Gil, en prisi¨®n

EL PROMOTOR inmobiliario Jes¨²s Gil y Gil, que es tambi¨¦n alcalde de Marbella, presidente de un partido llamado GIL y de un conocido club de f¨²tbol, ingres¨® ayer en prisi¨®n por orden del juez que investiga su presunta relaci¨®n con sendos delitos de malversaci¨®n de fondos y falsedad en documento p¨²blico. La permanente confusi¨®n entre las diferentes ocupaciones de Gil ha marcado su trayectoria desde hace a?os. Ahora parece que el juez tiene indicios de que esa confusi¨®n ha encubierto comportamientos delictivos. Las acusaciones guardan relaci¨®n con la contrataci¨®n que el alcalde Gil hizo con el empresario Gil, propietario del Atl¨¦tico de Madrid, para que los jugadores de ese club lucieran en sus camisetas el nombre de la bella ciudad malague?a como publicidad. Los socialistas presentaron en 1996 una denuncia por considerar ilegal que un alcalde pueda contratar un servicio, en este caso de publicidad, con una empresa de su propiedad. En un informe redactado en 1995, el interventor municipal ya constat¨® que los primeros 450 millones pagados al club no se hab¨ªan consignado en las cuentas municipales.

Como resultado de la investigaci¨®n abierta por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, en octubre pasado se orden¨® el registro judicial de las oficinas del club y la intervenci¨®n en el Ayuntamiento de documentaci¨®n que relacionara al municipio con el Atl¨¦tico de Madrid. Se supone que la orden de prisi¨®n es la consecuencia del an¨¢lisis de tales documentos. Seg¨²n trascendi¨® ayer, el fiscal del caso acusa a Gil de haber falsificado a posteriori, en 1995, los contratos correspondientes a las temporadas 1991-1992 y 1992-1993, por un importe de 450 millones de pesetas.

Ciertamente, no parece muy legal que contratador y contratado sean la misma persona cuando el primero act¨²a como cargo p¨²blico. Es posible que Gil se limitara a aplicar a las relaciones entre el Ayuntamiento y el Atl¨¦tico de Madrid la misma aparente confusi¨®n que, desde que accedi¨® a la presidencia, preside las relaciones entre las cuentas del club y las de otras actividades privadas del presidente. Sin que tal cosa presuponga un intento de lucrarse, esa confusi¨®n es ya bastante discutible, porque un club de f¨²tbol es algo m¨¢s que una sociedad mercantil privada.

Pero la cosa es mucho m¨¢s grave cuando los fondos que se utilizan son p¨²blicos. Ser alcalde, no equivale a ser propietario de un municipio. Gil se defendi¨® diciendo que el contrato era muy beneficioso para Marbella porque hab¨ªa empresas que ofrec¨ªan m¨¢s dinero para figurar en las camisetas, pero eso no prueba la necesidad de esa singular publicidad para el municipio a trav¨¦s de una empresa presidida por el alcalde.

En su d¨ªa Gil afirm¨® que la orden de registro de octubre fue una venganza ordenada por el Gobierno por su intenci¨®n de presentarse a las elecciones de Ceuta y Melilla. La ¨²ltima palabra la tienen los jueces. Pero al margen de la consistencia de las pruebas en que se basan las acusaciones, la prisi¨®n incondicional dictada parece una medida demasiado grave cuando es evidente que no existe riesgo de fuga.