Arraigo y tercera ola
En los c¨®nclaves ideol¨®gicos del centro-derecha flota una cierta melancol¨ªa cuando se habla de futuro tras hacer balance positivo del resultado de la guerra fr¨ªa y de la aceptaci¨®n urbi et orbi de la naturaleza del mercado. Es una fase retr¨¢ctil, como la sensaci¨®n de un l¨ªmite m¨¢s all¨¢ del cual los electores priman la seguridad sobre el riesgo, en la que no se puede predicar a favor del esfuerzo y la meritocracia sin ofrecer contrapartidas de compasi¨®n y solidaridad, dos grandes cortadas ret¨®ricas de hoy. Tampoco el pragmatismo basta como combustible exclusivo.Para algunos analistas ocurre que los partidos cuyas ideas y principios logran predominar, a la larga eso les causa perjuicios electorales, aunque la gran pol¨ªtica no suele ser practicable sin una sedimentaci¨®n previa de ideas. Seg¨²n esta conclusi¨®n parad¨®jica, el triunfo de una ideolog¨ªa perjudica a largo plazo al partido pol¨ªtico que la sustenta. As¨ª se explicar¨ªa el triunfo electoral de Tony Blair, aceptando tantas propuestas y logros del thatcherismo, despu¨¦s de ver diluidos tantos objetivos laboristas. A mayor vaguedad de la Tercera V¨ªa, m¨¢s terreno para para actuar sin nuevas ideas, con la oreja pegada al terreno de las encuestas, como los apaches adivinaban un galope lejano.
En Francia, la oposici¨®n es un marasmo, con el lastre de Le Pen, y en Italia la reconversi¨®n de Fini y las inc¨®gnitas sobre el futuro de Berlusconi dejan paso a curiosas aritm¨¦ticas parlamentarias. Quiz¨¢ Alemania y el Reino Unido sean los dos pa¨ªses en los que, estando en la oposici¨®n la democracia cristiana y el partido conservador, sea practicable una reflexi¨®n decisiva sobre estrategias e ideas de centro-derecha. Todav¨ªa no. Se tratar¨¢ de ver si los posicionamientos centristas rinden dividendos. La postindustrializaci¨®n y el poder de las clases medias obligan a afinar mucho los mensajes y a los pol¨ªticos les cuesta m¨¢s distinguir entre estrategia e ideas. Tras el primer pulso entre Schr?der y Lafontaine, no es exagerado sospechar que el Nuevo Centro que desaloj¨® a Kohl fue una operaci¨®n de cosm¨¦tica que, en t¨¦rminos europeos, puede ser bastante costosa. En un momento crucial para la independencia de la autoridad monetaria europea, Lafontaine evita dar fortaleza al euro.
Habr¨¢ que saber c¨®mo desde el centro-derecha se afrontan la globalizaci¨®n, la rigidez del mercado laboral, las asimetr¨ªas del euro, la diet¨¦tica del Estado providencia, nuevos sistemas de representaci¨®n, una reforma educativa de gran calado y la defensa de valores morales y sociales. Centro-derecha y centro-izquierda apuestan por la familia, por ejemplo, pero deber¨¢n explicar c¨®mo.
La alianza socialdem¨®crata con Los Verdes quiz¨¢ acent¨²e su cariz compasivo y su compromiso con la madre tierra: el centro-derecha pudiera entrar en el mismo juego, cuando en realidad le corresponde explicar los costes del ecologismo y las soluciones de mercado que son m¨¢s eficaces a la hora de preservar el medio ambiente. Las alianzas con Los Verdes auguran un proceso de hiper-regulaci¨®n negativo para la competitividad y erosivo para el juego de fuerzas en la Uni¨®n Europea. Ante la mutaci¨®n tecnocient¨ªfica, la derecha europea -al igual que la izquierda- est¨¢ lejos de asumir esa gran complejidad cuyo desentra?amiento significa verdadero poder. En EE UU, el descabalgado Newt Gingrich -en el partido republicano- y el vicepresidente Al Gore -entre los dem¨®cratas- llevan tiempo empap¨¢ndose de prospectiva y nuevas tecnolog¨ªas, a diferencia de la mayor¨ªa de pol¨ªticos europeos. Gingrich ha escrito que, desde los mercados financieros y la CNN hasta los avances de la revoluci¨®n biol¨®gica y su impacto en la salud y en la producci¨®n agr¨ªcola, advertimos que virtualmente en cada frente la revoluci¨®n de la informaci¨®n transforma el tejido, el ritmo y la sustancia de nuestros d¨ªas. Es la pol¨ªtica de la tercera ola.
En la oposici¨®n en gran parte de Europa, al centro-derecha le llega el turno de reformularse y explicarse. Contra la estrategia anti-pensamiento ¨²nico es pertinente razonar que los m¨¢s beneficiados por el rigor antiinflacionario son quienes tienen menor capacidad adquisitiva. Frente a la lograda caricatura de la derecha depredadora, ejecutorias como la prosperidad y el logro europeo no ser¨¢n suficientes si no se asimilan a una estrategia de ideas-fuerza. En el transcurso de la imprescindible articulaci¨®n intelectual, el concepto de tercera ola es crucial pero no ¨²nico.
Los l¨ªmites de la cancha est¨¢n entre la globalidad y el arraigo, el riesgo y la seguridad, el individualismo y lo comunitario, la presi¨®n fiscal y la libertad de consumidor. Queda a¨²n, por lo dem¨¢s, el enfrentamiento cultural entre el talante rupturista que dimana de mayo de 1968 y la querencia de un retorno a lo cl¨¢sico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.