemelos... Escuch¨® diagn¨®sticos diferentes para cada uno de estos casos. Que si el problema son sus piernas algo arqueadas (Ullrich o Julen Guerrero tienen este rasgo m¨¢s acentuado), que si tiene una pierna medio cent¨ªmetro m¨¢s corta que la otra (y qui¨¦n no), que al variar la postura sobre su bicicleta para aliviar sus dolores originales sufri¨® una descompensaci¨®n que afect¨® a su musculatura... El ¨²nico diagn¨®stico definitivo se escribe con interrogantes. Entretanto, una peregrinaci¨®n en las consultas y un distanciamiento progresivo de la profesi¨®n ciclista.
El talento sepultado
Morr¨¢s es un fen¨®meno del ciclismo, m¨¢s por obligaci¨®n que por convicci¨®n, casi por decreto de la naturaleza. El m¨¦dico que le sigui¨® en los mundiales juveniles de Quito destaca la extrema calidad de su musculatura, su entorno alaba su naturalidad sobre la bicicleta, su distanciamiento en competici¨®n de cualquier sentimiento ajeno a su instinto. En Morr¨¢s, lo l¨®gico es ganar, consecuencia directa de su superioridad. Sin embargo, podr¨ªa desvanecerse sin m¨¢s se?as que una escueta rueda de prensa, uno de esos actos que sirven para rellenar las columnas de breves en la prensa. El talento sepultado bajo dos o tres paladas de l¨ªneas an¨®nimas.
Podr¨ªa ser ciclista pero no necesita serlo. Afirma que todav¨ªa se siente corredor, que espera dar con la soluci¨®n y regresar al asfalto. Es una de esas personas naturalmente predispuestas al ¨¦xito: excelente futbolista, ciclista iluminado, estudiante aplicado. En su caso no hay urgencia, tiene un futuro al que asirse. Universitario brillante, domina el franc¨¦s (vivi¨® 6 a?os en el pa¨ªs vecino), habla ingl¨¦s (el a?o pasado permaneci¨® seis meses en Londres), pronto empezar¨¢ a estudiar alem¨¢n y maneja al un¨ªsono las carreras de econ¨®micas y derecho (¨¦sta por la UNED) en una prestigiosa universidad norteamericana afincada en Madrid. El ONCE-Deutsche Bank respetar¨¢ hasta el final su contrato de cuatro a?os (que finaliza en 1999) y pagar¨¢ cualquier servicio m¨¦dico solicitado por el ciclista, pero ambas partes admiten su des¨¢nimo ante la falta de resultados. Ahora mismo, el Doctor Guill¨¦n estudia su caso. Para no variar, sin avances significativos. Tanto S¨¢iz como Morr¨¢s se reconocen como espectadores de un fen¨®meno que les supera: les encantar¨ªa dar con la clave, pero a estas alturas les puede el pesimismo. Morr¨¢s s¨®lo se revela cuando le insin¨²an que su problema es psicol¨®gico, que los males no existen fuera de su cabeza. "Yo s¨¦ que tengo problemas, que son f¨ªsicos, y que me impiden entrenarme como debe hacerlo un profesional -explica el ciclista-. Tan pronto estoy bien como mal, me han mirado muchos m¨¦dicos pero nadie encuentra el origen del problema. El equipo me paga las visitas a los m¨¦dicos pero yo sigo sin avanzar".
Rastreando en el origen de sus problemas, se lleg¨® a creer en una adolescencia plagada de esfuerzos inapropiados. No es as¨ª. S¨®lo ha conocido tres equipos (Club Ciclista de Estella, Banesto y ONCE-Deutsche Bank) de los que cabe elogiar el trato exquisito de todos los t¨¦cnicos: en juveniles no corri¨® una sola vuelta y en aficionados seleccionaron con pinzas su calendario. El tiempo ha instalado al ex campe¨®n del mundo juvenil en una deprimente din¨¢mica de esperanzas frustradas. Como aquel que consigue controlar sus tripas en una monta?a rusa.
Sin lamentos
S¨®lo un pensamiento evocado en voz alta, nunca realmente un lamento, altera el inmovilismo de la situaci¨®n: ?tomar¨¢n cartas en el asunto aquellos estamentos (el Consejo Superior de Deportes, las federaciones, entre otros) que se acercaron a Morr¨¢s cuando todav¨ªa resplandec¨ªa el maillot arcoriris? ?podr¨ªa estudiarse su caso en el extranjero, en las manos de los mejores especialistas? En principio, todo atisbo de soluci¨®n deber¨¢ remitirse a la respuesta afirmativa de ambas interrogantes. O eso, o esperar una pirueta de los acontecimientos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.