Peligroso y traicionero

La muerte por inhalaci¨®n de mon¨®xido de carbono sume en una suerte de sue?o dulce a sus v¨ªctimas. No avisa. Los s¨ªntomas previos al sue?o, del que muchas veces no se despierta, son mareo, n¨¢useas y, finalmente, el desvanecimiento. Este tipo de fallecimientos, que tr¨¢gicamente sacuden Madrid cuando las calderas funcionan a tope para atemperar los fr¨ªos invernales, se deben a una mala combusti¨®n. Si la llama de una caldera, que debe ser azulada, se torna ruidosa, rojiza y con puntas amarillas, es signo de que la combusti¨®n falla. Y ello se debe a una falta de ox¨ªgeno. La combusti¨®n, entonces, en vez de liberar vapor de agua y anh¨ªdrido carb¨®nico, desprende el venenoso y letal mon¨®xido de carbono. Al inhalarlo, el mon¨®xido se mezcla en la sangre con la hemoglobina -que transporta el ox¨ªgeno- y forma carboxihemoglobina a una velocidad 210 veces mayor que el ox¨ªgeno. La muerte llega por asfixia, ya que arrebata r¨¢pidamente a la sangre el ox¨ªgeno del cuerpo y, simult¨¢neamente, impide que la corriente sangu¨ªnea elimine los residuos de anh¨ªdrido carb¨®nico que normalmente lleva de vuelta a los pulmones.Para evitar estos traicioneros accidentes, Repsol aconseja observar peri¨®dicamente el color y aspecto de la llama de la caldera y avisar a los t¨¦cnicos en cuanto se advierta alguna anomal¨ªa. Y no olvidar las preceptivas revisiones. Es fundamental que las calderas est¨¦n situadas en lugares con ventilaci¨®n.