La derecha en la ¨¦poca post-neoliberal
El neoliberalismo, que surgi¨® como una extrapolaci¨®n espuria del liberalismo pol¨ªtico al terreno de la econom¨ªa, es ya historia. Su bandera fue un "Estado m¨ªnimo" que no interviniera en los mercados. Ante una crisis como la de finales de los a?os setenta, con d¨¦ficit fiscales crecientes y una espiral recurrente de precios-salarios, el mensaje del neoliberalismo tuvo un gran impacto, aumentado por el radicalismo con que fue aplicado por varios Gobiernos. Sobre todo los Gobiernos de Margaret Thatcher marcaron una ruptura con el pasado de su Partido Conservador. La dama de hierro no se dedic¨® ciertamente a conservar, sino que arremeti¨® con celo reformista contra el estado de las cosas en el Reino Unido, ante la estupefacci¨®n de sus correligionarios y el esc¨¢ndalo de sus opositores.Lo malo fue que el radicalismo neoliberal no era moderado, sino fundamentalista, y no era flexible, sino dogm¨¢tico. La desregulaci¨®n financiera que impuls¨®, y su pol¨ªtica monetaria dirigida exclusivamente al control de la masa monetaria, aceleraron la globalizaci¨®n de los mercados financieros. Pero si el neoliberalismo sirvi¨® a la globalizaci¨®n, esta ¨²ltima ha sido el mejor exponente de su fracaso: una vez m¨¢s, la revoluci¨®n se ha comido a sus hijos. El axioma neoliberal de la autorregulaci¨®n de los mercados financieros internacionales ha tropezado con la evidencia de los abultados e indiscriminados desbarajustes que los flujos financieros transfronterizos dejados a s¨ª mismos pueden producir. As¨ª lo ha advertido en las p¨¢ginas de este mismo diario George Soros, el megaoperador internacional, temeroso de un colapso del sistema. Y despu¨¦s de la ¨²ltima alarma de recesi¨®n mundial, las autoridades econ¨®micas, desde distintos foros internacionales, han comenzado ya a sugerir la necesidad de supervisar los movimientos de capital a corto plazo...
Los errores del neoliberalismo en la arena internacional s¨®lo son comparables a los problemas que ha creado en la esfera dom¨¦stica. ?Recuerdan las lecciones televisadas que sol¨ªa impartir Milton Friedman desde diversos pa¨ªses del sureste asi¨¢tico, habl¨¢ndonos de las excelencias de aquellos mercados libres, que crec¨ªan sin el cors¨¦ del Estado? Unos a?os m¨¢s tarde hemos asistido at¨®nitos a una crisis, ?precisamente en esos pa¨ªses!, ocasionada por la connivencia entre unos mercados pretendidamente libres y unos Estados que, quieras que no, segu¨ªan existiendo e interviniendo, pero que eran manifiestamente ineficientes y corruptos. ?Y qu¨¦ decir de la brecha social ocasionada por la desregulaci¨®n a ultranza en los EEUU o en el Reino Unido? El ¨¦xito de Clinton, o la popularidad del nuevo laborismo brit¨¢nico, a pesar de los pesares, s¨®lo se explican por la tarea de reconstrucci¨®n social que ambos se han impuesto para reparar los da?os ocasionados por el radicalismo neoliberal.
Prosperidad ef¨ªmera y para muy pocos, dogmas que no sirven en tiempos de globalizaci¨®n, ret¨®ricas que no se corresponden con la realidad, nuevas divisiones sociales: ¨¦stos son los lastres que han hundido al radicalismo neoliberal. Debido a ello, la derecha es hoy una opci¨®n pol¨ªtica hu¨¦rfana de referentes te¨®ricos y, en consecuencia, ecl¨¦ctica y confusa en el plano de las ideas. Escuchemos al Grupo del Partido Popular Europeo hablando del problema m¨¢s candente, el desempleo. Comprobaremos que junto a una de cal, siguiendo el esp¨ªritu de Delors, dan dos de arena dignas del reaganismo m¨¢s ultramontano: as¨ª, junto a invocaciones a la econom¨ªa social de mercado, aseguran que "los derechos de cada asalariado deber¨ªan ser ajustados a su personalidad, a fin de promover soluciones individuales basadas en sus diferentes necesidades y ambiciones" (Consejo del PPE, 27-3-97).
La derecha tiende a apoyarse m¨¢s en la imagen que en los valores. Pero aunque sea en el plano medi¨¢tico, la confusi¨®n de orientaciones b¨¢sicas no es gu¨ªa aconsejable en tiempos de grandes cambios. Por eso ha emprendido la derecha una b¨²squeda de nuevos referentes. Va a ser dif¨ªcil que esa operaci¨®n tenga visos de m¨ªnimos de credibilidad sin deshacer primero la burda traslaci¨®n que hizo del liberalismo pol¨ªtico (que predica la responsabilidad del individuo) en liberalismo econ¨®mico (que intent¨® abolir la responsabilidad p¨²blica).
En tanto siga la derecha confusa en el plano doctrinal, y dividida entre la b¨²squeda de un nuevo lenguaje "pol¨ªticamente correcto" y la aplicaci¨®n en la pr¨¢ctica de las viejas pol¨ªticas neoliberales, experimentar¨¢ en esta ¨¦poca "post-neoliberal" dificultades pol¨ªticas. Eso es exactamente lo que est¨¢ ocurriendo en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos y por eso el electorado le ha dado la espalda.
En Espa?a la derecha se encuentra en una encrucijada parecida: se apunta a planes de empleo de centro en la letra, pero no ampl¨ªa las previsiones presupuestarias para resolver efectivamente el problema del paro; acaba de romper el principio de la sanidad ¨²nica, y al tiempo nos anuncia un espect¨¢culo centrista en su Congreso de enero. Son, en definitiva, las tribulaciones de una derecha confusa.
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